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Madrid, (EFEverde)-. Combatir el despilfarro de alimentos, prevenir la pérdida de alimentos y sensibilizar a la sociedad sobre sus efectos son los objetivos de la nueva Ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario, que ha aprobado el Congreso de los Diputados el 20 de marzo y que obligará a los diferentes actores de la cadena productiva a adaptarse a la nueva normativa.
La fruta, la verdura o los productos cárnicos son algunos de alimentos que terminan con mayor frecuencia en el cubo de la basura de la gran mayoría de los hogares, donde se producen dos tipos de desperdicios alimentarios: los relacionados con los productos en su estado de compra, y el desperdicio de las recetas ya elaboradas, cuyo incremento ha ido en aumento en los últimos años, según indica el último informe sobre el Desperdicio Alimentario de los Hogares elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Phenix es una firma francesa que desde hace cuatro años trabaja en España en su labor de asesorar a empresas para mejorar su excedente alimentario y reducir el desperdicio en los diferentes lugares donde se produce: tiendas, supermercados, almacenes, fábricas o plataformas logísticas. Todas ellas deberán adaptarse a la nueva normativa española.
Desde que nacieron en Francia en el año 2014, trabajan en más de 2000 puntos de venta y centros logísticos tanto de grandes cadenas como de supermercados independientes. Además, colaboran con alrededor de 100 empresas fabricantes de los sectores de alimentación.
En España Phenix tiene un acuerdo con el grupo UVESCO, que cuenta con 268 supermercados propios en la Comunidad de Madrid y el País Vasco en los que trabajan alrededor de 6000 empleados.
Pauline Bertin, directora de ventas de Phenix, explica a EFEverde cómo desarrollan su actividad y que implicaciones supondrá la puesta en marcha de la nueva Ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario.
En vuestra web definís a Phenix como una compañía que «ayuda a las empresas a gestionar su excedente de la mejor manera para aumentar su rentabilidad y mejorar su productividad», ¿Cómo lleváis a cabo esta labor?
Nosotros trabajamos con supermercados e industrias para adaptarnos a cada estructura. Uno de los retos de los supermercados es conseguir la forma más adecuada de gestionar los excedentes y mejorar el sistema de la cadena. Por lo tanto, es importante hacer un buen seguimiento para medir el excedente.
Nos organizamos a través de asociaciones humanas a las que destinamos los alimentos para que puedan consumirlos y, de esta forma, evitar que terminen en el cubo de la basura.
Por otra parte, trabajamos con una red de asociaciones para animales. Nuestro principal objetivo con el excedente es el consumo humano, luego el animal y también la industria.
¿Cómo crees que afectará la aprobación de esta nueva ley de desperdicio alimentario en España?
Esta medida, que ahora se aprueba en España, en Francia la tenemos desde hace nueve años, y lo que la ley española sugiere es lo que nosotros estamos haciendo ya desde hace tiempo.
Reducir el desperdicio alimentario supone un beneficio empresarial, pero también para el medio ambiente, por lo que la aprobación supondrá que tengamos que mantener muchas conversaciones para hacer frente a la emergencia que vivimos, en la que los planes de prevención son fundamentales en esta materia.
¿Cuáles han sido los beneficios de vuestra labor en Francia donde lleváis más de una década trabajando?
La verdad es que hemos conseguido reducir el desperdicio alimentario, las asociaciones nos comentan que en torno al 15-20% de los alimentos que reciben han sido gestionados por nosotros.
No debemos olvidar que el primer puesto del desperdicio alimentario es el individual, por lo tanto, deben implantarse medidas para ayudar a los consumidores, es decir, potenciar que el alimento te lo lleves a casa.
Nosotros además de nuestra relación con las asociaciones humanas y de animales, mantenemos una relación «be to be» con la hostelería, con quien tenemos acuerdos en Francia para recuperar excedentes de los desayunos, así como otro tipo de acuerdos como la renovación del mobiliario que emplean: mesas o sillas, que nos encargamos de recogerlo y distribuirlo. Nuestra labor va más allá de los alimentos.
El desperdicio de alimentos es un fallo en el mercado que, según el último informe «Piensa aliméntate ahorra» elaborado por la Organización de las Naciones Unidas, provoca que cada año terminen en el cubo de la basura alimentos con un valor que supera el billón de dólares.
El informe explica que se calcula que el desperdicio alimentario genera entre el 8% y 10% de las emisiones mundiales de efecto invernadero y ocupa el equivalente a casi el 30% de las tierras agrícolas del mundo. La transformación de los ecosistemas para la producción agrícola ha provocado la desaparición de parte de la biodiversidad.
Sin embargo, el impacto del desperdicio alimentario no solo afecta de forma directa al medio ambiente y al hábitat de millones de especies, sino que genera desigualdades en las personas que habitan el planeta, ya que mientras miles de toneladas terminan en la basura, 783 millones de personas pasan hambre cada año, una situación que afecta de manera aguda a los niños menores de cinco año quienes experimentan graves consecuencias en su crecimiento y desarrollo debido a la falta crónica de nutrientes esenciales en sus dietas.
msr/al
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