La semana pasada, en dos escenarios diferentes, escuché que la solución al problema de drenaje y saneamiento de aguas pluviales en la ciudad de Santo Domingo es IMPOSIBLE. En ambos casos se argumentó que era demasiado caro.
Hay varios millones de estos y el país no tiene estos recursos.
Claramente claro, para aquellos quienes piensan que, en cualquier caso, la vida de los dominicanos residentes en la capital no tiene valor. Inundaciones, daños a la infraestructura por acumulación de agua o causar problemas de salud no importan porque estos cuerpos de agua crean lagos donde se reproducen mosquitos y otras enfermedades
Ahorrar recursos al estado o al ayuntamiento parece ser una solución. Vale, eso es lo más importante. Los últimos dos años han causado confusión entre los capitalinos porque no consideran importante ni inmediato el drenaje y saneamiento de aguas pluviales; No aprecian lo que ha sucedido ni su impacto en niños y adultos.
La solución a este problema no puede esperar. El argumento del coste es inaceptable. La vida de las personas es más importante que cualquier otra cosa. La idea de que invertir en un sistema de alcantarillado es como ROBAR dinero donde nadie puede verlo es un error. Comparando esta necesidad con las elecciones, se puede decir que para algunas personas estas cosas son mucho más importantes.
Otros entienden que invertir miles de millones en elecciones cada 4 años es un DESPERDICIO de recursos. Creo que vale la pena invertir en la democracia. Asimismo, creo que los dominicanos merecen invertir en la construcción de sistemas funcionales y eficaces de aguas pluviales y saneamiento. Nuestros alcaldes y presidentes poco han hecho para dotar a la capital del sistema de drenaje que se merece.
En los últimos 50 años, sólo Leonel Fernández ha aportado un aporte importante con las galerías construidas sobre Núñez de Cáceres y Máximo Gómez Avenidas. Ha llegado el momento de que los oleoductos de Nicolás Ovando y Rafael Leónidas Trujillo sean ampliados y mejorados para beneficio y tranquilidad de los que hoy residimos y de los que residiremos más adelante en la ciudad de Santo Domingo.