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Miami. — Pedro ha residido sin documentación en California durante más de 20 años. Tiene dos hijos, un empleo estable y una vida construida con base en sacrificios silenciosos, y aunque sabe que en esta época de Donald Trump la situación para los inmigrantes es más complicada que nunca, se ha sentido tranquilo hasta ahora, en lo que cabe.
Cuando escuchó que el gobierno de EE. UU. ofrece mil dólares a los indocumentados que decidan autodeportarse utilizando la aplicación modificada del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés), no tenía mucho que pensar.
Ante la pregunta de EL UNIVERSAL sobre si la consideraba una opción en su vida, dijo: “Yo ya tengo una familia, dos hijos, un empleo estable. A mí no me conviene”.
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A sus 50 años, regresar a México con una maleta y un cheque simbólico no es una opción, pero sabe que otros podrían verlo diferente. “Aquellos que llevan poco tiempo aquí en el gabacho, que les está yendo mal y que quizás no se han adaptado bien, creo que podrían aceptar la propuesta de Trump”.
El DHS, a cargo de la secretaria Kristi Noem, anunció que el Departamento de Seguridad Nacional activó un nuevo programa a través de la aplicación conocida ahora como CBP Home, antes destinada a gestionar citas para solicitantes de asilo, bajo el nombre CBP One.
Ahora, cualquier persona en situación irregular puede declarar su “intención de salir” de EE. UU., recibir ayuda para comprar un boleto de avión y, una vez confirmada su llegada a su país, cobrar mil dólares.
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En lugar de perseguir y arrestar a millones de personas a costos exorbitantes, el gobierno federal de Estados Unidos ofrece mil dólares por cabeza para que se vayan por su cuenta, para que se autodeporten. El argumento es, sobre todo, económico.
Según el DHS, deportar por medios tradicionales cuesta 17 mil 121 dólares por persona. El cálculo incluye operativos para localizar y arrestar a cada inmigrante, su detención durante semanas o meses, audiencias migratorias y el transporte final, a veces en vuelos chárter, a veces en autobuses, hasta su país de origen, antes de la deportación.
Según el gobierno, pagar mil dólares es un ahorro de hasta 70% en comparación con una deportación forzosa. Varios centros de análisis han llegado a cifras similares.
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El Brookings Institution sitúa el costo promedio de una deportación entre 13 mil y 15 mil dólares por persona, dependiendo del nivel de resistencia del migrante y los medios utilizados. El American Immigration Council calculó en 2024 que expulsar a toda la población indocumentada en EE. UU., estimada por esta organización en más de 13 millones, costaría al menos 315 mil millones, lo que implica unos 28 mil 636 dólares por persona. Un informe del American Action Forum fue aún más tajante, estimó en hasta 600 mil millones el gasto total de una deportación masiva.
Angélica Salas, directora de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA, por sus siglas en inglés), lo calificó como un acto de cinismo, “la propuesta de Trump es deshonesta, cruel y vil”, dijo a este medio.
Organizaciones como la suya han advertido que muchos migrantes, empujados por el miedo o la desesperación, “podrían llegar a aceptar sin comprender las consecuencias legales”. Abogados especialistas en inmigración han comenzado a advertir que una autodeportación no está exenta de castigos.
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“Quien haya permanecido más de un año sin documentos [en EE. UU.] enfrenta una prohibición automática de reingreso por 10 años”, comenta a este medio el especialista José Jordán. “Y deben saber que esa penalidad no se anula por haberse ido voluntariamente y tampoco hay garantías de que las personas puedan regresar legalmente, a pesar de las insinuaciones de Trump”, subraya Salas. Como señala un reporte, “los defensores de los migrantes dudan de que la esperanza de una bienvenida en un posible retorno sea cierta”. Por ahora, la promesa suena más a una forma de persuasión que a una oportunidad real.
Además, está el factor del miedo. Aunque el DHS asegura que los datos introducidos en CBP Home no serán usados para arrestos, muchos no lo creen. “¿Quién garantiza que si alguien se apunta, no van a llegar por esa persona antes de que logre salir?”, pregunta Pedro. Según una denuncia anónima a un medio, al menos una vez, ICE habría detenido a una persona que había iniciado el proceso de salida.
A pesar de ello, el DHS reportó que, según ellos, más de 7 mil inmigrantes han iniciado su proceso de autodeportación mediante CBP Home. Se sabe de un primer caso, que fue un hondureño que abordó un vuelo desde Chicago, pero la realidad es que no está claro cuántos completaron ya el proceso.
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Para muchos migrantes como Pedro, la oferta no es suficiente para abandonar su vida: “He trabajado duro aquí por 20 años, mis hijos ni conocen México, ¿de qué me sirven mil dólares allá?”, pregunta. “Para cualquiera, volver a empezar en su país de origen, después de años de ausencia, no es sólo difícil, sería renunciar a todo lo que ha construido aquí”, explica Salas. Para otros, como jóvenes recién llegados sin vínculos familiares en Estados Unidos, el cálculo puede ser diferente, apunta la líder por los derechos de los inmigrantes; “pero incluso así no tienen por qué claudicar”, asegura.
ICE ha recibido órdenes de no priorizar la detención de quienes demuestren que están en proceso de autodeportación.
“Es un incentivo ordenado y sin confrontaciones”, declaró un vocero del DHS.
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Al final, el gobierno plantea esto como una ecuación fiscal. Pero los migrantes hacen otro tipo de cuentas. Saben que su historia en Estados Unidos no se mide en dólares, sino en años vividos, hijos criados, deudas pagadas y sueños cumplidos. Pedro, como muchos, lo resume sin rodeos: “Aquí he hecho mi vida y no la voy a tirar por mil dólares”.
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