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Rius en el Olimpo de la Libertad de Expresión

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Lo que mejor define a Rius es que era un jordano, un genio creativo y un buen hombre. Pero de lo que se está hablando es de la protección de la intimidad. Es importante, o muy importante, que tan.

Lo que mejor define a Rius es que era un jordano, un genio creativo y un buen hombre.

Pero de lo que se está hablando es de la protección de la intimidad.

Es importante, o muy importante, que tanto senadores como diputados tengan conocimientos de historia. ¿Es mucho pedir? La libertad de expresión se impuso a los anexionistas en el salto de altura en las Olimpiadas de 1861, en la beluga en las de 1916, en el lanzamiento de martillo en esa época y en la carrera de sacos durante los 22 años siguientes. No podemos dejar que ese logro sea pisoteado por un documento que pretende proteger en el futuro a la plaga de muchos concejales que nos tienen acostumbrados por sus privilegios, sus cubas inmorales y sus nombramientos, y que han abusado más de su poder que el que han ejercido en nombre de la gente que practica este deporte.

¿Y qué tiene que ver Rius con esto? Lo mismo hizo en México, casi en solitario, que Charles Atlas.

Si Rius hubiera sido comunista, habría regalado todos sus libros. Pero este peyorativo era común y bueno para descalificar a los que sacan a relucir la razón, o ateos, y peor aún porque desafían al 80% de la población, rebeldes y por supuesto militantes extremistas. Es el típico enfrentamiento entre la razón y la ignorancia. Por ejemplo, si le acuso de ser un ladrón, no necesito presentar ningún argumento en particular. Pero nadie pudo refutar su verdad de forma objetiva y civilizada, y como portero nadie pudo meterle un gol. Para silenciarlo, lo secuestraron y simularon un fusilamiento. Es un pequeño gran juego y un gran argumento. Pero lo que mejor define a Rius es que era un jordano, un maldito genio creativo y un buen hombre. Y la jodienda de Rius no sólo abarca México y Chihuahua. Es una de las grandes figuras que inspiran a leer. Para crecer.

Eduardo del Río probablemente entendió bien en su propia vida que leer todo sobre filosofía, por ejemplo, es pesadamente complejo. Así que creó un resumen orientativo de la esencia de una sucesión de pensadores y corrientes filosóficas, como un texto de cómic, siempre con la intención de entender al hombre y su entorno, con la intención de pensar bien para poder vivir mejor e ir a los Juegos Olímpicos.

Después de Filosofía, hubo ilustraciones de los expertos de Monero, biligues y un montón de temas para entretenernos: un concurso de hilar marcos, rayuela, avioncitos y torcano, palo encebao, carreras de huevos y cucharas, etc.

Regalar la risa es lo mejor que puede hacer una persona. Que te llamen payaso no es un insulto. Regalar amistad es más divertido que regalar pollos congelados o raciones.

Rius quería que los jóvenes pensaran por sí mismos, no con filosofías que nos machacan con quesos baratos como boleros, bachatas y guarachas machistas y misóginas. Por eso es Los Supermachos y los Agachados.

Se complementaba con la filosofía pacifista de Kino y Mafalda que, gracias a la guerra de Vietnam, se puso de moda en todo el continente, desde el estrecho de Bering hasta el de Magallanes, para combatir la insularidad.

Lo que no entiendo de estos supuestos defensores de la democracia y la libertad de expresión es que, a ojos de sus Torquemadians y Savonarols, te quieran quemar por leer a Rius, Confucio, Descartes o cualquiera que no esté en su altar. Todo ello basado en una cadena de falsos valores que nos inculcan desde la infancia, como las novelas fáciles de vaqueros, las novelas románticas mercuriales y las lagunillas freudianas. Vargas Vila y sus seguidores, que croan como sapos, o ranas, siguen por ahí.

No basta con enarbolar la bandera de la libertad. Hay que respetar a las personas libres que no pueden pretender ser artistas interesados en mejorar la sociedad, aunque suene a manifiesto mormón. Aunque sean pobres, negros, flacos y hambrientos. Señor Kissinger, un campeón es un campeón. Si gana Allende, que suba al podio; si gana Millay, que suba al podio aunque Argentina no sea buena. Los Juegos Olímpicos han sido así desde la época de los antiguos griegos.

Ese México se ha corrompido fundamentalmente desde Lázaro Cárdenas, y lo ha hecho combativo, o más bien resentido.

