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El desprendimiento de un plafón fue la primera señal de alerta en la discoteca Jet Set solo cuarenta minutos después de que Rubby Pérez iniciara su espectáculo artístico.
Según cuenta Carlos Bautista, uno de los supervivientes, la advertencia fue breve, cree que solo cinco segundos después del plafón, y entonces, toda la estructura del techo se vino abajo.
“Yo salí porque había un hueco por el que entraron algunas personas”, dice.
La experiencia que describen los supervivientes del trágico evento en la tradicional discoteca Jet Set, además de desgarradora, fue repentina.
“Yo visité el lugar con cinco personas, tres de ellos están en la Plaza de la Salud y los otros dos, mi hija y su esposo, siguen allí”, dijo un señor mayor a quien los medios no pudieron identificar.
Aseveró que no tenía los medios para explicar lo que había ocurrido. “No hay forma de explicar lo que pasó porque fue tan repentino, eso ocurrió de golpe. Diez segundos y ya”.
Relató que, tras el suceso, una señora cayó justo a su lado y le bañó de sangre, otra a su lado quedó con un pie atrapado y él, pudo salir porque quedó libre y al levantar la mirada, solo vio el cielo.
“Encendí la linterna de mi celular, traté de ubicar a mi hija, la llamé pero no me respondió”.
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Para los presentes en el lugar y los familiares que empezaron a llegar, la secuencia de eventos parecía eterna.
Equipos de socorro empezaron a llegar y, tras establecer un protocolo inicial, comenzaron las labores de búsqueda.
Ya para las siete de la mañana, muchos de los que quedaron atrapados y se mantuvieron conscientes, fueron trasladados a los centros hospitalarios.
El procedimiento inicial, en estos casos, fue procurar el nombre de la víctima y vociferarlo en las afueras del Jet Set con el fin de que los familiares pudieran identificarlo.
La aglomeración de personas motivó luego un cambio que consistió en anotar los nombres de los desaparecidos según iban siendo proporcionados por los familiares.
Finalmente, se instalaron dos carpas próximas una de la otra, en la que un personal del Sistema Nacional de Emergencias 9-1-1 actualizaba permanentemente el lugar al que habían sido trasladados los heridos y, en otros casos, confirmaba decesos.
El instinto invitaba a grabar lo que pasaba mientras se repasaban los nombres de las víctimas, algunos familiares clamaban entonces por respeto e intimidad.
Escenas de dolor se repetían constantemente cuando se confirmaba el fallecimiento de una de las víctimas, una mujer predicaba y aseguraba que su hermano aún vivía, otra se echaba al suelo mientras era sostenida y cubierta con un paraguas por un familiar.
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Las personas que no pudieron estar en el lugar y que conocían a allegados, llamaban ansiosamente a sus amigos brigadistas o periodistas para que trataran de localizar a uno de los desaparecidos.
A la par, tres grúas movían escombros mientras que políticos, directivos de instituciones del Estado y otras personalidades acudían al lugar para solidarizarse, preguntar por algún afectado o simplemente curiosear.
La presencia militar y policial era notable en el lugar. Cambiaban de manera desordenada el perímetro de seguridad con regularidad y discutían con personal de la prensa al que, de manera recurrente, obstaculizaban su labor.
Al momento de redactar esta nota, el Centro de Operaciones de Emergencias había reportado 44 fallecimientos y 134 traslados a centros hospitalarios.
Se ha confirmado la muerte del exbeisbolista Octavio Dotel y persiste en el ambiente una duda sobre el paradero del merenguero Rubby Pérez quien amenizaba en el Jet Set al momento de la tragedia y que, según familiares, se encuentra bien.
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