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Febrero del año 2022 fue crucial para el padre Santiago Rodríguez, conocido como “Padre Santi” y un grupo de jóvenes de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Las Caobas, quienes, inspirados por el sacerdote y las catequistas del lugar, sintieron la necesidad de crear un coro infantil para amenizar las misas dominicales.
“No teníamos un coro de niños, y cuando hicimos el llamado a la comunidad, acudieron más de 100 niños y jóvenes. Fue algo que superó nuestras expectativas y que nos confirmó que íbamos por buen camino”, recuerda el sacerdote con entusiasmo.
Así nació el Corito Chichigua, un proyecto musical parroquial que desde sus inicios ha fusionado la formación espiritual con el arte, la alegría y la participación activa de los más pequeños.
“El nombre surgió de una forma muy democrática”, cuenta el padre Santi. “Después de varios meses de ensayos, decidimos que necesitábamos un nombre. Hicimos una encuesta con papelitos, donde cada niño proponía una idea. Entre las opciones aparecieron ‘Corito de Jesús’ y un nombre que hacía referencia a la chichigua, y se nos ocurrió unirlos. Así nació el ‘Corito Chichigua'”, relata el cura.
Desde el principio, el proyecto tuvo claro su propósito: transmitir un mensaje positivo, de alegría y de cercanía con Dios. “Entendemos que la alegría y Dios van de la mano. Por eso, nuestras canciones tienen melodías animadas y letras que ayudan a los niños a formarse en valores y a orientarse en la fe”, explica el padre Santi.
Las presentaciones del corito no solo incluyen música, también gestos y coreografías que refuerzan el mensaje y conectan con el público. Aunque la mayoría de las canciones son composiciones del propio padre Santi, también se da espacio a la creatividad de los niños.
“Unas seis o siete canciones han sido creadas por los mismos niños. La selección de las canciones también se hace de forma democrática, las llevo a los ensayos y según la cara que pongan sé si van a funcionar o no. Los niños no mienten”, dice entre risas.
El Corito Chichigua está formado por niños de entre 7 y 14 años, quienes son seleccionados a través de audiciones anuales que evalúan canto, baile y animación.
La participación está reservada para los que forman parte de la catequesis de la parroquia. Algunos, al cumplir los 15 años, siguen vinculados al grupo como apoyo, formando parte de lo que el padre Santi describe como “una gran familia”.
A lo largo de sus 14 años de historia, el corito ha realizado alrededor de 300 presentaciones, con un promedio actual de 40 a 50 actividades por año.
“Dos momentos me han marcado profundamente”, confiesa el sacerdote. “El primero fue nuestra primera presentación, en la misma parroquia, por el Día de las Madres. Fue muy emotivo, porque la comunidad nos conocía y nos apoyó con entusiasmo. El otro momento especial fue el concierto Tic Tac, en 2022, en la Casa San Pablo. Fue una producción innovadora, con música y teatro, justo después de la pandemia. Una verdadera bendición”.
El impacto del Corito Chichigua ha sido notable. No solo por su propuesta fresca y diferente dentro del ámbito infantil católico, sino también por la ternura que despierta ver a los niños cantando, bailando y transmitiendo un mensaje de fe desde un escenario.
Más allá del escenario, “el Corito” se ha convertido en una comunidad unida, donde también participan activamente los padres, acompañando a los niños en las presentaciones y colaborando en diversas tareas. Mirando hacia el futuro, el Corito Chichigua se mantiene fiel a su esencia.
A largo plazo, su misión es seguir sembrando alegría y fe en los corazones infantiles a través de la música. A corto plazo, siguen grabando nuevas canciones, entre ellas clásicos como Pescador de hombres y Alma misionera, así como algunos villancicos para la temporada navideña, todos acompañados de videoclips para su canal de YouTube. También está en agenda una canción dedicada a la Virgen de la Altagracia, pendiente de confirmación.
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