Salud

Ana Aquino Lithgow, la psicóloga que ha fundado grupos de apoyo para la salud mental

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De inmediato dijo que sí, la hija de Nelson Brudys Aquino, locutor y productor de radio (voz oficial de Cima Sabor Navideño).

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

El nombre del proyecto es Qualitta, y se basa en trabajar en comunidades para, en un único espacio y de forma accesible, ayudar a personas con ansiedad, ‘burn out’, padres y madres de adolescentes, y aquellos con hijos con autismo.

“Mi historia personal me hizo cuestionarme mucho sobre la complejidad humana, me despertó la curiosidad sobre cómo el apoyo emocional puede transformar vidas, y por eso, siempre sentí pasión por ayudar”. Así comienza el relato de Ana Aquino Lithgow, una joven psicóloga a quien la empatía la ha llevado por el camino del altruismo.

Verla y escucharla dando detalles de lo que hace para contribuir a la salud mental de los dominicanos, despertó el interés de solicitarle que contara su historia para LISTÍN DIARIO. No puso excusa. De inmediato dijo que sí, la hija de Nelson Brudys Aquino, locutor y productor de radio (voz oficial de Cima Sabor Navideño). Su madre es Yamilé Lithgow Scheker y su padrastro, Nelson Calcaño.

A los tres les agradece el haberle inculcado valores y buenos principios. Cabe decir que, hay un grupo que quizás no los conozca, pero que también debe tener gratitud hacia ellos por haber criado a una profesional que, preocupada por la salud mental de los dominicanos, ha innovado con un centro accesible para que, en comunidad, la gente pueda expresar y sanar su condición mental o emocional.

El nombre del proyecto es Qualitta. “Somos la primera plataforma exclusiva de Grupos de Apoyo guiados en República Dominicana. Creamos espacios de desahogo, comunidades confiables y seguras para que las personas se expresen, ventilen, amplíen su red de apoyo con personas que atraviesan un camino en común con ellas y reciban orientación sobre la etapa que viven”.

Esto lo hacen de forma local e internacional amparándose en la tecnología. “De hecho, tenemos colaboradores de nuestro país, de Colombia, Canadá, España, Estados Unidos y Argentina”. Piensan extenderlo aún más.

“La idea surgió de mi propio camino personal, como te dije, entendiendo poco a poco cómo el soporte colectivo es mágico, curativo y poderoso. No sentirnos solos genera un impacto sumamente positivo en nuestro andar”. Se emociona al hablar de esto porque sabe que cada día más personas necesitan compartir con otras que, igualmente, atraviesen situaciones de esta índole.

Ana, quien estudió Psicología Clínica en la Universidad Iberoamericana (Unibe), ISEP, España, posgrado y TECH, España para la especialidad en infanto-juvenil, ha trabajado, más que desde sus conocimientos, desde el amor y la solidaridad. Antes de graduarse y poner en marcha este proyecto, trabajaba como voluntaria en diversas entidades benéficas. Hoy hace gala de lo aprendido.

“Creamos comunidades para ayudar a personas con ansiedad, ‘burn out’, padres y madres de adolescentes, mamás solteras, duelo, madres recientes y/o embarazadas, duelo perinatal, padres y madres de niños con autismo, educación financiera, adultos mayores, familiares de adultos mayores, hombres y mujeres en crecimiento personal, papás, adolescentes, preadolescentes, sobrevivientes de cáncer y familiares, parejas en proceso de fertilidad, entre otros. También ofrecemos estos espacios a empresas para su equipo, a grupos de apoyo para familias, académico y todo lo que se necesite, pues la idea es contribuir de una forma más cálida”. Son muchos los resultados que han conseguido con este esquema.

Al responder sobre la forma en que se aborda el tema de la salud mental en el país, la dueña de esta historia, fue precisa: “Todavía existen muchos estigmas y concepciones erróneas al respecto, se subestima, y esto provoca que haya una gran población que se niegue a recibir ayuda por miedo a ser percibido como vulnerable”. Está esperanzada en que las cosas cambien.

Para Ana, buscar ayuda psicológica y psiquiátrica es tan necesario como visitar a un cardiólogo para revisar la presión cardíaca; a un gastro para evaluar el estado intestinal o digestivo, o incluso ir a un gimnasio para ejercitar los músculos.

“Hay que tener claro que un profesional en emociones y salud mental, nos ayuda a cuidar de nuestra mente, que también merece atención. Existe una gran necesidad de crear conciencia y educar sobre prevención de crisis”. Es reiterativa con este tema.

La protagonista de hoy, también cree en la necesidad de crear campañas sobre la importancia de las redes de apoyo fuertes y seguras, y, que sobre todo, el hombre tenga su espacio en esa comunidad, dejando a un lado el tabú y permitiéndose quitarse la capa de superhéroe por un momento, para darle espacio a lo que necesita expresar y sanar.

