Salud

Que una persona se acueste a dormir a altas horas de la noche

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A menudo, incluso exhaustos o tras esperar todo el día la hora de dormir, cuando llega la noche terminamos postergando el momento de acostarnos.

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A menudo, incluso exhaustos o tras esperar todo el día la hora de dormir, cuando llega la noche terminamos postergando el momento de acostarnos. Ya sea por conversar con alguien, seguir leyendo o simplemente estar enganchados al móvil, aplazamos el descanso a pesar del cansancio acumulado. Desde Quirón Salud, este comportamiento se conoce como “bed procrastination” o procrastinación del sueño. En términos psicológicos, procrastinar implica posponer o aplazar tareas importantes, sustituyéndolas por otras más agradables o irrelevantes, usualmente por miedo, estrés o pereza. Varios estudios han indicado que cuando una persona no puede realizar actividades placenteras durante el día, es más probable que retrase la hora de dormir como una forma de “recuperar” ese tiempo perdido. O sea, cuanto menos tiempo libre o disfrute se tenga durante la jornada, más fuerte será el impulso de quedarse despierto por la noche para tener un espacio personal. Lea además también: Las 7 claves de un sueño reparador para un corazón sano Este fenómeno también se ha descrito como “procrastinación por venganza”. Surge como una respuesta inconsciente a la rutina diaria impuesta por el trabajo, las responsabilidades y la falta de tiempo personal. Al sentir que el día ha estado completamente ocupado por obligaciones, muchas personas deciden sacrificar horas de sueño para tener un momento de libertad, aunque eso implique dormir menos. Este hábito puede llevar a retrasar la hora de dormir entre 30 minutos y varias horas, pese a saber que la hora de levantarse no es negociable. Según profesionales de Quirón Salud, esta conducta suele presentarse en personas que sienten que no tienen control sobre su tiempo durante el día, y utilizan la noche para recuperar una mínima sensación de autonomía y disfrute. Cuanto más se retrase la hora de dormir, mayores serán las dificultades al día siguiente: fatiga, falta de concentración, irritabilidad y bajo rendimiento son algunas de las consecuencias inmediatas. A largo plazo, esto puede convertirse en un círculo vicioso: sentirse mal durante el día alimenta la necesidad de robarle más tiempo a la noche para compensar, generando un impacto negativo en la calidad del sueño y el estado emocional. Además, un estudio de la Universidad de Málaga ha demostrado que las personas que se acuestan tarde suelen tener estrategias menos efectivas para regular sus emociones. Según el profesor Juan Manuel Antúnez, de la Facultad de Psicología, los llamados “vespertinos” tienden a presentar más problemas psicológicos, como trastornos del estado de ánimo, alteraciones alimentarias, trastornos del sueño o incluso síntomas psicóticos. En contraste, las personas con un cronotipo matutino, es decir, que se acuestan y levantan temprano, suelen mostrar mayores niveles de optimismo, resiliencia e inteligencia emocional.

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