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Haití no hace daño a nadie

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Haití es una ciudad fantasma desierta.Más de 27.000 kilómetros cuadrados están completamente deforestados.

Obviamente Haití no hace daño a nadie. A nadie le gustan los haitianos.

En ningún lugar del mundo son bienvenidos calurosamente.

El país está devastado, en medio de una guerra donde todos ignoran, incluso los ciudadanos que Caen por las balas mortales de las bandas terroristas y matan sin piedad, como si no fueran sus propios hermanos.

No tienes vida amorosa aquí en Haití. Haití es una ciudad fantasma desierta.

Más de 27.000 kilómetros cuadrados están completamente deforestados. Su pequeño territorio es como un desierto, sin árboles, sin bosques, sin agua potable, sin electricidad, sin hospitales, escuelas y universidades, donde el pastel de la educación satisface el hambre de conocimiento y el deseo de progreso.
. Haití, parte de África en el Caribe, al igual que República Dominicana, se encuentra «en el mismo camino del Sol», tormentas y terremotos los atacan con frecuencia, sumándose a la tragedia que ya padecían. duró más de dos siglos. . Haití hoy, más que ayer, es una tierra sin gente, sin siquiera los grupos poderosos que crearon y armaron hasta los dientes a las bandas asesinas. Nadie está haciendo nada por Haití y los pobres haitianos huyen aterrorizados como animales que huyen de los coyotes.

La llamada “comunidad internacional, como Estados Unidos, la policía del mundo, está registrada. ¿Qué está pasando en Haití? Quieren que República Dominicana apoye, de una forma u otra, esta crisis humanitaria de los pobres y abandonados, algo que no se puede hacer objetivamente, por razones políticas, económicas y culturales, anunció el presidente Luís Abinader. Dicho esto, al no estar ubicados en territorio dominicano, los territorios vecinos no son un problema.

Hay muchos problemas entre República Dominicana y Haití que la «comunidad internacional», incluido Estados Unidos, no considera querer reconocer o reconocer. Una relación adecuada entre ambos países está definida actualmente por la pacificación y democratización de Haití, lo que parece lejano dado el dominio de las pandillas en el país.
La migración de haitianos hacia territorio dominicano es imparable. No hay muros ni fronteras que impidan la migración. El gobierno dominicano, ante la indiferencia de Estados Unidos y la Unión Europea, decidió una repatriación a gran escala. En mi opinión, esta tampoco es la solución.

En cualquier caso, creo que la repatriación masiva debe ir acompañada de regulaciones basadas en lo que establece la Constitución y la ley de inmigración. Los trabajadores haitianos son esenciales en sectores manufactureros clave. Haití les cuesta demasiado dinero a los dominicanos en salud, educación, etc.

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