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La Habana, Cuba – Marco Rubio, el secretario de Estado estadounidense, se reunió con varios líderes del Caribe tras anunciar restricciones de visa para funcionarios cubanos y de terceros países involucrados en misiones médicas cubanas. Estados Unidos busca frenar la presencia de China en lo que considera su tercera frontera, pero los Estados caribeños salieron en defensa de la cooperación con Cuba.
Entre el 26 y 27 de marzo, Marco Rubio se reunió con los líderes de Jamaica, Guyana, Surinam, Barbados, Trinidad y Tobago y Haití. Antes del viaje, el enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, Mauricio Claver-Carone, dijo que sería una «gran oportunidad perdida» si las discusiones entre Estados Unidos y los líderes del Caribe se centraran en el tema de los médicos cubanos.
Pese a sus deseos, los médicos cubanos acapararon los titulares tras una rueda de prensa conjunta entre Marco Rubio y el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness.
«En muchas otras partes del mundo, a los médicos no se les paga. Se le paga al Gobierno cubano. Les quitan los pasaportes. Básicamente, operan como trabajo forzado en muchos lugares», respondió Rubio a una pregunta de la prensa. Holness, por su parte, respondió: «Los médicos cubanos han sido de gran ayuda para suplir el déficit de personal sanitario en Jamaica».
La respuesta es significativa luego de que el 25 de febrero el Departamento de Estado anunciara restricciones de visas para funcionarios cubanos y de terceros países que hayan participado en las misiones médicas.
De hecho, Holness no fue el único en responder en el Caribe. «Tal vez algunas personas en Florida que están impulsando una línea no entienden bien lo que está ocurriendo, y cuando obtengan la información verán que están equivocados», dijo Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas.
«Si no podemos llegar a un acuerdo sensato sobre este asunto, entonces si el precio es la pérdida de mi visa para los EE.UU., que así sea», aseguró Mia Mottley, primera ministra de Barbados.
«No solo tenemos una obligación legal, una obligación moral y ética de apoyar al pueblo de Cuba; nuestra infraestructura de salud colapsaría sin la generosa intervención de Cuba y por eso siempre debemos adoptar una postura de principios», concluyó Joseph Andall, ministro de Asuntos Exteriores de Granada.
Frenar la presencia de China en el Caribe
Estados Unidos ve el Caribe como su tercera frontera, o la primera línea para controlar el tráfico de armas y drogas. En un programa de televisión local, el embajador de Barbados ante la Caricom, David Comissiong, dijo que está ocurriendo, de alguna manera, el regreso a la Doctrina Monroe del siglo XIX, que estipulaba «América para los americanos».
«Ven al Caribe como una zona de influencia directa desde el punto de vista de la repartición de territorios y espacios geopolíticos, que entienden que les pertenecen», asegura en conversación telefónica a France 24, Elvin Calcaño, politólogo y analista internacional dominicano.
Durante la gira, Marco Rubio prometió fortalecer la seguridad energética de los países caribeños, combatir el tráfico de personas y la migración irregular, apoyar la estabilidad regional y limitar las influencias externas.
«En dos meses ha visitado Centroamérica y el Caribe. Estratégicamente y geopolíticamente se tiende a mirar a los países más grandes e influyentes, pero en el Caribe hay una gran cantidad de Estados que a través de los años han visto crecer la presencia de China y han sido aliados de Maduro, especialmente en la OEA. Son pequeños pero influyentes. La Administración Trump trata de seducir sigilosamente a estos países con los que de entrada tiene una relación distante, siguiendo lógicas estratégicas a medio plazo, cultivando confianza y relación directa», dice a France 24 Rafael Piñeros, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Externado de Colombia.
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Si en el siglo XIX la influencia a contrarrestar era la de Europa; en el siglo XXI es la de China. Beijing planea construir un puerto de aguas profundas en Bahamas, tiene inversiones millonarias en el sistema eléctrico de República Dominicana y proyectos de infraestructura en Jamaica y Surinam.
