Cádiz, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -.
Investigadores de la Policía Nacional han detenido en Cádiz a seis personas por estafa, usurpación de domicilio conyugal y pertenencia a un grupo organizado que sustraía fraudulentamente los datos bancarios de las víctimas suplantando la identidad de empleados de entidades bancarias y utilizándolos para realizar compras por Internet. Los principales sospechosos también han sido acusados de agresión y robo de un vehículo a motor.
En total, se han esclarecido 150 casos de estafa y numerosas usurpaciones de identidad, estimándose el importe total defraudado en más de 68.000 euros, según la Policía Nacional. Las investigaciones continúan abiertas y no se descarta que los implicados puedan ser detenidos en el futuro.
Los detenidos enviaban mensajes de texto con enlaces maliciosos para obtener los datos de las víctimas y se hacían pasar por operadores bancarios, exigiendo datos de cuentas y tarjetas bancarias y otros datos. Dos miembros del grupo se dedicaban a tomar los pedidos de las tiendas, mientras que otro se encargaba de conducir y transportar la mercancía.
Los principales sospechosos recogían pedidos de artículos de gran valor, como smartphones, videoconsolas y ordenadores de gama alta, que se compraban a través de la web y se podían recoger en la tienda.
La investigación se inició a principios de octubre, cuando se descubrió que un cliente de una tienda de electrónica había intentado retirar mercancías de una tienda en línea presuntamente fraudulenta. Se pidió al sospechoso que acudiera al servicio de atención al cliente para demostrar su identidad antes de entregar la mercancía. El hombre se encontró en una situación comprometida con un vigilante de seguridad privada y, tras un forcejeo, huyó repentinamente, hiriendo a uno de los empleados que trató de impedir su huida por la puerta de la tienda.
A raíz de estos hechos se inició una investigación para identificar al sospechoso y descubrir al resto de personas implicadas en el citado fraude con la compra de electrodomésticos. Las cámaras de vigilancia confirmaron que el sospechoso había huido en una moto conducida por otra persona que le había tendido una emboscada en el exterior. La investigación condujo a la identificación del sospechoso, que contaba con condenas anteriores por fraude y blanqueo de capitales y era miembro de una organización delictiva. Una vez establecida la identidad, la investigación continuó y se descubrió que la moto había sido robada en San Fernando.
En el curso de la investigación, los investigadores recabaron información sobre denuncias de compras fraudulentas, cuyo modus operandi era el mismo. Llamaban a alguien haciéndose pasar por un banco, solicitaban los datos de la cuenta bancaria o de la tarjeta bancaria y posteriormente los utilizaban para realizar compras fraudulentas por Internet, identificar fraudulentamente a la víctima y recoger el pedido en un autoservicio de entrega.
El modus operandi de la estafa permitió identificar a otros dos individuos que colaboraban con el autor principal en la realización de compras fraudulentas con cargo a la cuenta bancaria de la víctima, usurpando sus identidades mediante una clara división del trabajo dentro de un grupo perfectamente jerarquizado. En muchos casos, los presuntos autores iban acompañados de amigos cercanos y de confianza para evitar que las actividades ilícitas se extendieran a otros círculos próximos. A pesar de no tener ingresos autorizados, se descubrió que los detenidos llevaban una vida cotidiana de clase alta, utilizando coches de lujo y pagando en locales nocturnos, gastando 1.360 euros en menos de 56 segundos en una noche, así como alquilando barcos y motos acuáticas y asistiendo a fiestas VIP.