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Actuó de forma constructiva y democrática el presidente Luis Abinader al resguardar información de valor estratégico sobre la crisis haitiana para consultarla en privado con sus antecesores de las dos décadas previas a sus dos períodos. Fue sensato que lo hiciera tras exponer públicamente, en varias oportunidades, los límites razonables al tratamiento de asuntos de Estado, que en situaciones como la actual deben distanciarse de las agendas e individualidades ordinarias de los liderazgos partidarios. Analizada y sopesada con inicial reticencia la convocatoria de un mandatario a estadistas que ya no lo son, incluyendo a dos de tenaz oposición, prevaleció la capacidad de concretar un encuentro que, aun sin compromisos previos, revestía importancia para la seguridad nacional. La situación precaria del país vecino es de máxima preocupación para la nación y las posiciones que, en lo inmediato o en cualquier momento futuro, se asuman desde el Palacio Nacional, deben llegar con anticipación a las deliberaciones en las cúpulas partidarias que, recientemente, tomaron decisiones relevantes para el destino de la República, llamada a reflejar continuidad y fortaleza institucional.
Cumbres del espectro que siempre deberían tener la oportunidad de expresar criterios para contrastar decisiones. Es, además, inaplazable que a través de las dirigencias que aglutinan banderías, la sociedad dominicana se exprese unida ante las amenazas a su integridad y al interés nacional. Desde este primer nivel de diálogo político-gubernamental, se debería pasar a otras instancias como la ya propuesta del Consejo Económico y Social para la concertación, con pluralidad de visiones, de medidas que permitan al país superar esta difícil etapa de las relaciones dominico-haitianas, sin menoscabo alguno para esta parte de la isla. De este encuentro que situó a altas jerarquías políticas en un mismo plano para el análisis sereno de temas fundamentales, deben derivarse en el futuro otras confluencias conceptuales con las que, eventualmente, el país deba unificar criterios para su propio beneficio.
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