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MIAMI, Estados Unidos. — La reciente declaración del primer ministro de Bahamas, Philip Brave Davis, sobre el pago directo de salarios a los galenos cubanos, ha generado preocupación entre activistas y observadores. Temen una nueva estrategia conjunta entre Nassau y La Habana para que el régimen cubano continúe apropiándose de los ingresos de sus profesionales en el exterior.
“A cualquiera que contratemos, le diremos: ‘Le pagaremos directamente en su cuenta'”, afirmó Davis en una conferencia de prensa, tras reunirse en Washington con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. Sin embargo, la medida, que aparenta transparencia, podría estar encubriendo un mecanismo similar al que ya se ha documentado en Jamaica, donde el Estado cubano obliga a los médicos a enviar el 50% de su salario como “remesa”.
En Jamaica, como reveló recientemente CubaNet en el reportaje “Tráfico de batas blancas en el Caribe: La historia de cinco cubanas”, los sanitarios de la Isla reciben directamente su sueldo en moneda local, pero deben transferir mensualmente la mitad de sus ingresos netos a una cuenta a nombre de la misión médica en el National Commercial Bank (NCB). Este dinero, que debería formar parte del salario del trabajador, es reembolsado al Estado cubano bajo una justificación ambigua: la de una “remesa”.
“Para enmascarar la apropiación de los ingresos de sus trabajadores, la oficialidad cubana se refiere al reembolso obligatorio del 50% como ‘remesa’, término que da una dimensión personal a la transferencia bancaria”, explica la periodista Annarella Grimal en el reportaje mencionado.
Los médicos deben entregar el recibo de sueldo a la jefatura de la brigada y remitir una declaración jurada con el monto transferido. “Es frustrante ver los días 25 de cada mes cómo se sienten los colaboradores. Se nota el descontento. Muchos dicen que no van a trabajar horas extra porque, para qué, si tienen que dar la mitad. Es muy humillante”, relató Yaniset*, una profesional cubana en misión en Jamaica.
El temor ahora es que, bajo el argumento de una nueva modalidad de pago directo en Bahamas, se reproduzca el mismo esquema. Esto permitiría a las autoridades cubanas seguir recibiendo el grueso de los ingresos generados por los médicos sin asumir públicamente responsabilidad directa sobre los contratos, que podrían permanecer ocultos.
Durante su declaración a la prensa, Davis negó que existan indicios de trabajo forzoso en su país: “Si el trabajo forzoso ocurre en nuestro país con los cubanos, no hay evidencia que hayamos encontrado”, dijo. Aun así, reconoció que ciertos elementos podrían ser “percibidos” como indicios de trabajo forzado, entre ellos, “compartir el salario de un empleado con un gobierno” o “retener el pasaporte”.
Pese a estas afirmaciones, el primer ministro evitó confirmar si el contrato filtrado por The Tribune y The Miami Herald, que mostraba que el Gobierno de Bahamas debía pagar a una entidad del Gobierno cubano por los servicios de cuatro profesionales de la salud, era auténtico. También se negó a responder si haría público el acuerdo laboral con los médicos.
Mientras tanto, la renegociación de los memorandos de entendimiento con Cuba sigue en curso. Davis señaló que el proceso es similar al que se lleva a cabo con otros países como Filipinas. “Estamos en el proceso de renegociar todos estos memorandos de entendimiento para trabajo proveniente de Cuba”, dijo.
La estrategia de Bahamas de pagar “directamente” a los médicos cubanos, sin garantizar que estos retengan libremente sus ingresos, podría convertirse en una forma de legalizar el despojo salarial ejercido por el régimen. “El colaborador en Jamaica está como raptado. Es horrible; uno acepta el contrato porque, realmente, ¿quién vive en Cuba con 50 USD de salario?”, cuestionó otra profesional entrevistada por CubaNet.
En la práctica, el método ya aplicado en Jamaica demuestra que el control no está en el modo de pago, sino en la coerción posterior ejercida por el Estado cubano. El uso de mensajería cifrada, recordatorios oficiales y exigencia de declaraciones juradas son parte del andamiaje que garantiza que el dinero sea redirigido a cuentas estatales cubanas.
En su encuentro con Rubio, el primer ministro bahameño afirmó que “el concepto de compartir el salario con un gobierno no es desconocido” y lo comparó con antiguos contratos británicos de emigración laboral. Sin embargo, expertos señalan que tal analogía no aplica a las misiones médicas cubanas, pues en estos casos los profesionales no negocian libremente sus condiciones, no reciben copia de sus contratos y están obligados a cumplir con exigencias económicas que violan estándares internacionales sobre trabajo decente.
En febrero pasado, el secretario de Estado Marco Rubio anunció sanciones de visado contra gobiernos que participan en las misiones médicas internacionales de Cuba, a las cuales calificó de “trabajo forzado”. Durante su encuentro con Davis, insistió en que no busca que los países del Caribe rompan relaciones laborales con La Habana, sino que garanticen que “los trabajadores no estén sujetos a trabajo forzado”.
En este sentido, el Gobierno de Bahamas solicitó a Washington que comparta cualquier información de inteligencia disponible sobre prácticas abusivas vinculadas a las brigadas médicas.
Sin embargo, mientras los contratos sigan sin ser públicos, y los mecanismos de control salarial permanezcan opacos, el peligro de que el Gobierno cubano continúe explotando económicamente a sus profesionales de la salud en el extranjero persiste. Y con él, la posibilidad de que otros países, de forma deliberada o no, terminen facilitando esa práctica.
La apropiación del salario de los médicos por parte del régimen cubano es una de las principales fuentes de ingreso en divisas para la Isla, muy por encima de sectores como el turismo o las exportaciones agrícolas. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), la inversión en salud y asistencia social no alcanza ni el 2% del ingreso nacional, a pesar del peso económico de estas misiones.
“El dinero va para no se sabe dónde, porque vas a Cuba y ves que sigue la misma miseria”, comentó a CubaNet otra fuente desde Jamaica, al denunciar que los ingresos de las brigadas no se traducen en mejoras para el sistema de salud cubano.
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