Delft (Países Bajos), 3 de febrero (Portaltic/EP) – La computación cuántica es una de las tecnologías en las que Fujitsu está invirtiendo, con el objetivo de resolver problemas complejos, como descubrir nuevas materiales y fármacos, a un ritmo más rápido que los ordenadores convencionales. La Ley de Moore, desarrollada por Gordon Moore, el padre de Intel, en 1965, predice que el número total de transistores integrados en un circuito se duplicará cada año. En otras palabras, los procesadores son cada vez más pequeños y contienen más transistores, lo que los hace más potentes y eficientes.
Sin embargo, la Ley de Moore tiene un límite, ya que llega un punto en el que el tamaño del transistor no se puede reducir más. Ante este futuro, la computación cuántica ha comenzado a desarrollarse, trabajando sobre los principios de la física cuántica y aplicándolos a cálculos para resolver problemas mucho más rápido. La unidad básica de información en la computación cuántica se llama qubit o bit cuántico.
En comparación con los bits (la unidad básica de información en la informática clásica), que sólo pueden representar un único valor binario, es decir, 0 o 1; El qubit puede representar 0, 1 o cualquier proporción de 0 y 1 en una superposición de dos estados. Sin embargo, esta superposición es complicada porque el ruido externo puede alterarla, un fenómeno conocido como “decoherencia”, que hace que la computación cuántica sea más susceptible a errores, más aún cualquier arquitectura de computadora clásica. Y estos errores también se transmiten inmediatamente a cada qubit.
Esta situación plantea un problema, ya que los investigadores estiman que para crear un ordenador cuántico tolerante a fallos es necesario desarrollar dispositivos equipados con al menos un millón de qubits físicos. Para superar los desafíos que plantea la computación cuántica, Fujitsu está colaborando con varios institutos de investigación para desarrollar arquitecturas que corrijan errores. Una de ellas es la Universidad de Osaka (Japón), que el año pasado presentó una nueva arquitectura que reduce en un 90% el número de qubits físicos necesarios para corregir errores cuánticos, de un millón a 10.000 qubits.
También en el instituto de investigación RIKEN (Japón), donde desarrolló un ordenador cuántico superconductor de 64 qubits con cableado warp que lo hace escalable para futuras ampliaciones. La colaboración entre Fujitsu y RIKEN también se centra en el desarrollo de tecnologías para lograr operaciones de puerta cuánticas más precisas, un elemento fundamental en el procesamiento de la información ya que permite la manipulación y transformación de qubits. Fujitsu ha estado colaborando con la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos) desde 2020, con investigaciones centradas en una nueva arquitectura de giro de diamante, que permite la operación entre qubits distantes utilizando luz.
Este trabajo se consolidó a finales de enero con el anuncio del nuevo Laboratorio de Computación Avanzada Fujitsu del centro de investigación de Delft. Este “hub” impulsará la investigación en centros universitarios de Países Bajos, tal y como se destacó el pasado 25 de enero durante la jornada “Unlocking the Future of Quantum Computing: Explore Many Paths” en la que participa Europa Press. Celebrado en Delft, se presentaron importantes esfuerzos de investigación destinados a abordar los desafíos que plantea la computación cuántica.
La computación cuántica es la forma en que la naturaleza funciona realmente a un nivel muy bajo, pero aún está en su infancia, como dejó claro el CTO de Fujitsu, Vivek Mahajan, durante una reunión con la prensa. Con él, esperan resolver problemas complejos como descubrir nuevos materiales y medicamentos, y predecir con precisión los precios futuros en los mercados financieros o criptográficos. Sin embargo, la empresa especifica que la tecnología ayudará a resolver un número muy reducido de problemas específicos.
La multinacional participa en esta tecnología creando un marco de condiciones que permitan desarrollar el ecosistema, investigando y verificando qué tiene éxito y qué no. El objetivo, enfatizó, es alcanzar la excelencia técnica. A la jornada también asistió Artur García Sáez, jefe del grupo de computación cuántica del Barcelona Supercomputing Center (BSC), que habló del proyecto de simulación a gran escala de sistemas cuánticos mediante superordenadores de conteo.