Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo en la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS mediante AS.com. Para entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a currar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
De los árbitros se acuerda uno solo cuando truena, como de Santa Bárbara durante las tormentas. Va en la naturaleza de un trabajo en el que no hay mejor señal que pasar desapercibido. Pero están: en mitad de la acción, tomando decisiones fulminantes de las que dependen tantísimas cosas (emocionales, deportivas, económicas y empresariales…) que, a veces, parece que no habrá mundo más allá. Con pocos amigos porque el que alaba un día puede criticar al siguiente, según como le haya ido la cosa; En la picota a veces incluso si aciertan, en el cocedero actual de las redes sociales y su toxicidad insoportable… escrutados y señalados, criticados muchas veces más allá de la lógica y sin derecho a réplica porque no responder también forma parte de su trabajo. Pero siguen ahí, casi siempre por una vocación que ni siquiera se entiende bien porque su figura, aunque debería, no suele despertar demasiada empatía.
Por eso no solemos hacernos planteamientos que deberían ser obvios: ¿por qué los árbitros no pueden aprovechar la revolución tecnológica actual para, como los jugadores, tener nuevas herramientas con las que ser cada vez mejores? ¿Cómo, y dónde, se forma un árbitro? ¿Cómo se preparan mentalmente para ser capaces de pasar página y no encallar en un error puntual? Y, finalmente, una cuestión ominosa pero que puede tener, en el futuro, una relevancia mayor de lo que parece: ¿qué pasaría si nos quedamos sin árbitros?
En la búsqueda de respuestas para esas y otras muchas preguntas surge RefMasters, una plataforma de encuentro y aprendizaje; un mundo encerrado en una app cuya vocación es crecer hasta convertirse en una “Universidad de Harvard para árbitros”. Una idea revolucionaria que pone el foco en una parte fundamental del deporte con peor fama de la que merece: la NBA tiene 74 árbitros que, según el dato de su propio sindicato, aciertan en el 95% de sus decisiones. Por eso RefMasters es para ellos, pero también para entrenadores, jugadores y aficionados. Un lugar para analizar y entender el reglamento, saber qué se pita, pero sobre todo cómo y por qué se pita. Un espacio para el entendimiento.
Sobre todo, un lugar para los árbitros. En el que aprender, consultar, compartir, entrenar. Para pulir su técnica, bucear en datos que hasta ahora nadie había recopilado, escuchar charlas de los mejores del oficio, perfeccionar la preparación física y poner el foco en la mental. Para que los que quieren arbitrar inicien su camino y los que ya lo hacen, mejoren. En todo. RefMasters ya abarca fútbol americano y béisbol, y promete introducirse en el fútbol europeo, además de un baloncesto que está en los huesos de su nacimiento, impulsado por dos árbitros de la NBA. James Williams, que lleva 14 años en la Liga y ha dirigido más de 700 partidos incluidos cuatro de Finales y dos All Star. Y Kane Fitzgerald, que después de trece años en las pistas (cuatro partidos de Finales, un All Star…) ha pasado a los despachos para dirigir el Replay Center, el centro neurálgico del sistema de revisión de jugadas. Junto a ellos, un CEO que desparrama ilusión cuando habla de RefMasters como un lugar de encuentro multidisciplinar, en el que caben todos los que, sencillamente, quieren entender mejor lo que pasa cuando ven un partido. Y, sobre todo, entender mejor a quienes imparten justicia, casi siempre en el ojo del huracán: Sony Tiwari, que empezó su vida profesional como profesor de música, habla con AS sobre su proyecto y la perspectiva que le ha dado, como simple aficionado, trabajar al lado de algunos de los mejores árbitros del mundo.
Lo mejor, para empezar, es explicar qué es RefMasters.
Es la primera comunidad de aprendizaje online dedicada al arbitraje del mundo. Tenemos programas de perfil universitario y eventos presenciales para árbitros, y también iniciativas para un rango de personas más amplio con el objetivo de crear conciencia y cerrar un poco la brecha que hay, por falta de empatía, entre los árbitros y los demás: aficionados, entrenadores y jugadores.
Dicen que quieren ser “la Harvard del arbitraje”. Como mínimo, no le discutiré que es un gran lema.
Esa visión la trajo James Williams, que lleva casi quince años arbitrando en la NBA, ha dirigido partidos de las Finales…. Significa que queremos que cuando alguien vea que un árbitro se ha formado con nosotros se le abran los ojos de par en par y diga ‘guau, ha ido a RefMasters’. Que impresione tanto como cuando, en otros ámbitos, alguien dice que ha estudiado en Harvard. Eso implica que tienes que formarte con los mejores especialistas del mundo. Cuando vas a una universidad como Harvard, sabes que tus profesores son líderes en sus campos. Eso queremos ser: nuestros programas están dirigidos por árbitros que están en el nivel más alto en sus deportes.
