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Tres ex presidentes rompen la costumbre del silencio y critican el rumbo autoritario de Trump

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El único ex presidente vivo que no ha alzado la voz desde el día de la investidura es el republicano George W.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

WASHINGTON.- Barack Obama instó a los estadounidenses a resistir el acoso de Trump, Joe Biden advirtió que Trump está destrozando “el sagrado compromiso” de la seguridad social, y Bill Clinton condenó el énfasis de sus agravios y su necesidad de dominar a otros.

En una impresionante sucesión de solo dos semanas, tres ex presidentes de Estados Unidos se manifestaron para denunciar al actual mandatario de la Casa Blanca, dejando de lado el tradicional recato de los ex jefes de estado, quienes normalmente evitan criticar a sus sucesores.

Obama, Biden y Clinton no nombraron explícitamente a Trump, pero el destinatario del mensaje era evidente. Los tres demócratas señalaron, tanto con sus palabras como con su presencia, que estos son tiempos inusuales para la democracia en Estados Unidos, que no se están respetando las normas, y que es preciso tomar medidas excepcionales. El único ex presidente vivo que no ha alzado la voz desde el día de la investidura es el republicano George W. Bush, aunque no ha hecho mucho por ocultar la antipatía que siente por Trump.

“Nadie más capacitado y en mejor posición que los ex presidentes para levantar la voz y alertar a los estadounidenses que el país está dando un giro peligroso”, dice Timothy Naftali, historiador de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Columbia. “Hay que pensarlos como una especie de consejo asesor del pueblo de Estados Unidos, y cuando ese consejo asesor hace sonar la alarma, la gente debería escuchar”.

Los ex presidentes hicieron sus declaraciones en ambientes que enfatizaron sus argumentos y amplificaron sus advertencias.

Obama habló el 3 de abril en el Hamilton College, en el norte del estado de Nueva York, una de las universidades más antiguas del país, desde donde criticó el ataque de Trump hacia las universidades y otras instituciones y urgió a quienes tienen recursos a responder.

“La solución depende de todos nosotros, porque no vendrá nadie a salvarnos”, dijo Obama. “El cargo más importante en esta democracia es el que ocupa el ciudadano, la persona común que dice: ‘No, eso no está bien'”.

En sus primeras declaraciones públicas desde que dejó el cargo, Biden habló el martes en la conferencia nacional de Defensores, Consejeros y Representantes de Personas con Discapacidad que se realizó en Chicago, donde denunció los recortes de Elon Musk en los programas de Seguridad Social. “Lo que menos necesitan los beneficiarios de su gobierno es esta crueldad deliberada”, apuntó Biden, y agregó: “En menos de 100 días, este gobierno ha causado enorme daño y devastación”.

Y Clinton habló el sábado por la mañana en una emotiva ceremonia en Oklahoma City para conmemorar el atentado ocurrido hace 30 años contra el Edificio Federal Alfred P. Murrah, que se cobró la vida de 168 personas. Clinton comparó la unidad de la ciudad de Oklahoma con las divisiones que se viven actualmente en el país.

“Es como si estuviéramos discutiendo quién tiene más motivos para estar resentido, qué ofensas pesan más que otras y cuáles son más válidas, mientras manipulan un poco la verdad para sacar provecho”, dijo Clinton. “Si vamos a dedicar nuestras vidas a someter a quienes discrepan con nosotros, pondremos en riesgo nuestra marcha colectiva de 250 años hacia una unión más perfecta.”

Clinton elogió el trabajo de los empleados públicos en momentos en que Trump está recortando drásticamente la plantilla del gobierno federal. Clinton también pidió humildad. “De vez en cuando hace bien admitir que uno se equivocó”, dijo el ex presidente demócrata.

Según los historiadores, ya es inusual de por sí que un presidente critique públicamente a su sucesor, dada la tradición de traspasos de poder fluidos que tiene Estados Unidos y del principio de que el país tiene un solo presidente a la vez. Pero que tres lo hagan en tan poco tiempo es algo sin precedentes.

