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El sector El Portal, en la capital, ayer regresó a la rutina, pero con un tono distinto para siempre. El panorama de paredes negras y los escombros que quedan de Jet Set reviven la tragedia que el pasado martes angustió a cientos de familias, a todos los dominicanos, pero que deja una huella imborrable en los residentes del sector.
Tres días después del suceso que ha cobrado la vida de 223 personas, por el desplome del techo de la emblemática discoteca, por el kilómetro 6 ½ de la avenida Independencia volvió a circular el transporte público y los negocios a funcionar con aparente normalidad.
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Sin embargo, a pesar de que en ciertas ocasiones algunos residentes de El Portal se habían quejado por las fiestas que se celebraban en el Jet Set, la situación desesperante que se vivió desde el martes hasta el jueves cambió la vida de muchos, que ayer hablaron para el periódico HOY.
«No debió terminar así. Nada será igual ahora aquí. Lo que ocurrió aquí es algo que no se puede ni contar», dijo Juana Peguero, residente del lugar.
Expresó que no perdió a ningún familiar o conocido en la tragedia del Jet Set, pero que sentía el mismo dolor que todos los que perdieron a alguien.
Dijo que cuando se enteró de la situación entró en desesperación, porque tiene una hija que acostumbraba ir a las fiestas del Jet Set.
«Son cosas de las que no quiero hablar», expresó el dueño de un colmado que queda justo detrás del Jet Set, pues por el callejón de su residencia vio salir varias personas, pero también muchos cadáveres.
Dijo que por el paso, que separa la discoteca del colmado y su casa, fue que habilitaron para sacar a muchas víctimas de la tragedia de la madrugada del martes.
«Lo que pasó ahí duele. Me da mucha pena porque conocía a algunos que trabajaban allí. Me enseñaron las fotos y ya tú sabes», agregó con tristeza.
Este viernes, desde temprano, una llovizna caía sobre las ahora ruinas de la discoteca, pero esto no impidió que al lugar siguieran llegando velones y flores.
Además, muchas personas se detenían para observar el estado de la edificación, que al mirarla, provocaba tristeza, luego de que por más de 50 años diera tantas alegrías.
En el transporte público, todos se asomaban hacia las ventanas de los carros y guaguas que por allí transitaban, para observar el lugar que ha puesto en luto a todo el país.
En muchos se intuía el asombro y la tristeza, pues al mirarlos casi se podía adivinar el pensamiento de la cuestionante ¿Y cómo fue que pasó esto?
Rafael Ramos, quien vivió por mucho tiempo cerca del Jet Set, recordó que visitaba el lugar desde que inició como cine.
Señaló que el sector está de luto, por todas las personas que allí fallecieron.
«Fueron tres días bastante difíciles», agregó.
Allí queda intacta la valla que promocionaba la gran fiesta del merenguero Rubi Pérez, pero que terminó en desgracia para él y su público.
Ayer en el lugar, se encontraba Roberto Márquez, un mexicano que viajó al país luego de haberse enterado de la tragedia, con la intención de pintar un mural en memoria de los fallecidos.
El muralista encendía velones alrededor de las flores que personas habían depositado en la entrada de la discoteca.
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