Salud

Cirrosis hepática: la dieta como parte del abordaje terapéutico

8676619305.png
Carmen Bueno Nutrióloga Clínica-Obesóloga-Dietista/ @drabueno

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Por Dra. Carmen Bueno Nutrióloga Clínica-Obesóloga-Dietista/ @drabueno

La cirrosis hepática es una enfermedad crónica que daña severamente la función del hígado. Aunque no se habla mucho de ella, es una condición común en todo el mundo, con una prevalencia variable según la región y la población. En aproximadamente el 90% de los casos, la cirrosis es causada por factores como el consumo crónico de alcohol, los virus de la hepatitis B y C, la enfermedad por hígado graso asociada a disfunción metabólica y en un 10% de los casos se desconoce la causa.

La Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) establece tres objetivos fundamentales en el manejo nutricional del paciente con cirrosis:

Una dieta rica en fibra es un pilar esencial del tratamiento. Los pacientes con cirrosis deben evitar el estreñimiento incrementando el consumo de cereales integrales (arroz, avena, pastas), tubérculos, leguminosas, frutas y verduras variadas. Estos alimentos aumentan la fibra en la dieta mediante la fermentación y con esto disminuye el pH del colon favoreciendo la excreción de amonio, para acelerar el tránsito intestinal y de esta manera disminuir los hallazgos de la temida encefalopatía hepática.

Investigaciones como la de Bemeur y colaboradores (Hepatology 2013) señalan que las fibras fermentables pueden mantener la diversidad de la microbiota intestinal y reducir la absorción del amoníaco, con un efecto comparable al de la lactulosa.

En la actualidad la evidencia es clara, no se debe restringir el uso de las proteínas ya que esto conduce a desnutrición con pérdida de masa muscular. La recomendación actual es consumir entre 1.2 y 1.5 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal en pacientes con cirrosis compensada.

Fuentes de proteínas como pescados (salmón, atún, sardinas) lácteos, pollo, huevos, aves y proteínas vegetales, como las leguminosas, soya y nueces, son bien toleradas. Invitamos a limitar el consumo de carne de res, embutidos, carnes saladas fritas y ahumadas.

Consumir grasas saludables, como el aceite de oliva extra virgen, aguacate y nueces, debe formar parte de la dieta diaria, siempre tomando en cuenta que no haya diarreas por mala absorción intestinal.

Otro punto importante es incluir una merienda nocturna para prevenir hipoglucemias, ya que el hígado con cirrosis tiene una capacidad reducida para almacenar glucógeno. Igualmente es importante evitar el ayuno prolongado ya que esto puede ser muy perjudicial.

En casos de retención de líquidos en cavidad abdominal (ascitis) o edema en extremidades, debe tenerse control con la ingesta de sal y líquidos. La cirrosis hepática no tiene una dieta específica sino que el enfoque debe ser individualizado, equilibrado, saludable y adaptado a la condición clínica de cada persona. Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo. Escribe tus preguntas a: articulos@gmail.com / @sodonuclim.

TRA Digital

GRATIS
VER