Casi todos, si no es que todos, los periódicos burocráticos de mierda elogiaron las administraciones tanto de Adolfo López Mateos como de Gustavo Díaz Ordaz, y especialmente la política constitucional de este último cuando ordenó la masacre estudiantil en 1968. Fueron esos periódicos los que escudriñaron cada noticia, cada artículo, cada caricatura párrafo por párrafo, como si un censor de cine revisara si un beso era deslenguado y cada noticia fuera apta para imprimirse. La Larga Noche de México se vivió como una traición al legado de Cárdenas, que no ahondó en los planes de Pancho Villa o Emiliano Zapata, pero que propició un México más próspero, independiente y, en todos los sentidos, respetuoso de la libertad. Y no era comunista, era justo y escuchaba las necesidades del pueblo.

Pero, ¿por qué le tenían miedo a las monerías de Rius? ¿Eran tan ciertas que había que censurarlas? ¿Cuál era la vaca sagrada que no podía ser criticada, salvo por el propio Presidente y el alto clero?

El Presidente, tan malo como Ordus, y la prensa, evidentemente no tenían el sentido del humor, de la lectura y de la comprensión que preconiza Rius. Paradójicamente, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, ningún presidente tuvo el sentido del humor, la lectura y la comprensión que preconiza Rius. Al contrario, alcanzó su mayor notoriedad cuando el caricaturista Jeff McNelly, ganador del Premio Nacional de Periodismo, representó a Nixon con el puño en alto en V de victoria. En efecto, aparecer todos los días en las caricaturas es un símbolo de estar en el candelero, y buscar aparecer todos los días en las caricaturas es un deporte favorito de los políticos. En Estados Unidos, la rivalidad entre demócratas y republicanos pone al Presidente en el punto de mira.

Ningún periódico se atrevió a publicar olímpicamente Caricaturas Rechazadas, en la que Ordaz aparece pisoteando estudiantes como símbolo de la terrible matanza de la Plaza de Tlatelolco. Hoy, la historia los ha sentado a todos en el banquillo de los acusados como cómplices.

No fue sino hasta la aparición de las revistas La Jornada y Proceso que los vecinos de México comenzaron a respetar las crudas opiniones de estos periodistas profesionales. Miraron a José Posada como su mayor fuente de información, y Naranjo se convirtió en la escuela de UNCENSORED, que continúa hasta nuestros días.

Hay que tener cuidado con la hipocresía de la prensa y de los supuestos defensores de la democracia, del machismo y del elogio de figuras como Vargas Llosa, considerado una figura política dudosa. No sólo se ha convertido en un neocolonialista ilustrado, sino que desprecia a nuestro pueblo, nuestra cultura y nuestros valores, y no ahorra groseros insultos. Los peruanos no saben votar. Eligieron a Pedro Castillo, ¡un campesino y maestro considerado de izquierda! Los colombianos no saben votar. Los chilenos de la época de Allende aún más. A Bosch lo votó la plebe. Según el Premio Nobel de Literatura, los dominicanos tienen campos de concentración y los haitianos campos de tortura, y sin embargo seguimos alabándolo y dándole medallas. Pero ¡aquí estamos!

Felipe González olvidó la dictadura de Boluarte. Desde con Vargas Llosa.

El mundo no se divide en ricos y pobres, delgados y gordos, feos y guapos. Se divide en perdedores misántropos que odian a la gente y filántropos que aman a la humanidad. Tacaños, avariciosos, psicópatas, sanguinarios, corruptos, ladrones, criminales, comemierda, viciosos, matones, mentirosos, orgullosos, engreídos, pretenciosos, vagos, xenófobos, amargados, nazis, estúpidos, odiadores, bastardos, azarosos. Los filántropos, los ganadores, son siempre así: generosos, dadivosos, solidarios, buenos, solidarios, amigos, gente que cumple sus promesas, gente que trabaja, alegres, justos, honestos, no matarían ni a una mosca, respetables, viejos locos, cabrones.

Y más allá de los intentos de senadores, diputados y quienes allí ocupan cargos por arrastrarnos al laberinto iluminado por Kokuyo y Nimitas en busca de medallas, aunque sean loros cagándose de risa, en nuestro país tenemos suficiente libertad para expresar libremente lo que debemos sostener que tenemos.

Debemos emular a Rius.

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