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Washington. – Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y director ejecutivo de Meta, estuvo este miércoles en la Casa Blanca. El encuentro tuvo lugar poco antes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara nuevos aranceles ante los que la Unión Europea (UE) podría reaccionar, tomando medidas contra las grandes empresas tecnológicas.
«Mark sigue con los encuentros que ha estado teniendo con la Administración acerca del liderazgo tecnológico estadounidense», señaló Andy Stone, portavoz de la compañía, en un comunicado difundido por medios estadounidenses.
El mandatario anunciará esta tarde, en una jornada que ha llamado «día de la liberación», nuevos aranceles contra varios países.
Aunque todavía hay poca información, se implementarán «aranceles recíprocos». Estos irán dirigidos a los países que imponen barreras a los productos y servicios estadounidenses, lo que podría impactar especialmente a la UE.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró el día previo que la organización tiene «la capacidad de tomar represalias» ante los gravámenes estadounidenses.
Entre otras cosas, el Parlamento Europeo consideró aplicar las leyes de servicios y de mercados digitales de la UE contra gigantes tecnológicos estadounidenses, como Meta, Apple o Google.
Asimismo, Trump presidió este miércoles una reunión para evaluar las distintas propuestas de venta de TikTok, según las cadenas NBC y CBS News.
En enero, Meta donó un millón de dólares al comité organizador de la investidura de Trump, al igual que Jeff Bezos, fundador de Amazon.
Zuckerberg ya visitó la residencia presidencial el mes pasado. También ha estado en Mar-a-Lago, la propiedad del neoyorquino. Además, ocupó un lugar destacado en la investidura del presidente en el Capitolio, junto a Elon Musk, uno de los principales aliados del mandatario republicano.
Previo a la segunda investidura de Trump, el director ejecutivo de Meta suspendió el programa de verificación en sus plataformas, el cual surgió para combatir la desinformación en redes sociales. Esta acción se interpretó como un gesto de acercamiento a la Administración Trump, que calificaba estos programas de confirmación como «censura».
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