¿Cómo será el futuro de RefMasters?
El futuro de RefMasters es el futuro del arbitraje. Porque ahora mismo tenemos una notable escasez de árbitros, empieza a no haber suficientes. Nuestro objetivo es que haya un cuerpo de árbitros feliz, saludable y de máxima categoría en cada pista y en cada campo del mundo. Y hablo de todos los niveles, no solo el profesional: universitario, ligas no profesionales, ligas menores, institutos… El futuro del arbitraje tiene que ser uno con más árbitros. Y más diversidad.
Eso último es muy interesante.
Mire: ahora elegimos a los árbitros a partir de un segmento muy concreto de nuestra población. Queremos ampliar esa red, elegir de entre grupos de gente más amplios y diversos. Y queremos estar potenciados por la tecnología. Que no tiene que darnos miedo, aunque a veces lo parezca. Tiene que ser un mecanismo esencial para hacer que los árbitros sean mejores. Así que ese es el futuro: más árbitros con más diversidad, mejor entrenados y reforzados por la tecnología.
Hay otro principio obvio pero muy cierto: si los jugadores tienen cada vez más tecnología a su disposición para ser mejores, ¿por qué no es sucede lo mismo con los árbitros?
Ese es otro de nuestros pilares. Ahora todo el mundo tiene toda su vida en el teléfono. Puedo aprender un idioma con él, aprender a cocinar… ¿Por qué no voy a poder aprender también a arbitrar? Sabemos que en torno a los árbitros hay un permanente debate sobre su labor y los errores que cometen. Hay críticas e insultos de aficionados y también de entrenadores y jugadores. Eso se reduciría si conseguimos que la tecnología, como se hace con los jugadores, ayude a mejorar los estándares de calidad de los árbitros, que así tendrán también más confianza. Si no te sientes preparado para hacer tu trabajo, vas a sentir mucho estrés y te va a influir más la presión externa. Por eso nos interesa mucho, por ejemplo, el campo de la realidad virtual. Estamos construyendo ámbitos virtuales de entrenamiento para árbitros. Ellos tienes claro que van a crecer mucho si pueden practicar y prepararse en entornos que simulen situaciones reales de partido.
Parece obvio que sería una gran ayuda, sí.
Y estamos acumulando datos, algo que tampoco se había hecho. Vamos a poder establecer áreas individuales de crecimiento para cada árbitro. Queremos entrenamientos más específicos y personales, más transparencia sobre qué tiene que hacer mejor cada árbitro y más información para ellos y quienes tienen que contratarlos.
Ahora trabaja en permanente contacto directo con árbitros. Por su experiencia, ¿en qué áreas necesitan más ayuda?
Hay un gran reto cultural. Los árbitros tienen que acertar, y tenemos que darles formas de entrenar las situaciones que luego se van a encontrar en los partidos, y ahí entra la tecnología, la realidad virtual. Porque no es lo mismo una situación teórica que un partido en el que hay mucho en juego. Aquí hay un reto que requiere unos estándares porque a un aficionado no le sirve que un árbitro le diga, si se ha equivocado, ‘lo siento, me estoy preparando para hacerlo mejor’.
No, eso parece claro.
Y luego el arbitraje se analiza de una forma distinta en cada lugar del mundo. En baloncesto, la FIBA marca las reglas en Europa. A mí me gusta mucho, hay cosas que me encantaría que se hicieran igual en Estados Unidos. Pero son reglas distintas. En RefMasters tenemos un abanico global de árbitros y creemos que se pueden establecer unos principios globales de lo que es un buen arbitraje porque hay unos principios idénticos en todas partes: estar en el sitio correcto en el momento adecuado, mantener la vista en la jugada, cubrir toda la pista con tus compañeros, no preocuparse por el público u otras distracciones, no convertirte en el protagonista…
¿Qué jugadas o situaciones son las más complicadas para los árbitros?
En baloncesto, diría que una de las que más se discute, entre los árbitros y también entre los aficionados, es la carga del atacante, cuándo es falta del defensa y cuándo en ataque. El debate entre árbitros en nuestra plataforma es muy interesante porque te das cuenta de que no hablan tanto de la norma, que está escrita y se la saben, como de la mecánica de la decisión: qué árbitro tendría que verla primero, cuál toma la decisión inicial… Como aficionado, aprendes mucho interactuando con ellos y ves los partidos de otra manera. Ahora me doy cuenta de cómo de importante para ellos es dónde se sitúan, dónde miran… Son tres, y es fundamental qué tiene que ver y señalar cada uno. Los errores llegan, muchas veces, porque dos o incluso los tres están mirando lo mismo.
Es cierto que los aficionados no tenemos ese punto de vista.
Hay situaciones muy interesantes que ahora
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