“De esta forma, el ser humano puede seguir ejerciendo su rol del día a día, con bienestar, satisfacción y liberación”. Ana apuesta por esto.

Ana Aquino Lithgow siempre ha creído en los resultados que surgen de las terapias en comunidad. Desde su perspectiva, cuando un grupo con situaciones afines, encuentra apoyo, no solo en la guía de los profesionales de la salud mental, sino en los testimonios de otras personas, sale mucho más fortalecido del proceso. Eso sí, deben ser comunidades reducidas para lograr una mayor confidencialidad y privacidad de los participantes.

A la dueña de este relato le gusta tanto lo que hace que, desde que se graduó de psicóloga, pensó en crear un centro multidisciplinario para personas con cáncer, donde recibieran distintos servicios (danzaterapia, musicoterapia, arte terapia, terapia de grupo, etcétera), “porque yo confiaba en el significado que esto tenía en el curso de la enfermedad”. Siempre se ha puesto en los zapatos de los demás.

Pero su deseo de trabajar para esta población, se diversificó. “Luego pensaba en formar tardes de té con padres para que pudieran hablar de sus retos y formular estrategias para resolver las dificultades o situaciones que enfrentaban como familias ante la sociedad, ya sea por un diagnóstico o caso. Ver cómo tantas personas depositaban su confianza en mí, contándome sus historias o dificultades en su vida, fortaleció esta idea, y el resultado es Qualitta”. Se siente satisfecha con lo logrado.

Para dar respuesta a las diferentes poblaciones que forman parte de estas comunidades, Ana se ha preparado. Ha estudiado psicología del cáncer, Oratoria y Locución, Organización y Planificación de Eventos, e Intervención en Psicología Clínica (Colegio Colombiano de Psicólogos). Tiene otras capacitaciones, además de 15 años de experiencia en el área de Educación y Psicología. El equipo que la acompaña, también dispone de amplia preparación.

El centro, que hoy más que nunca está contribuyendo a una población mentalmente más sana, cuenta con más de 10 profesionales de la salud (médicos, educadores financieros y psicólogos) para apoyar a personas que buscan soporte mientras atraviesan retos, creen en comunidades, buscan conexiones y empoderarse. “Nuestros servicios están abiertos a todos los que deseen beneficiarse de un apoyo grupal, experiencias compartidas y herramientas prácticas para su día a día”. Sus comunidades cada día crecen más.

Como psicóloga clínica, apoyando a estudiantes y familias, y como maestra, Ana notaba retos similares en muchos padres. “Esto me dejaba entender que era necesario crear espacios de desahogo confiables para ellos, no solo por su propio bienestar, sino también para la comunidad educativa y los niños”. Hoy ve sus frutos.

Nació en Santo Domingo y creció al lado de su madre y su padrastro. “Disfrutaba de mis espacios en soledad, regularmente en las noches. Recuerdo que me sentaba a escribir poemas bajo la luz de la luna, con música instrumental de fondo, lo cual aún adoro hacer. Sin embargo, esa era mi única forma de desahogo, y esto despertó en mí, curiosidad sobre cómo expresaban los demás sus sentimientos y emociones. Yo lo hacía por medio de la escritura y la música”. Contaba con la compañía de sus dos hermanas, Giselle y Yanel.

La protagonista de esta historia, visitaba con regularidad asilos de ancianos y bateyes con su mamá o amistades, acción que continuaba despertando su espíritu solidario. “En ambas etapas de mi vida, me encantaba sostener conversaciones profundas y estar involucrada en actividades extracurriculares como teatro, baile, etiqueta y protocolo, y actividades deportivas”. Se refiere a su infancia y adolescencia.

Durante su adolescencia se destacaba por realizar los programas de labor social en el colegio, participaba de manera consecutiva en ferias culturales y científicas donde tenía que trabajar en equipo para presentar proyectos, así como en los concursos de Ortografía y en el Modelo de las Naciones Unidas. Estaba siempre activa en la comunidad y presentándose en labores de voluntariado.

Ana fue voluntaria y fundadora de Grupo Estrellas, en secundaria; en el programa de voluntarios para ayudar a poblaciones necesitadas (CBNH), FACCI (Fundación amigos contra el Cáncer Infantil) año 2014 y, actualmente, está en la Fundación Pañoleta (sobrevivientes o pacientes de cáncer). En secundaria se destacaba por servir, ayudar y liderar las iniciativas de esta índole.

Todo lo que a la dueña de este relato le ha tocado vivir y hacer, la ha llevado a trabajar en ella, cuidar sus emociones, sus pensamientos, sus rutinas y lo que le rodea, pero sobre todo, le ha permitido encontrar equilibrio para poder apoyar a otros.

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