Santo Domingo, 20 febrero (EFE).- Albalina y Scott analizan la aventura que tuvieron que afrontar cada día como ciegos en República Dominicana, donde La ciega asociación de la sociedad con la falta de espacios adecuados para las personas con discapacidad, las obliga a desenvolverse sin apoyo en entornos urbanos de duro mercado. La falta de señalización y accesibilidad en las calles y transporte hace que salir de casa se convierta en un acto diario de valentía y entrega. Se trata de sobrevivir, no de vivir, dijo a Efe hace cuatro años Scott Feliz, que poco a poco fue perdiendo la vista hasta quedarse completamente ciego.
Para las personas ciegas transitar por la calle es muy difícil, no sólo por las barreras arquitectónicas sino también porque las aceras están obstruidas con vehículos, restaurantes, basura, huecos y alcantarillas abiertas. Ante este obstáculo, optaron por arriesgarse a caminar por el camino. Además, no había señales, como pudo comprobar Efe acompañando a Scott y a otras dos jóvenes ciegas, todos armados con bastones blancos para moverse como pocos en una ciudad ruidosa, lo que tampoco es ya una costumbre de los ciegos.
. Gente difícil, desorientada por el ruido. Incluso cuando lo peor es caer en un agujero, dice Scott, se basa en sus propias experiencias y con un humor admirable.
En República Dominicana, cada persona ciega se ha caído al menos cinco veces seguidas. Y si hubiera luces inteligentes con señales sonoras, sería mucho más fácil transitar por los cruces sin riesgo de ser atropellado, pero solo hay dos en el país, uno en Santo Domingo y otro en Santiago (norte del país). ).
El transporte también es un problema. Libel Jiménez explica: Cuando tenemos que subirnos a los buses y carros públicos estamos en una mala situación porque no tienen dirección para saber a dónde vas, no tienen sonido para decirte dónde están Para para saber dónde vas a llegar fuera, explica Libel Jiménez. Aunque hay aspectos que necesitan mejorar para asegurar su autonomía, el metro de Santo Domingo es el único transporte público que les garantiza cierta seguridad.
En primer lugar, porque recibieron ayuda del personal para acceder a la plataforma y al convoy. En segundo lugar, porque en el terreno las estaciones cuentan con recorridos móviles y líneas formadas por surcos con diferentes relieves. Ninguna calle de Santo Domingo cuenta con este sistema básico de orientación para invidentes.
Para Albalina Jiménez, viajar en metro es un alivio después del estrés de caminar por el caos de la ciudad para llegar al trabajo o la universidad. Pero cuando hay una multitud, los usuarios restantes de repente parecen sorprendidos. No lo ven.
No hay educación cívica en este sentido. Recibir ayuda estatal es difícil, se puede optar por pensiones sindicales, pero resultan en que el beneficiario sea incompetente, y Scott aspira a ser independiente, ya que puede trabajar y seguir estudiando. Además, los conocimientos necesarios para una persona con problemas de visión no los proporciona el Estado (según Scott, la discapacidad es a la que menos se ayuda), sino las asociaciones y organizaciones.
En la antigua Escuela Nacional para Ciegos, los niños aprendieron a usar un bastón, leer en Braille, moverse e identificarse claramente. Las personas ciegas también se benefician del apoyo de la Fundación Francina, que dona bastones, y del Instituto Técnico Profesional para Discapacitados, que ayuda en orientación y movilidad, así como de la Fundación Dominicana para Ciegos y la Fundación Tecnología para Ciegos ( Funtel). Según Isabel Benedé, miembro fundadora y vicepresidenta de la Red de Mujeres Ciegas LUNA, aunque la ley de discapacidad en República Dominicana protege y garantiza la igualdad de derechos y oportunidades, no se aplica de manera efectiva.
Esta norma recoge todos los principios y recomendaciones internacionales y establece el establecimiento del Consejo Nacional de Personas con Discapacidad (Conadis) como órgano rector y regulador. Pero en realidad no funcionó, no se pudieron ver los resultados esperados, afirmó. Para Benedé, todo lo que se ha conseguido en materia de discapacidad es gracias a la actividad de estas asociaciones y a su trabajo en aspectos como la formación para la inserción profesional, el apoyo a la búsqueda de empleo, la capacidad de rehabilitación, la movilidad, el uso del bastón….
El asesor del Poder Ejecutivo para la Inclusión de la Discapacidad, Pedro Acevedo, dijo que si bien la discapacidad visual se encuentra entre las más comunes en el país, junto con las discapacidades físicas y de movilidad, no hay cifras exactas sobre su popularidad. Estamos hablando de unas 300.000 personas, pero son datos puramente especulativos, basados en cifras del censo de 2010 y de la encuesta Enhogar de 2012.