MIAMI – La detención en Miami de Víctor Manuel Rocha, ex alto diplomático de EE.UU. acusado de enviar información a Cuba. Es el segundo mayor caso de exiliados cubanos en la ciudad después del tristemente célebre de Ana Belén Montes, que pasó 17 años espiando para el gobierno de la isla.
El ex preso político Jorge Luis García Pérez (conocido como «Antunes») dijo el martes a EFE que es vergonzoso que un agente castrista pueda operar durante 40 años en el país más poderoso del mundo.
Según EE.UU., Rocha fue agente del Gobierno de la República de Cuba durante casi 40 años en secreto y está acusado de cometer varios delitos federales.
Se trata del mayor caso desde el de Ana Belén Montes. No estamos hablando de un hombre anónimo. Es un intelectual, un empresario y un esposo que fue diplomático de muy alto nivel», dijo a EFE Orlando Gutiérrez Bolonat, coordinador de la Conferencia de la Resistencia Cubana, que agrupa a más de 30 organizaciones en Cuba y en el exterior.
La Fiscalía ha presentado cargos penales contra Rocha, colombiano de 73 años, por espionaje, por lo que se trata de un caso de gran envergadura, continuó Gutiérrez.
Según el fiscal general de EE.UU., Merrick Garland, el caso es la infiltración más extensa y prolongada de un agente extranjero en el Gobierno estadounidense.
Para ‘Antunes’, preso cubano desde hace más de 17 años, el caso es un ejemplo más de la laxitud y debilidad del sistema democrático estadounidense.
Dice que Rocha, que comparecerá ante el tribunal por segunda vez mañana miércoles, es sólo uno de los muchos agentes encubiertos aquí en EE.UU. que tienen un claro objetivo de destruir este país.
Los cubanos en el exilio hemos dicho desde el principio que el régimen cubano está infiltrado no sólo en nosotros sino también en EE.UU.», dijo a EFE Ramón Saúl Sánchez, líder del Movimiento por el Cambio Democrático.
Sánchez señaló que este caso es aún más importante que el de Montes. Era un ‘espía’ porque durante años había estado infiltrado en América Latina como espía, sirviendo en varios puestos diplomáticos en América Latina, incluso en la Sección de Intereses de Washington en La Habana.
Sánchez subrayó que la red que Rocha había establecido en América Latina debe seguir existiendo, y dijo que las acusaciones podrían llevar a la revelación de otros espías.
Esto es sólo la punta del iceberg, dijo.
Según los fiscales estadounidenses, Rocha buscó y obtuvo un puesto en el Gobierno de Estados Unidos en el que tenía acceso a información no pública y podía influir en la política exterior estadounidense.
Entre 1981 y 2002, trabajó para el Departamento de Estado en diversos puestos de las embajadas estadounidenses en la República Dominicana, Honduras, México y Argentina.
El incidente, subrayó Gutiérrez, demuestra una vez más por qué el régimen comunista de Cuba sigue siendo una amenaza permanente para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Demuestra que los recursos de la dictadura cubana siguen activos, dijo Sánchez.
Nos dice que la dictadura cubana sigue activa, gastando millones de dólares para mantener su red de espías y para socavar y desacreditar a EE.UU., añadió el activista.
El caso de Rocha evocó el de Montes, conocida como la Reina de Cuba y considerada la espía más dañina para EE.UU., que fue liberada el pasado enero tras cumplir más de 20 años en una prisión federal de Texas. Montes fue condenada tras declararse culpable de transmitir información clasificada a las autoridades cubanas como experta en asuntos militares cubanos durante los casi 17 años que trabajó para la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA) de Estados Unidos.
Parte de la información clasificada que proporcionó a Cuba estaba relacionada con el uso de satélites en relación con la invasión de Afganistán en 2001.
La mujer, que ahora tiene 66 años, fue detenida por agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) 10 días después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.