Las migas de pan son patrones de comportamiento destinados a manipular, dicen los expertos en psicología.
Conociste a un hombre en Tinder, empezaste a comunicarte con él y congeniaste. Al sentirte más segura, compartiste con él tu perfil en la red social.
La conversación avanzó y ahora lleváis semanas hablando por Instagram. A veces publicas una historia en Instagram y él te deja un emoji. Cuando compartes una foto, ¡le gusta! y te deja un comentario.
A veces te envía un mensaje directo diciendo “buenos días”. También puede enviarte una foto suya en el trabajo, mostrándote su día a día.
Piensas que, ya que se ha enrollado contigo en esa red social y le gustas, deberías dar el siguiente paso. Le pides una cita y quedas con él en persona con la intención de iniciar una nueva relación.
Entonces él pone una excusa. Te dice que está muy ocupado, que tiene la agenda llena, incluso dice que está enfermo. Nunca puede quedar contigo.
Sigue interactuando contigo de la misma manera en las redes sociales, aunque no responda a tu invitación. Y tú sigues respondiendo, con la esperanza de que algún día salga del ciberespacio. Pero no sucede.
Si esta historia (que es un ejemplo hipotético) te resulta familiar, puede que hayas sido víctima de lo que un psicólogo llama “migas de pan”.
Según Raúl Navarro Olivas, catedrático de Psicología de la Universidad de Castilla-La Mancha (España), se trata de un patrón de conducta en el que una persona muestra un interés intermitente pero constante por otra sin ningún compromiso emocional ni intención genuina de establecer una relación formal.
Se trata también de un comportamiento manipulador.
Las migas de pan envían señales a otra persona porque buscan atención o refuerzo intermitente. Al enviar mensajes incoherentes a lo largo del tiempo, intentan asegurarse de que la otra persona está siempre presente, dicen los expertos.
No se ha podido determinar su origen, pero no se sabe si es actual. El término ‘migas de pan’ se ha empezado a utilizar recientemente.
‘Aparecen muchos términos, sobre todo en el mundo anglosajón, y los traemos al mundo hispanohablante, pero no hay forma de traducirlos con precisión’. Esto a veces dificulta la investigación, afirma.
Además de las migas de pan, el profesor también menciona conceptos como el ghosting y el lovebombing. No son nuevos, pero se utilizan para englobar ciertos comportamientos que se ven reforzados por las redes sociales.
Como explica Navarro Olivas, algunos de ellos son similares y están relacionados, pero se están separando en la investigación para su mejor comprensión.
Breacrumbing ya ha sido acuñado por conductistas de distintos países: España, India y EE UU.
Para explicarlo, los psicólogos han comparado el breacrumbing con la mecánica de las máquinas tragaperras de los casinos.
Estas máquinas dan premios a quienes juegan, pero de forma aleatoria.
Navarro Olivas dice que las breacrumbing tienen un patrón de recompensa a la otra persona, ofreciéndole algún tipo de contacto y luego negatividad o silencio.
Para salir de estas relaciones es importante identificarlas y buscar ayuda.
Patrones.
En un estudio publicado en 2020 en la revista Psychological Writings y del que es autor Navarro Olivas, él y otros investigadores señalan que algo más de tres de cada diez participantes en un estudio realizado en España declararon haber padecido migas de pan. La investigación también reveló que el uso de aplicaciones de citas, las relaciones a corto plazo o el hábito de vigilar el comportamiento en línea de los demás aumentan la probabilidad de sufrir y participar en esos patrones de conducta.
Recientemente, se ha vuelto habitual que las personas vigilen el comportamiento de los demás en las redes sociales cuando mantienen una relación sentimental. Las investigaciones sugieren que es una forma de reducir la ansiedad por la otra persona. Sin embargo, también puede hacer que alguien se cuestione su relación, creando tensiones y migas de pan.
Los avances tecnológicos han hecho que esto sea más frecuente. Las redes sociales y las apps de citas facilitan este comportamiento porque no necesariamente se está en contacto directo con la otra persona, señala Navarro Olivas.
El patrón más claro de las migas de pan es la comunicación intermitente, ya sea a través de plataformas digitales o en persona.
