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El pelotón de fusilamiento gana aceptación en EE. UU.: Los reclusos lo solicitan

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UU.), planea ejecutar este viernes, 11 de abril de 2025, a Mikal Mahdi, sentenciado por el asesinato de un oficial de policía.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Carolina del Sur, en Estados Unidos (EE. UU.), planea ejecutar este viernes, 11 de abril de 2025, a Mikal Mahdi, sentenciado por el asesinato de un oficial de policía. De concretarse, su muerte no se llevará a cabo mediante los métodos más habituales como la inyección letal o la silla eléctrica, sino por un pelotón de fusilamiento, una opción que él mismo eligió.

Su abogado lo interpretó como la selección del «menor de tres males» frente a alternativas «bárbaras e inhumanas», una decisión que refleja una tendencia creciente en Estados Unidos donde los problemas con la inyección letal están reabriendo el debate sobre métodos de ejecución alternativos.

El renovado interés por el pelotón de fusilamiento se debe, en gran medida, a las dificultades que afrontan los estados para aplicar la inyección letal.

La escasez de los fármacos requeridos, una serie de ejecuciones fallidas o prolongadas y los desafíos legales basados en la Octava Enmienda (que prohíbe castigos crueles e inusuales) han llevado a la búsqueda de otras alternativas.

El caso de Idaho es paradigmático: tras batallar para conseguir los fármacos y sufrir un intento fallido de ejecución por inyección letal en febrero de 2024 (Thomas Creech), el estado aprobó la ley HB 37 en marzo de 2025, estableciendo el pelotón de fusilamiento como su método principal, algo singular en el país.

El promotor de la ley, Bruce Skaug, argumentó la necesidad de evitar los problemas logísticos y legales de la inyección.

Aunque considerado por algunos como un retroceso a una época «más primitiva», el pelotón de fusilamiento es visto por expertos y algunos juristas como un método potencialmente más rápido, fiable y menos proclive a errores que la inyección letal.

La jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor, en su disidencia del caso Glossip v. Gross (2015), puntualizó que existía «evidencia que sugiere» que el fusilamiento es «significativamente más confiable» y «relativamente rápido e indoloro», aunque reconoció su «brutalidad visible».

Expertos como el Dr. Jonathan Groner afirman que provoca una inconsciencia «casi instantánea» al detener el flujo sanguíneo al cerebro. Asimismo, investigaciones como la de Austin Sarat documentaron un índice de fallos del 0% para este método entre 1900 y 2010, en contraste con más del 7% para la inyección letal.

Actualmente, solo cinco de los 27 estados con pena de muerte lo autorizan, mayormente como opción secundaria.

El retorno del pelotón de fusilamiento, impulsado por los fallos del método predominante, obliga a confrontar directamente la naturaleza violenta de la pena capital.

Como sugirió Sotomayor en una entrevista con nuestro canal asociado CNN, descorrer el velo sobre esta brutalidad podría obligar a conversaciones necesarias sobre una práctica que busca, quizás en vano, una forma «humana» de quitar la vida.

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