“Lo realmente importante es que esto se da antes de que el segundo mandato de Trump cumpla sus primeros 100 días”, dice Naftali. “Usualmente, los ex presidentes le dan tiempo al presidente en funciones para consolidarse y aprender las reglas del juego… Pero estos tres ex presidentes ya atisban los cambios a los que aspira Trump”.

Los tres presidentes demócratas hablaron en función de las tradiciones y valores esenciales de Estados Unidos. Sin embargo, su relación con Trump también está marcada por la animadversión personal, ya que Trump los ha convertido en blanco de ataques e insultos, contra cada uno de ellos o sus familiares.

Se ha burlado reiteradamente de Biden apodándolo “Sleepy Joe” y calificándolo de persona senil y anciana que la mayor parte del tiempo no tiene idea de lo que dice. A tres meses de asumir su segundo mandato, Trump continúa denostando sistemáticamente a Biden.

Tras su derrota en 2020, Trump aseguró que le robaron la elección, una falsedad que todavía sostiene. Ha atacado a Hunter Biden, hijo del exmandatario, tildándolo de delincuente y drogadicto, y recientemente puso fin a la protección que les brindaba el Servicio Secreto a Hunter y Ashley, la hija de Biden. Hunter ha reconocido haber caído en la adicción tras la muerte de su hermano, Beau.

Cuando Obama se postuló por primera vez a la presidencia, Trump insinuó falsamente que no había nacido en Estados Unidos, una afirmación que muchos consideraron racista. Y También atacó duramente a Hillary Clinton, esposa del ex presidente y su contrincante en las elecciones de 2016, llamándola “la corrupta Hillary”, mientras la multitud coreaba “¡Que la metan presa!”.

A su vez, los ex presidentes demócratas han dicho que las violaciones de Trump a los principios legales y democráticos lo inhabilitan para ejercer la presidencia. En 2022, Biden calificó a los partidarios de Trump como “una amenaza para nuestra propia democracia” y dijo que bajo el mando de Trump, el Partido Republicano había virado hacia un “semifascismo”. También ha dicho que en 2020 se postuló a la presidencia debido al apoyo de Trump a los supremacistas blancos tras la ola de violencia en Charlottesville. Y durante la última campaña presidencial, Obama dijo que Trump era “un multimillonario de 78 años que no para de quejarse de sus propios problemas” y lo comparó con el ex presidente cubano Fidel Castro, “vociferando sobre delirantes teorías conspirativas”.

Clinton, quien dejó el cargo hace 24 años, se había burlado de la edad de Trump en la Convención Nacional Demócrata de agosto y volvió a hacerlo este sábado: dijo que hasta él es más joven que trump. “Donald Trump es un ejemplo de coherencia: sigue dividiendo, culpando y menospreciando”, apuntó Clinton.

No es común ese grado de animosidad entre los hombres que han ocupado el puesto más alto del país. Si bien en el pasado los ex presidentes han tenido sus diferencias, en ese exclusivo club de individuos que ocuparon el cargo más alto del país suele existir una especie de compañerismo.

Tras la agresiva campaña electoral de 1976, Jimmy Carter y Gerald Ford desarrollaron lo que Carter llamó “un respeto mutuo y una profunda amistad personal”, y acordaron que cualquiera de los dos que viviera más años hablaría en el funeral del otro. En 2024, cuando Bush develó el retrato de Clinton, habló con afecto, diciendo: “Los años han contribuido mucho a clarificar las cualidades de este hombre… Bill Clinton amaba la presidencia y llenó esta casa de energía y alegría. Es un hombre cálido y lleno de entusiasmo”.

No son esos los sentimientos que han reinado en los últimos años, ni siquiera cuando todos los ex presidentes vivos asistieron al funeral de Carter y a la toma de posesión de Trump, ambos en enero.

Obama, Biden y Clinton parecen impactados por el descontrol de Trump en el primer tramo de su segundo mandato. Al final de su discurso del sábado, Clinton enfatizó que Estados Unidos posee un inmenso cúmulo de instituciones y de recursos.

“¿De verdad vamos a poner todo eso en riesgo para querer demostrar que somos dueños de la verdad y que nuestros resentimientos son más importantes que los de los demás?”, se preguntó Clinton.

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