Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Santo Domingo.- Ante la falta de espacio físico y la demanda de servicios que registra la Asociación Instituto Dominicano de Cardiología (AIDC), los pacientes son ingresados en el área de emergencia de ese centro, el cual es el único y más accesible para la gente de menos recursos del país.
Mientras esto ocurre, la ampliación de ese hospital sin fines de lucro, que recibe unos 700 usuarios a diario, para la cual se dio un primer picazo en 2018 e inició en el 2019, va “a cuentagotas”, debido a las fallas que surgieron al inicio de esa obra, las cuales aún no se superan ni se sabe cuándo concluirá.
Ante los requerimientos de servicios, los adultos mayores que acuden al centro sanitario, ubicado en el sector Los Ríos, tienen que madrugar para estar allí entre las 4 y 5:00 a.m. con la idea de tomar un turno que les permita ser asistidos más temprano; las atenciones arrancan a las 7:00 a.m.
La generalidad de los usuarios valora el buen servicio que les ofrece el limitado personal que allí labora, pero se deprimen, en ocasiones se molestan y se desesperan por las horas que tienen que aguardar, hasta la una y dos de la tarde por ejemplo, hasta para que les entreguen el resultado de estudios como un ecocardiograma transtorácico.
Aunque la especialidad del centro son las atenciones a pacientes con problemas cardiovasculares, ofrecen otras afines como nefrología, neumología, neurología, endocrinología, gastro y otras patologías, razón de su gran demanda.
Mayra Melo González, directora médico del hospital, desde 2019 y con 38 años allí ocupando distintas funciones, informa que la mayoría de las personas van a consultas y otros a realizarse procedimientos como ecocardiogramas, mapas, Holter, pruebas de esfuerzos y evaluaciones, además de hacerse analíticas en el laboratorio.
“La enfermedad base es la hipertensión y después la cardiaca coronaria o isquémica, también vienen por arritmia, obesidad, problemas respiratorios y diabetes; de diez personas que vienen 7 tienen hipertensión y los estudios dicen que en el país ronda entre el 23 y 27 por ciento de la población dominicana, otros estiman que el 30% es hipertenso”, explicó Melo González.
Aparte del espacio físico, les afecta la falta de personal médico, muchos se van al sector público por los bajos salarios y los beneficios colaterales como es recibir una pensión al final de sus años de servicio.
“Tenemos en consulta general siete médicos, y diez consultorios que en ocasiones están ocupados por neurólogos; tenemos las emergencias, donde hay días que se ven hasta 30 casos, está el Triaje desde las siete de la mañana, que es la estratificación del paciente para transferirlos al lugar que corresponda”, comentó Melo González en lo relativo al aspecto salud.
En cuanto a la demora de la ampliación, significó que la ampliación se inició sin planos tras una “Visita sorpresa” del presidente Danilo Medina.
“Se hizo un estudio completo de factibilidad y se pensó hacer dos pisos sobre esta edificación, hubo licitación y cuando vinieron al terreno se demostró que para poder hacerla la construcción se necesitaba intervenir el hospital entero y eso significaba que teníamos que cerrar el hospital y no podíamos porque de eso depende la vida de mucha gente, el proyecto se aprobó en el 2014 y hubo una serie de litigios y los planos que se elaboraron no pudieron llevarse a efecto”, detalló Melo.
De ahí que se determinó que la obra a cargo de una empresa contratista, vía Obras Públicas, se hiciera en el parqueo y se trabaja muy lento. Según la directora, aún están corrigiendo los errores de la anterior gestión.
“Este edificio lo hicieron como un ente aparte del hospital, no hay comunicación entre una planta y otra, lo que ha impactado negativamente en el avance, con el debido respeto de la constructora, no tomaron en cuenta aspectos como la comunicación externa que vaya a la segunda planta para mover los pacientes en camillas o saber por dónde sacar la basura”, explicó la rectora del hospital, quien espera la terminación del centro.
Fruto de esa situación, aparte de la limitación de espacios, se han quedado sin parqueos porque están ocupados por la construcción, lo que les genera un caos, pese a tener dos aledaños con capacidad para 25 carros cada uno, pero tienen 504 colaboradores, incluyendo los médicos, enfermeras, personal administrativo y conserjería, por lo que no les abasta.
Los alrededores del centro están complicados porque además son vecinos del Instituto Nacional de la Diabetes.
Para cumplir con las exigencias de rigor, la Asociación Instituto Dominicano de Cardiología (AIDC) recibe una partida del Gobierno de RD$2.5 millones mensuales, de los cuales 500 mil se destinan para una parte de la factura eléctrica, que es de 1.5 millones mensuales.
“El Instituto tiene que poner el millón, y los dos se toman para ayudas a pacientes, como la compra de dispositivos o prótesis endoprótesis para pacientes; eso quiere decir que actuamos como intermediarios”, detalló Mayra Melo González, directora del centro.
Especificó que con los recursos que generan tienen que pagar la nómina de empleados, la manutención de los pacientes y trabajadores que permanecen, además del teléfono, agua y basura.
“Hay una basura que es regular y otra especializada para los desechos biológicos, que cada día aumentan – la última factura fue de setenta y cinco mil-, como también hay que pagar adicional porque es difícil que el Ayuntamiento venga con la regularidad que se necesita”, precisó la directora.
Los recursos son limitados porque la generalidad de pacientes está subsidiada por el Servicio Nacional de Salud (SeNaSa), que les cubre las emergencias, procedimientos e internamientos.
Eso no les permite tener un flujo de dinero en caja; los contributivos son menos, las cuotas no varían y, con la inflación, los insumos como papeles especializados para estudios van cada día en aumento.
El Hospital Escuela Doctor E. Mateo Martínez, fundado junto a otros cardiólogos, lo crearon en 1964 como una unidad especializada en el Moscoso Puello, hasta 1985, cuando el entonces presidente Joaquín Balaguer destinó el terreno que ocupan y se construyó el mismo.
Surgieron bajo el lema “Cardiología para todos y servir con amor”, con la idea de favorecer a la población menos favorecida. No obstante, no se limitan a ese segmento, ya que por la calidad de los médicos, personas del sector privado acuden allí, ya que tienen un área VIP que nada envidian a las clínicas privadas.
Antes era más limitado, pero con la llegada de la Seguridad Social y el régimen subsidiado y seguros privados, tienen más demanda.
En la ampliación se contemplan más privados (cuentan con diez que tienen), una suite y cuentan con cuatro salas de cinco camas y cinco semiprivados de dos; la sala de emergencias cuenta con 11 y la unidad de cuidados intensivos siempre llena para un total de 72 pacientes.
Agregar Comentario