Salud

Tránsito: estrés, dolor y sufrimiento

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Se vuelve difícil aspirar y mantener la calidad de vida durante un tránsito caótico, desordenado, arriesgado, desafiante e imprudente.

Se vuelve difícil aspirar y mantener la calidad de vida durante un tránsito caótico, desordenado, arriesgado, desafiante e imprudente. El tráfico es un claro indicio de la vida caótica de un país y del tipo de ciudadanos que practican la supervivencia urbana y el mal comportamiento. El inicio del día en Santo Domingo y Santiago es de mal humor, mal humor y malabarismos entre camiones, locomotoras, transporte público, vendedores ambulantes, limpiacristales y personas sin hogar cada vez que hay un semáforo en rojo; A todo esto se suma: ruido, contaminación, ruido, conducción agresiva para ir al trabajo, escuela, hospital, aeropuerto, recados personales, etc.

Después de sobrevivir al no ser atropellado por un automóvil, ser insultado, encontrar un lugar para estacionar, es otro viaje y estar mentalmente preparado para estacionar en la calle, quién es el dueño, controla y cobra las tarifas de estacionamiento en las vías públicas; De lo contrario, corre el riesgo de rayarse o pincharse. Puedes leer: Cómo lograr la salud mental Cada día, cada hora, la vida de la gente corriente y de los conductores de vehículos tiene que pasar por el dolor y el miedo sin ser atropellados por mujeres voladoras, conductores de automóviles y repartidores que violan semáforos, espacios y aceras atropelladas. En la circulación, aunque no se pueden medir indicadores directos que dañan la salud, genera estrés, aumenta el cortisol, la adrenalina, vasodilatadores que aumentan y dañan las arterias, provocando presión arterial, provoca infartos y accidentes cerebrovasculares; pero también puede provocar fatiga, mareos y agotamiento.

Esta disminución del tráfico afecta a la salud mental de las personas a través de ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo, ira y arrebatos crónicos, actitudes violentas y defensivas hacia los demás. Sin embargo, este estrés agudo y crónico provoca trastornos de ansiedad, ataques de pánico, pérdida de control, miedo y evitación de grandes atascos, y el hecho de que no llueve porque la fuga se debe a una inundación. Para llegar temprano, las personas tienen que salir dos o una hora antes para cumplir con sus obligaciones, lo que provoca que pierdan el sueño y pasen horas comiendo o descansando.

En un país cálido, con pocos espacios recreativos y frecuentes atascos de tráfico, combinado con descuidos y falta de educación cívica, esto es causa de conflictos, desafíos a la autoridad, peleas e insultos frecuentes. El tráfico es, literalmente, la principal causa de daños a la salud mental, el bienestar social y la calidad de vida. La queja es universal, turistas, visitantes, residentes se quejan de la caótica situación del tráfico en Dominica, de la falta de precaución de los automovilistas, de la gente que orina en la vía pública.

En pocas palabras, es un gran contraste, hoteles de lujo, hermosas torres, vehículos y transportes muy caros que asociamos con el subdesarrollo, la falta de planificación e incluso ni siquiera circulan por el paseo marítimo, porque camiones cargados de materiales circulan por las principales vías de la ciudad. , o incluso prensas de cemento que funcionan antes de las 8 a.m., mantienen despiertos a los vecinos. Esta es la realidad del caos y desorden del tráfico dominicano.

Parecemos estar acostumbrados, o indiferentes o no indignados, ni promoviendo medidas para afrontar el caos de la peor calidad de vida de quienes allí vivimos y de quienes nos visitan. ¿Hasta cuándo moriremos lenta pero seguramente en medio del estrés, el dolor y la agonía del tráfico?

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