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Libros en peligro: el conocimiento en un caparazón incondicional

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Su dueño, que lleva 50 años realizando estos trabajos, necesita ayuda.Milcíades Mateo es un hombre de campo.

“Librería Mateo”, donde cuesta respirar por el olor, alberga las increíbles obras de Juan Bosch, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Oscar Wilde y Joaquín Balaguer , pero están en mal estado. Su dueño, que lleva 50 años realizando estos trabajos, necesita ayuda.

Milcíades Mateo es un hombre de campo. Llegó a la capital en 1974 con la esperanza de introducirse en el mundo del libro. Le dijo a LISTÍN DIARIO hace muchos años que su librería era rentable, pero le entristecía ver cómo desde la pandemia y la digitalización las cosas han cambiado. asombrado por el tesoro escondido de bibliografías que aún conservaba. Pero muy pocas personas ingresan a este lugar, tal vez para huir de las condiciones en las que se encuentra y del riesgo de posibles ataques por parte de delincuentes.

Durante la visita de periodistas desde el vehículo de este medio a la Librería ‘Mateo’ , Ubicado en la calle Jacinto De La Concha, observamos que el espacio donde se desarrolla la literatura está sucio, no tiene luz, no tiene ventilación, tiene puertas de vidrio rotas, tiene carcoma en los libros y por si fuera poco, tiene un fuerza poderosa. el olor a humedad y la “pobreza” que representa su entorno.

No hacen falta muchos viajes para darse cuenta de que Milcíades Mateo, dueño de lo que él llama una librería, necesita la atención urgente de las autoridades. No sólo su billetera se vio afectada, sino que su salud también estuvo en peligro.

Aún espero recibir ayuda

Esta librería desolada, donde es difícil respirar debido a la El mal del olfato, contiene asombrosas obras de Juan Bosch, Gabriel García Márquez y Joaquín Balaguer, pero se encuentran en mal estado y plagadas de termitas.

Mateo, amable y con la esperanza de algún día recibir mucho -Necesitaba ayuda del gobierno para remodelar sus instalaciones, espera que muchos visitantes vengan a su humilde negocio. Ansioso por vender algún libro, dejaba ofertas en la entrada de su negocio para que algunos transeúntes que pasaban por el barrio pudieran verlas. vender un poco. libros escolares, en el momento del regreso a clases, pero muchas veces pasan semanas sin que nadie compre una obra con un precio inferior a los 250 pesos.

Entre las ofertas colocadas en la periferia de la empresa que todos pueden ver, “El Cuadro de Dorian Gray”, de Oscar Wilde por 100 pesos, además de poemas completos de Mario Benedetti; ‘La ciudad y los perros’ de Mario Vargas Llosa y ‘La casa de los espíritus’ de Isabel Allende.

“A veces pasa una semana y no he vendido ni un solo peso, ellos no “Ya no vendo libros”, dijo el librero con una sonrisa tímida.

Quizás para muchas personas la lectura ya no es importante, pero para Mateo, que vendió libros durante 50 años, sí fue importante en su vida. , y le dedicó todo su tiempo y entusiasmo, lo que lo trajo a Santo Domingo.

Las condiciones en sus instalaciones eran pésimas, como si el techo se cayera por los daños y se hubieran caído carcomas. Penetrando a través de los paneles de pino, las estanterías y los libros sin ningún pudor.

El olor a humedad se volvió nauseabundo, la luz en el campus brillaba por su ausencia, No hay ventilación, y hay bolsas llenos de basura se mezclan en libros, además de una acumulación de otros elementos que no acompañan la lectura.

Lo que le da olor a este triste espacio, son flores que se acumulan en un balde. lleno de agua sucia. Mateo sabe todo esto, pero es un hombre de unos 70 años que sólo vive de lo que vende y no tiene recursos para hacer las reparaciones que necesita su tienda.

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