Salud

Entender la afección para un diagnóstico temprano

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La hemofilia es un trastorno hemorrágico hereditario, que surge por la falta o ausencia de proteínas clave para la coagulación sanguínea.

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La hemofilia es un trastorno hemorrágico hereditario, que surge por la falta o ausencia de proteínas clave para la coagulación sanguínea. Se distinguen dos variantes principales: hemofilia A, originada por la carencia del factor VIII, y hemofilia B, causada por la deficiencia del factor IX. Ambos factores son indispensables para la correcta formación del coágulo que detiene las hemorragias.

Desde mis inicios en hematología, he observado que, aunque es una enfermedad rara, su impacto en la calidad de vida del paciente es notable si no se detecta a tiempo. La hemofilia se hereda mediante un patrón genético recesivo ligado al cromosoma X, por lo que, generalmente, afecta a los varones, mientras que las mujeres son portadoras.

Los signos más evidentes incluyen sangrados prolongados tras cortes menores o intervenciones quirúrgicas, aparición espontánea de moretones, sangrado en las articulaciones (hemartrosis) y hemorragias nasales recurrentes. Es fundamental prestar atención a estos síntomas desde la infancia, especialmente en familias con antecedentes.

El diagnóstico se confirma mediante pruebas de laboratorio que evalúan el tiempo de coagulación y la actividad de los factores VIII o IX.

Con un diagnóstico temprano, es factible implementar tratamientos profilácticos, que incluyen la administración regular de concentrados del factor deficiente. Estos avances terapéuticos permiten a los pacientes llevar una vida activa y evitar complicaciones como el daño articular irreversible. La clave está en la educación del paciente y la detección precoz de la enfermedad.

Reconocer los signos iniciales de la hemofilia es crucial para prevenir complicaciones graves. Recomiendo consultar de inmediato al especialista si se presentan episodios frecuentes de sangrado sin causa aparente, sangrados que se prolongan más de lo habitual después de heridas menores, o presencia de hematomas espontáneos.

También es alarmante la inflamación dolorosa de las articulaciones, sobre todo rodillas, codos y tobillos, ya que puede indicar hemorragias internas articulares.

En niños pequeños, señales como sangrados prolongados tras la caída del cordón umbilical o tras vacunaciones rutinarias deben alertar a los padres.

En las familias con historia de hemofilia, es imprescindible realizar pruebas diagnósticas en etapas tempranas, incluso antes de la aparición de los primeros síntomas.

Las mujeres portadoras, aunque no manifiesten la enfermedad de forma completa, pueden experimentar menstruaciones abundantes o prolongadas, lo que también requiere evaluación hematológica.

El especialista, mediante análisis específicos de coagulación y estudios genéticos, podrá confirmar o descartar la hemofilia.

Recibir atención médica oportuna no solo previene hemorragias severas, sino que también mejora el pronóstico del paciente a largo plazo.

En hematología, cada minuto cuenta: la intervención temprana puede cambiar el curso de la enfermedad y garantizar una mejor calidad de vida.

¿La hemofilia tiene cura?

Actualmente, la hemofilia no tiene una cura definitiva. No obstante, los tratamientos disponibles permiten controlar eficazmente la enfermedad y prevenir complicaciones.

¿Cómo se hereda la hemofilia?

La hemofilia se transmite de madre portadora a hijo varón. Las mujeres portadoras tienen un 50% de probabilidad de transmitir el gen defectuoso.

¿Qué riesgos implica no tratar la hemofilia? La falta de tratamiento puede provocar hemorragias internas graves, daño articular crónico, anemia severa e, incluso, situaciones potencialmente mortales por sangrados incontrolados.

¿Pueden las personas con hemofilia llevar una vida normal?

Sí. Con un diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, los pacientes pueden llevar una vida activa, practicar deportes de bajo impacto y participar plenamente en actividades cotidianas.

¿Qué avances existen en el tratamiento?

La terapia de reemplazo del factor de coagulación y las nuevas terapias génicas están revolucionando el manejo de la hemofilia, extendiendo la protección frente a las hemorragias.

Hemartrosis:

Hemorragia dentro de una articulación, común en pacientes con hemofilia.

Factor VIII y IX:

Proteínas esenciales para la coagulación sanguínea.

Profilaxis:

Tratamiento preventivo regular para evitar episodios de sangrado.

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