El medio estadounidense ‘Newsweek’ habló incluso de las intenciones del presidente Xi Jinping de convertir el Caribe en «un lago chino».
En este contexto, el Caribe es clave para Estados Unidos, pero sanciones como las restricciones de visa por las misiones médicas cubanas tensionan una región en la que los 15 miembros del CARICOM mantienen relaciones de alto nivel con Cuba.
«Para la población de estas islas, las misiones cumplen un rol importante por las pocas capacidades médicas que tienen», dice Calcaño, quien señala que solucionan cuestiones concretas: «Se dan conversaciones como ‘a mi mamá la operaron en esas misiones’, ‘un médico cubano salvó la vida a mi hija’, por lo que los dirigentes de las islas se ven obligados a validar las misiones para evitar chocar con su población y conscientes de que Estados Unidos no va a ir a atender las necesidades médicas de esos territorios».
La línea dura de Florida respecto a Cuba
Marco Rubio ha hecho carrera por su oposición al Gobierno de Cuba. Y como jefe de la diplomacia no ha perdido el tiempo imponiendo siete medidas: desde el regreso a la lista de Estados patrocinadores del terrorismo hasta la mencionada restricción de visas por las misiones médicas. Pero además de actos, también, palabras: ha asegurado que solo viajará a La Habana para negociar la salida del Gobierno, mientras que su mano derecha Claver-Carone ha dicho que van a ser «muy creativos» para lograr una transición en Cuba.
Una línea dura de dos políticos con ascendencia cubana que tuvo gran influencia en la primera Administración Trump: 243 sanciones, además de una primera reinclusión en la lista de estados patrocinadores del terrorismo.
Sin embargo, el presidente no ha hablado de Cuba desde su regreso a la Casa Blanca.
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«El desapego que muestra Trump hacia Cuba es el que siente hacia América Latina», asegura Calcaño, quien considera que la agenda personal de Rubio puede chocar en este caso con los intereses estadounidenses en el Caribe.
Por su parte, para Piñeros, la actual relación entre Estados Unidos y Cuba no se limita a la agenda de Marco Rubio:
«Una postura crítica con La Habana es una reivindicación histórica republicana. A pesar de que pueda haber oposición en ciertos sectores, los republicanos no están interesados en cambiar la política fuerte, que les permite diferenciarse de la administración demócrata».
Además de Cuba, contradicciones respecto a la migración y USAID
La contradicción entre los intereses en el exterior y la agenda de Rubio también se ha encontrado con la migración.
La política de deportación de Donald Trump, respaldada por Marco Rubio, contrasta con su apoyo a los Estatutos de Protección Temporal y sus orígenes. De hecho, su abuelo estuvo de forma irregular en Estados Unidos y llegó a tener una orden de detención.
Similar es el caso respecto a USAID, la agencia de cooperación estadounidense. Rubio ha asegurado que se «desvió de su misión» y ha desmantelado un 83% de los programas. Sin embargo, tras unas semanas de incertidumbre, finalmente ha mantenido la financiación para Radio Martí, medios opositores cubanos y otros proyectos de ayuda humanitaria y de apoyo a presos.
La situación ha provocado enfrentamientos entre Marco Rubio y Elon Musk, partidario del cierre total de USAID, quienes reflejan dos posturas dentro del Gobierno Trump: la del político republicano clásico con gran influencia en Florida y la del magnate de Tesla, del lado de un sector que busca romper con el status quo.
Mientras Musk está cerca de salir del Gobierno, según reportes de prensa, Rubio acompaña a Trump en su objetivo de recuperar su influencia en América, aunque Cuba no sea la prioridad del presidente.
Sin embargo, las buenas relaciones diplomáticas de la isla con los países del Caribe pueden dificultar los objetivos estadounidenses en la región, destacando la complejidad de las relaciones geopolíticas en el hemisferio occidental.
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