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La campaña política de 1986, que le permitió al doctor Joaquín Balaguer recuperar la presidencia de la República, fue sumamente intensa y violenta, con un saldo de varios fallecidos y heridos, en sucesos ocurridos en diferentes puntos del territorio nacional.
En aquel tiempo, el autor del libro “Balaguer y Bosch: los grandes rivales de nuestra historia reciente”, Miguel Guerrero, publicaba una columna diaria en El Caribe, cuando su director, Germán Ornes, le sugirió que escribiera un artículo sobre la enorme actividad electoral de Balaguer.
Tras Balaguer autorizar su presencia en uno de los viajes de campaña, este destacado periodista, con su maravillosa pluma, describió “Un día en la vida de Balaguer”, un artículo que narra la intensa agenda de este enigmático personaje, que a pesar de su avanzada edad y ceguera, a las que se agregaban notables achaques de salud, recorría el país con el vigor propio de un adolescente.
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El autor, a través de las páginas de este libro, también hace un recorrido histórico por los diferentes procesos electorales encabezados por Balaguer y Bosch, entre los cuales destaca las votaciones de las elecciones de 1990, un proceso marcado por el ambiente de rivalidad por los dos principales líderes y sus respectivos partidos, PRSC y PLD.
“El martes 1 de mayo, cuatro personas resultaron heridas en un choque entre simpatizantes de ambas organizaciones cuando coincidieron en un punto en la avenida España, de la parte oriental de la ciudad e incidentes similares se dieron casi como rutina en los días siguientes previos a las elecciones”, destaca la publicación, lo que pone en evidencia que a medida que se acercaba la fecha de las elecciones el ambiente se tornaba más violento.
De igual manera, la página 195 de esta obra histórica, recuerda que la noche del 10 de mayo, Bosch pronunció un discurso en una cadena radial en la que denunciaba como un intento de fraude anticipado, la publicación unos días antes de las elecciones del día 16 de mayo, los resultados de una supuesta encuesta en que se daría como ganador a Balaguer, a pesar de que, según Bosch, todas las ya publicadas lo señalaban como el favorito para ganar las elecciones, señalando que el gobierno tenía ya comprometidas “varias páginas de los periódicos que más se venden”.
“Yo me adelanto a denunciar esa maniobra para que los que se han decidido a votar morado no se dejen engañar y por eso he ofrecido, hace unos minutos los datos de la última encuesta, esa en la que el PLD saca 43.3 puntos, el PRD 23.6 y el reformismo 21.6. Todo lo que se diga de hoy en adelante que sea diferente a esos números que acaban ustedes de oír, será mentira, será una falsedad llevada a cabo para confundir al pueblo, porque sus autores saben que el pueblo prefiere siempre votar por el que ganará, y los autores de esa mentira quieren convencer a las grandes masas populares de que va ganar el reformismo”, resaltó Juan Bosch con su peculiar estilo de comunicar sus ideales en ese entonces.
En víspera de lo que sería una de las campañas electorales más disputadas de la historia contemporánea, el presidente Joaquín Balaguer había emitido un decreto condecorando a su más fiero opositor, el expresidente Juan Bosch con la orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella en el Grado Gran Cruz Placa de Oro, la más alta distinción. La prensa describió el evento como uno de los acontecimientos políticos más importantes en años.
“El país se pone de pie para enaltecer al homenajeado como el único ciudadano del país, después de Pedro Henríquez Ureña, que pertenece a las letras universales”, con esta frase Balaguer reconoció el gran legado literario que dejó Bosch al país.
De acuerdo con Guerrero, los dos estadistas intercambiaron piropos como destacara el día siguiente el vespertino Última Hora “llegar a los 80 años de edad es un acontecimiento singular. Me siento afortunado porque he trabajado en lo que quería: primero en la literatura y después en la política. Señor presidente, yo me parezco a usted en muchas cosas, hemos hecho obras literarias y carrera política, siendo muy joven, de apenas 14 años en La Vega, escuché un discurso suyo y desde esa época lo admiro”, confesó el profesor Juan Bosch.
La realidad política no tardó en imponerse, un año después, en junio de 1990, el triunfo electoral de Balaguer despertó las furias dormidas, Bosch desconoció el veredicto de la Junta Central Electoral y lo denunció como fraudulento, creando un clima de tensión en todo el país.
El 6 de junio el conflicto alcanzó el clímax, con la devolución por parte de Bosch de la condecoración de que había sido objeto un año antes en el palacio presidencial.
A pesar de la rudeza verbal del debate y la retórica entre rivales, la vida política dominicana ha seguido encauzándose por los límites naturales del sistema democrático. “Desde el golpe incruento que derrocó a Bosch el 25 de septiembre de 1963, al que siguió un contragolpe, una guerra civil y una segunda intervención militar estadounidense, el país ha logrado reencauzarse dentro de un sistema de libre concurrencia”, resalta la publicación.
Sin embargo, la rivalidad que distanció a Balaguer y Bosch no fue siempre el sello en sus difíciles relaciones. Compartieron honores y disgustos, pero el sentimiento de admiración oculto tras la disputa mantenía a resguardo, tal vez sin ninguno de ellos proponérselos, el débil hilo en que se sustentaba en esos años de confrontación.
Y como todo comienzo tiene su final, con el paso del tiempo, el recuerdo de Balaguer y Bosch se ha reducido a lejanos y esporádicos homenajes póstumos. “Pero los nombres de ambos siguen vivos en calles, plazas, edificios, escuelas, hospitales y barrios, en fin, en todo el ámbito territorial”, apunta Miguel Guerrero a través de su reciente libro histórico.
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