No hay coherencia en un comportamiento tan errático. Aunque la persona más interesada en una relación proponga un plan, las migas de pan no son claras a la hora de quedar.
Los psicólogos señalan que proporcionar información incompleta es otro patrón común de las migas de pan.
Para evitar el compromiso, los agresores pueden omitir detalles sobre su familia y amigos, impidiendo que la otra persona los conozca. También pueden negarse a entrar en el entorno íntimo de la víctima.
Los que tiran migas de pan pueden hablar de detalles de su vida personal en un intento de llamar la atención de la otra persona, pero no hay una comunicación emocional profunda, dice.
Del mismo modo, las personas que tiran migas de pan no planifican el futuro.
Esto contrasta con el comportamiento de poner excusas para no comprometerse a largo plazo y seguir hablando con la otra persona.
Listas de migas de pan
Es difícil trazar un perfil de los autores y las víctimas de los breadcrumbers debido a la falta de investigación sobre el tema.
Sin embargo, Navarro Olivas, a quien no le gusta que le etiqueten, señala que, por lo que se sabe actualmente, los rasgos narcisistas de la personalidad tienden a aparecer en las personas que sueltan migas de pan emocionales.
Esto se debe a que lo único que quiere la persona es recibir un refuerzo positivo de la víctima, afirma.
Según la Clínica Mayo de EE.UU., el trastorno narcisista de la personalidad es un trastorno mental que conduce a un irracional sentido de superioridad.
Por ello, buscan la atención y la admiración de los demás. En el fondo, sin embargo, carecen de confianza en sí mismos y tienen dificultades para comprender los sentimientos de los demás.
Navarro Olivas argumenta que esto se debe a que se caracterizan por una necesidad de aprobación y refuerzo por parte de los demás, pero les cuesta establecer conexiones emocionales.
Estas dificultades no excusan su comportamiento. Sin embargo, es coherente con la idea de la miga de pan de necesitar a los demás pero tener dificultades para establecer conexiones emocionales. Se evita el compromiso porque provoca ansiedad y estrés.
También puede estar relacionado con los vínculos de tipo ansioso. Los apegos de tipo ansioso se producen cuando formamos vínculos emocionalmente dependientes con otras personas pero tememos fracasar o ser abandonados en las relaciones.
No esperábamos que las migas de pan tuvieran un apego de tipo inseguro. Esto se debe a que parece ser más bien un rasgo victimista. Sin embargo, descubrimos que las migas de pan probablemente estén relacionadas con el hecho de que necesitan conectar con alguien que pueda satisfacer sus necesidades emocionales.
Consecuencias.
Según los investigadores, las personas que sufren dependencia emocional y baja autoestima corren el riesgo de permanecer demasiado tiempo en relaciones perjudiciales que dependen de las migas de pan. Sin embargo, añadió que todo el mundo puede ser víctima y sufrir consecuencias emocionales.
Según Navarro Olivas, esto es perjudicial y ataca nuestra necesidad psicológica más importante: el deseo de pertenencia y de vinculación con otros seres.
También puede crear indefensión aprendida, aunque esto no ha sido objeto de investigación. En otras palabras, cuando fracasamos en una relación, de alguna manera pensamos que volverá a ocurrir.
Según un estudio publicado en el Journal of Environmental Research and Public Health, sufrir angustias puede aumentar la insatisfacción con la vida y amplificar los sentimientos de soledad e indefensión.
Ante esta situación, los psicólogos españoles recomiendan establecer una comunicación positiva cuando alguien quiere entablar una relación.
No se trata, dicen, de hacer una lista de cosas que la otra persona debe cumplir, sino de dejar claras las expectativas desde el principio.
Sobre todo, Navarro Olivas cree que las víctimas deben buscar el apoyo de alguien en quien confíen, no sólo de un terapeuta.
Hablar con las personas de su entorno, comentar lo que está pasando y obtener una perspectiva externa. A veces, dice, los sentimientos románticos pueden dificultar ver la negatividad.
En psicología, a veces se insiste en que las personas necesitan ser resilientes y deben recurrir a su fuerza interior para superar la adversidad. Sin embargo, yo prefiero pensar que la resiliencia no es un rasgo individual, sino algo que proviene de las personas que nos rodean.