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El PLD se encuentra en una situación delicada, considerando la energía que ha demostrado el partido FP

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Al cumplir los 41 años la casa del PLD fue remodelada y en esa ocasión se habló de una inversión de 90 millones en aquella renovación.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Santo Domingo.- Cuando el Partido de la Liberación Dominicana gozaba de gran vitalidad y nada impulsaba a sus principales líderes a prever una división como la de 2019, se podían escuchar predicciones como la del expresidente Leonel Fernández, que en 2013 habló de una fábrica de presidentes y un año después avizoraba gobiernos sucesivos, al menos hasta 2044.

Su visión no era una utopía, si se considera que en México el Partido Revolucionario Institucional gobernó sin interrupción durante 71 años y que en Cuba lo ha hecho el Partido Comunista durante 66, desde 1959, ambos bajo modelos y condiciones distintos entre sí y con el dominicano.

Al cumplir los 41 años la casa del PLD fue remodelada y en esa ocasión se habló de una inversión de 90 millones en aquella renovación. Dos años después se realizaron otras intervenciones importantes.

En un momento dado, al calor de la vitalidad política, se barajó la idea de construir una torre en el lugar de “Villa Estela”, nombre original donde estuvo primero la Casa Nacional del Partido Revolucionario Dominicano y ahora la del PLD.

Un partido es, ante todo, una organización política, pero también una persona jurídica y, como tal, puede llegar a poseer bienes inmuebles que merecen atención y a veces son motivo de litigios en los tribunales.

Hace muchos años hubo en el país un partido muy rico, el Dominicano, que levantó más de 80 locales con un diseño similar, muchos de los cuales aún están en pie bajo la propiedad del Estado, que los usa como escuelas, oficinas públicas, destacamentos policiales y otros fines. Una de esas edificaciones está en Gascue y en ella opera el Ministerio de Cultura.

Los bienes del Partido Dominicano, que era el del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, pasaron a ser propiedad del Estado al ser disuelto en 1961.

Fuente de conflictos

El tema de la propiedad de los partidos políticos es un punto a considerar cuando estas organizaciones entran en declive o se ven afectadas por divisiones políticas y en medio quedan bienes materiales, como ocurrió al menos en dos ocasiones con el Partido Revolucionario Dominicano.

Una de estas divisiones tuvo lugar en 1973, cuando Juan Bosch y poco más de un centenar de dirigentes afines renunció y se quedó con la que era entonces casa nacional, que todavía lo es del PLD, y otra, cuando Hatuey de Camps fue expulsado en 2004 e hizo lo propio con la casa de la Bolívar, que pasó a ser local del Partido Revolucionario Social Demócrata.

¿Dónde están y cuáles son las propiedades del PRD, un partido que tiende a cero? ¿Y dónde están las del Partido Reformista Social Cristiano, que tomó la pendiente tras la muerte de Joaquín Balaguer?

¿Tiene alguien idea de lo que se hace con el edificio del PRSC del ensanche La Fe, al que iba Joaquín Balaguer, alma de esa organización política, una vez cada cuatro años? ¿Y en el del PRD en la avenida Winston Churchill? ¿Le importa a alguien en la sociedad dominicana de hoy lo que hace el partido de Hatuey de Camps con el local que se llevó cuando lo sacaron del PRD?

Cualquiera de estas organizaciones políticas, incluyendo un PLD al que aún le llega una importante asignación de la subvención económica del Estado, puede multiplicarse por cero en un proceso electoral y hacerle imposible la reorganización.

En estas circunstancias

Para situaciones como estas existen los estatutos, la propiedad de locales registrados a nombre de terceros que los han cedido o alquilado para uso político, la legitimidad de las últimas autoridades partidarias, y la ley.

El artículo 77 de la Ley de Partidos Políticos, la 33 — 18, establece: “Cuando un partido, agrupación o movimiento político se disuelva, excepto en caso de fusión, su patrimonio será liquidado de acuerdo con las disposiciones que para tal fin contendrán sus estatutos o documentos constitutivos, bajo la fiscalización de la Junta Central Electoral”.

Los caminos

Hasta ahora las vías empleadas por los partidos, agrupaciones y movimientos políticos para evitar multiplicarse por cero han sido la concertación de alianzas con otras de mayor arraigo popular y la ubicación de algunos de sus candidatos en posiciones “ganables”, como una forma de conservar la personería jurídica.

Llama la atención, porque parece un síntoma, la caída del PRD, por debajo del 1% del voto en 2024; la del PRSC fue de 1.78% en 2020, y la del PLD, que ha transitado en dos períodos — el 20 y el 24 — de la primera a la segunda posición y de la segunda a la tercera.

Este es un descenso peligroso para la organización política más vital del primer quinto del siglo XXI dominicano con apenas su única gran división. El PRD, en cambio, tuvo una fractura relevante en 1986 — 90, otra en 2004 y una tercera en 2011 — 12, esta última acompañada del error político significativo de su presidente de aceptar el cargo de ministro de un gobierno al que debía oponerse.

El caso del PRSC fue haber nacido atado a la persona, prestigio y carisma de Joaquín Balaguer.

Números en rojo

— En ocho años

En las elecciones presidenciales de 2020, el PLD alcanzó el 33% del voto y 10.4% en 2024. Vistos en conjunto, estos dos porcentajes revelan una fuerte caída, pero si se les compara con los resultados de 2016, cuando Danilo Medina ganó la reelección con 61.9%, la situación del PLD puede parecer dramática.

La Casa Presidencial del PLD en la mira

Inmueble. Leonel Fernández tuvo que decidir a dónde irse en un tiempo muy ajustado, porque a pesar de las diferencias con el sector de Palacio, liderado por Danilo Medina, por lo visto se sentía seguro de ganar la convención de octubre de 2019.

Sobre la Casa Presidencial, en la que solía ocuparse de los asuntos partidarios y reuniones, pesaron los antecedentes de 1973, cuando Juan Bosch se quedó con la Casa Nacional del PRD para su nuevo partido político, y de 2004, cuando Hatuey de Camps se quedó con la Casa Nacional de la avenida Bolívar al ser expulsado por la facción encabezada por el entonces presidente Hipólito Mejía.

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