El Padre Fray José Guerrero, de la Arquidiócesis de Santo Domingo, instó este Viernes Santo a las mujeres dominicanas a seguir el ejemplo de María, madre de Jesús, y practicar un espíritu espiritual. revolución para la prosperidad de la sociedad. Durante la misa celebrada en la Iglesia Primada de América, donde se presentó el Sermón de las Siete Palabras, el sacerdote se expresó con una tercera palabra llamada: Oh hijo mío; Oye tu madre, la humanidad está embarazada de maldad, odio y violencia, por eso ella insiste en que las mujeres del siglo XXI se revelen espiritualmente para eliminar estas desventajas.
La mujer dominicana del siglo XXI, es modelo ejemplar de la Madre de Jesús, hoy cumple su gran papel histórico de provocar una gran revolución espiritual. Lo que más necesita esta humanidad globalizada, dijo, es estar plagado de maldad, odio, violencia, hipocresía, egoísmo, injusticia y abuso sistemático de la Madre Tierra. En sus reflexiones también dijo que la rebelión espiritual que mencionó crearía un salto cualitativo hacia la reconexión con Dios, las personas y la Madre Tierra.
La mujer del siglo XXI, la dominicana, como María Santísima, madre del Salvador y madre nuestra, sea portadora de una experiencia mística profunda capaz de crear un ser nuevo que la humanidad globalizada necesita. Un ser humano está conectado a su naturaleza, a la verdad eterna, a su identidad sobrenatural, a su yo trascendente; En definitiva, apegado a él, soy un hijo de Dios, afirmó. Enfatizó que este cambio espiritual fue responsable de la conciencia de las mujeres y llamó a las dominicanas a despertar y conectarse con su naturaleza, como lo hizo María, madre de Jesús.
Este salto cualitativo en la historia pertenece hoy a la conciencia de las mujeres. Despierta, mujer, conéctate con tu esencia y, como María y con María, apresura, emprende y enciende la chispa de la revolución espiritual que cambiará el curso de la historia hacia un destino de paz, hermandad, verdad, amor y solidaridad global. , él declaró.
Refirió que la Madre María estuvo presente en el momento más trágico de su Hijo, su pasión y muerte violenta, que fue el momento culminante del desarrollo histórico, la historia del perdón de todos los pecados humanos. Destacó que la mujer de hoy debe estar presente en el momento más climático y más brillante, un momento que aún no ha llegado pero que está por llegar. El momento en que el hombre y la mujer se conectan con su esencia, trae consigo la experiencia mística de la Paternidad de Dios; y la humanidad del mañana, creada hoy, tendrá el rostro del Hombre Nuevo, Jesús, y de la Mujer Nueva, María, afirmó.
En su discurso, hay un paréntesis para traer un llamado a los hermanos evangélicos, quienes, según explicó, han sido María fuera de su casa, para que junto con nosotros experimenten la ternura, la delicadeza y el amor de la madre del nuevo pueblo. Dios mío. En la tradición evangélica protestante, María no tenía espacio, ni discípulos amados que la acogieran en su hogar, dejaron a la Madre del Salvador fuera del hogar.
Queridos hermanos protestantes, estamos en una era de globalización; La globalización, dijo, es un signo de los tiempos que requiere la unidad de todo el pueblo de Dios.