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Estambul (AsiaNews) – La confrontación interna en Turquía, desencadenada por la detención el 19 de marzo del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu -principal contrincante del presidente Recep Tayyip Erdogan-, que provocó protestas callejeras rechazadas por las autoridades, ha adquirido un matiz violento. Ayer, en efecto, un simpatizante del primer edil de la capital económica y comercial del país fue apuñalado durante un asalto a una carpa electoral de la oposición en la provincia septentrional de Trebisonda. Mientras tanto, la oleada represiva del gobierno sigue conteniendo las protestas callejeras lideradas por jóvenes y estudiantes universitarios, lo que ha llevado a la detención de actores y figuras del mundo del espectáculo «culpables» de respaldar y reactivar la campaña de boicot económico y comercial.
El incidente ocurrió alrededor de las 14.30 hora local en el distrito de Ortahisar, donde el Partido Republicano del Pueblo (CHP) había instalado un puesto en el marco de una petición nacional para demandar la excarcelación de Imamoglu. Haluk Batmaz, dirigente del CHP en el distrito donde tuvo lugar el ataque, informa que un hombre atacó con un cuchillo a un miembro de la sección juvenil del partido. «Ha sido un ataque brutal contra nuestra reivindicación de libertad», subrayó Batmaz, añadiendo que «no había ningún agente de policía en el lugar de los hechos».
Mustafa Bak, dirigente provincial del Chp en Trebisonda, confirmó el apuñalamiento y agregó que la víctima resultó herida en una pierna. La manifestación formaba parte de una campaña más amplia lanzada por el partido bajo el lema «Libertad para Ekrem Imamoglu» en los días posteriores a la confirmación de la detención, y contó con una considerable participación popular. Asimismo, el asalto al puesto de la oposición se produce en el contexto de una mayor tensión política y de manifestaciones en curso en todo el país, con estudiantes y grupos de la oposición protestando contra lo que describen como una extensa represión gubernamental de la disidencia.
Mientras tanto, la policía turca ha detenido en las últimas horas al menos a 11 personas (de un total de 16 órdenes de arresto) por supuestamente revivir los llamamientos al boicot comercial de un día convocado por la oposición el 2 de abril. Varias cafeterías, restaurantes y bares de la capital, Ankara, y de Estambul, que permanecieron cerrados todo el día, se unieron al cierre anunciado el pasado fin de semana por el líder nacional del Chp, Ozgur Ozel. El bloqueo empresarial forma parte de un plan más amplio de boicot a empresas y marcas vinculadas de diversas formas al gobierno y al presidente Erdogan, que para el ejecutivo y la cúpula dirigente representan un movimiento de «odio y discriminación» que fomenta la «hostilidad» en el país.
Entre los detenidos por apoyar la protesta se encuentra el actor turco Cem Yiğit Üzümoğlu, uno de los protagonistas de la serie de Netflix ‘Rise of Empires: Ottoman’. Tras los cierres hubo mensajes y llamamientos publicados en las redes sociales en los que se pedía a los ciudadanos que no gastaran dinero el 2 de abril y se unieran así a la campaña de boicot. Una protesta definida como «amenaza» para la estabilidad económica del país por el ministro de Comercio, Omer Bolat, que acusó a los promotores de querer atacar al Gobierno y poner en peligro la estabilidad económica del país. Entre los rostros conocidos que apoyan al ejecutivo se encuentra, por otra parte, el exjugador estrella de la selección alemana y del Real Madrid -de origen turco- Mesut Ozil, que se sumó al hashtag BoykotDegilMilliZar [«No un boicot, sino un daño nacional», ed.].
Mientras tanto, analistas y expertos resaltan la importancia del ala juvenil en la protesta, que pone en primer plano a una «nueva generación» de ciudadanos ahora en primera línea contra Erdogan y el carácter autoritario de su poder. A diferencia de las generaciones mayores, que recuerdan la fuerte represión de las protestas antigubernamentales del Parque Gezi en 2013, los jóvenes manifestantes de hoy afirman que no se amedrentan ante los riesgos. «Creo que haber crecido bajo un régimen nos convierte en una generación que busca el cambio, que busca pruebas de que vivimos en una democracia», dijo Yezan Atesyan, un estudiante de 20 años de la Universidad Técnica de Oriente Medio (METU). «La idea», agregó en una entrevista con Reuters, «de un poder que perdura para siempre nos aterra».
Cientos de miles de turcos de todo el país respondieron a las convocatorias de protestas de la oposición, en medio de manifestaciones que fueron mayormente pacíficas, pero que resultaron en la detención de más de 2.000 personas. Alimentando el descontento, además de la cuestión política -vinculada a la de los derechos- están las dificultades económicas, entre ellas la elevada inflación y el desempleo, que afectan especialmente a los jóvenes, que ven peligrar su futuro. «Me licencié en 2024, pero no encuentro trabajo y mi familia tiene dificultades económicas», relató Duygu, de 25 años, durante un mitin de la oposición en Estambul. Teme por su seguridad, pero también por la de sus amigos. «Algunos de ellos ya han sido detenidos». A pesar de los riesgos, los manifestantes se mantienen firmes. «Esta parece ser nuestra última oportunidad», subraya Atesyan. «Si no tenemos éxito, muchos de nosotros tendremos que abandonar Turquía. Imamoglu representa la esperanza», concluyó, «y la posibilidad de un cambio real».
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