Actualidad

Halagos en el COE

8643833534.png
Un día, a mediados de la Semana Santa que recién pasó, no sé por qué, pero mientras observaba mi pequeña biblioteca, mi vista se posó en uno de los libros en los estantes: Cartas a Evelina.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Un día, a mediados de la Semana Santa que recién pasó, no sé por qué, pero mientras observaba mi pequeña biblioteca, mi vista se posó en uno de los libros en los estantes: Cartas a Evelina. Este ensayo notable, obra del médico y escritor dominicano Francisco Moscoso Puello, publicado en 1941, me hizo meditar sobre el comportamiento del dominicano en este siglo XXI; y la verdad es que pocas cosas han cambiado desde su aparición.

Lo banal, lo trivial, todo aquello que genera “likes”, se ha convertido en algo que va moldeando el comportamiento en ciertos sectores de la sociedad dominicana. Esta actitud se propaga rápidamente en lo que parece un mundo lujurioso de lo intrascendente.

Políticos específicos y sus aduladores mienten descaradamente sobre cualquier tema; artistas que no les importa desnudarse frente a la misma virgen de la Altagracia, o funcionarios que están atentos a lo que ocurre en las redes sociales para luego tomar decisiones que generen aplausos, sin importar si perjudican o no el interés nacional.

Vivimos la era de los “likes” en las redes sociales; una forma de vida que profundiza el deterioro moral que la sociedad dominicana acusa desde hace tiempo.

De la misma manera que ignoro por qué el libro de Moscoso Puello llegó a mis manos, tampoco entiendo por qué el pensamiento se dirigió al Centro de Operaciones de Emergencias (COE). Aunque, pensándolo bien, quizá haya motivos, dado el comportamiento adulador que se manifiesta en cada evento en relación a la figura presidencial.

En lo personal, me resultó vergonzoso que, en medio de la tragedia del Jet Set, el portavoz de esa estructura que agrupa a muchas instituciones no informara nada sin antes halagar en exceso al Presidente y a la Vicepresidenta de la República; lo mismo ocurrió el jueves en el lanzamiento del operativo preventivo de Semana Santa. ¡Pobre institucionalidad democrática!

No es necesario halagar a nadie que haya recibido el privilegio del pueblo dominicano de ocupar un cargo de elección popular. Se le elige, mediante el voto, para que haga bien las cosas, sin más reconocimiento que la satisfacción del deber cumplido, como dijo en una ocasión el laureado escritor cubano José Martí.

Por comportamientos como ese, considero que la sociedad actual deja pequeña a la que Moscoso Puello retrató en Cartas a Evelina. La publicación tuvo poca difusión, lo cual se comprende en el contexto de que, entre otras cosas, criticaba directamente a los aduladores de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, que estaba en su apogeo en el momento de la publicación.

Los mejores pensadores de la época prefirieron callar y otros, los menos, incluso llegaron a criticarla, a excepción de un alumno de Moscoso Puello, el psiquiatra Antonio Zaglul, quien tuvo el valor de defender la obra y a su autor.

Moscoso Puello es incisivo al señalar que el dominicano siempre ha buscado arrodillarse ante el poder para obtener beneficios particulares: “Aquí se juega al gobierno.

No tenemos ciudadanos. Las dos terceras partes de la población están constituidas por campesinos ignorantes, cuya mentalidad no ha avanzado mucho desde la conquista. La otra tercera parte está formada por hombres de mediocre ilustración y corruptos…”.

Ojalá que el portavoz del COE hiciera su trabajo sin recurrir a la adulación del mandatario ni de ningún otro funcionario electo o designado. Comandante, para seguir así, es mejor que concrete su intención de abandonar el cargo.

TRA Digital

GRATIS
VER