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En una noche cargada de emoción y entereza, Brayan Bello marcó su retorno a la lomita con determinación. El joven pitcher dominicano se enfrentaba a un duro oponente, Randy Arozarena, con conteo lleno, un hombre en segunda y solo un out en el quinto inning. Sabía que ese instante podía definir su noche… y no falló.
Con su lanzamiento número 97, un slider que surcó el aire como navaja, Bello dejó petrificado al cubano-mexicano. La respuesta fue instantánea: un grito al cielo y el puño en alto. El dominicano celebraba no solo un ponche crucial, sino el regreso a su mejor versión.
De esta forma, Bello guio la victoria de los Medias Rojas 8-3 contra los Marineros de Seattle en el Fenway Park, en el primer encuentro de la serie. Fue su primera apertura de la temporada, y demostró estar listo para ser un pilar en la rotación de Boston.
“Muy emocionado. Un momento muy emotivo para mí”, declaró tras el partido. “Traté de hacer mi trabajo desde el primer pitcheo hasta el último. Fue especial poder volver y competir”.
El camino, sin embargo, no inició fácil. En el primer episodio, Jorge Polanco le conectó un cuadrangular. Después, Bello otorgó un boleto, golpeó a dos bateadores y llenó las bases con un solo out. La tensión era palpable.
Pero con cuenta de 1-1 contra Rowdy Téllez, actuó con sangre fría. Forzó un rodado perfecto para doble matanza: Casas a Story y de vuelta a Bello, quien cubrió primera con una estirada atlética. Así, escapó del inning sin más daño.
“Creo que es la primera vez que golpeo a dos bateadores en un mismo inning”, confesó entre risas. “Después me calmé. Solo quería hacer mi trabajo”.
Bello trabajó 5.0 entradas en total, permitiendo una carrera y cuatro hits, con tres boletos y tres ponches. Diez de sus quince outs llegaron por la vía del rodado, mostrando la marca de su repertorio. Después del jonrón inicial, no permitió más batazos elevados.
En el cuarto inning, Bello sufrió un calambre en la pantorrilla derecha que requirió la visita del mánager Alex Cora y el kinesiólogo Brandon Henry. Aunque el momento preocupó a todos, el lanzador insistió en seguir.
“No es nada serio”, aseguró. “Voy a estar listo para mi próxima apertura”.
Cora confirmó que el cuerpo médico lo revisará, pero hasta ahora todo indica que estará en condiciones para lanzar el domingo.
La otra gran historia de la noche la protagonizó Triston Casas, quien atraviesa un inicio complicado en la temporada. Pero en el séptimo episodio, con dos compañeros en base, conectó un jonrón de tres carreras que selló la victoria y puso fin a su sequía ofensiva.
“Se sintió bien poder contribuir. Además, siempre es divertido ponerse el casco de Wally”, dijo entre risas, aludiendo al ritual del equipo que corona al héroe del jonrón con una réplica de la cabeza de su mascota.
Con un promedio de .165 y una línea de poder aún discreta, Casas sigue en proceso de ajustes bajo la atenta mirada del cuerpo técnico.
“Está luchando”, admitió Cora. “Sabemos que tiene más poder. Hoy vimos un buen indicio de lo que puede hacer”.
Una señal positiva para Boston.
El regreso de Bello, su temple en momentos clave y la chispa de Casas son señales positivas para un equipo que busca consolidarse temprano en la temporada. Si la salud lo acompaña, Bello no solo será un abridor confiable, sino un verdadero líder de la rotación.