Salud

La debacle del Jet Set

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Este fatídico acontecimiento cambió por completo la agenda del país.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Comienzo diciendo que esta es la crónica que jamás quise redactar. Creo que podemos decir que todavía estamos abatidos, en el suelo, pero no debemos permanecer ahí, en el suelo, tenemos que ponernos de pie.

Y considero que una forma de ayudarnos a levantarnos es, además de aferrarnos a Dios, pensar y recrear todo lo positivo que podemos extraer, que siempre estuvo alrededor de esta horrible tragedia del desplome del techo de la discoteca Jet Set durante el desarrollo de una fiesta amenizada por Rubby Pérez, uno de nuestros artistas del merengue más destacados de los últimos 45 años, a nivel nacional e internacional.

Fiesta a la que asistían varios cientos de personas, de todas las edades, de todos los estratos sociales, de todo el ámbito de la comunidad nacional; de cuya catástrofe el reporte oficial final dado por las autoridades competentes nos informa del lúgubre resultado: 221 víctimas mortales y 189 lesionados que pudieron ser rescatados con vida. Este fatídico acontecimiento cambió por completo la agenda del país.

Quedó demostrado una vez más, que somos la nación más solidaria y empática del mundo. Que en los momentos más difíciles nos sobreponemos.

Hay que destacar la respuesta inmediata, ágil, con verdadera entrega, de las autoridades competentes (nunca antes mejor utilizada la expresión autoridades competentes, coordinadas por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), encabezado por el general (r) Juan Manuel Méndez, especial reconocimiento para él.

La respuesta de nuestro personal médico y paramédico, del Ministerio de Salud Pública, del SeNaSa, Instituto Nacional de Ciencia Forense (INACIF), Patología Forense. Ayuntamiento del Distrito Nacional y; Cuerpos de Bomberos del país, Obras Públicas, Defensa Civil, Policía Nacional, y hasta a la Junta Central Electoral y el consulado dominicano en Bogotá, Colombia, debemos mencionar.

Labor ejemplar de toda la prensa, de todos los medios tradicionales del país.

Y qué decir de los cientos de voluntarios integrados gustosa y espontáneamente a las labores de búsqueda y rescate removiendo escombros. Las gentes del vecindario y más allá, llevando comida, agua y supliendo cualquier otra necesidad, tanto al personal que realizaba las labores de búsqueda y rescate, como a los cientos de personas, familiares y amigos, que buscaban información sobre el destino de los afectados directos por el siniestro.

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