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La migración dominicana hacia España comenzó, principalmente, con mujeres que trabajaban como empleadas domésticas y cuidadoras de ancianos, y creció hasta convertir a ese país en el segundo destino de inmigrantes dominicanos (en España residían 188,308 personas de origen dominicano a diciembre de 2022). Aunque una proporción importante aún se dedica a tareas del hogar, en los últimos años ha aumentado la cantidad de inmigrantes dominicanos que se desempeñan en trabajos especializados, como ingenieros, profesionales de la salud y técnicos en diversas áreas de la economía. Debido a sus lazos culturales y al idioma común con los españoles, muchos dominicanos se sienten impulsados a aprovechar las oportunidades que ofrece ese mercado.
Y ante el envejecimiento de la población española y, en general, de Europa, se ha generado un incremento en la demanda de profesionales que no puede ser cubierta por los nacionales.
Para tener una idea de la magnitud del problema, basta con señalar que más del 20% de la población española tiene más de 65 años, un porcentaje que seguirá en aumento. La edad media supera los 44 años (una de las más altas del mundo) y se estima que para 2050, más del 30% de la población tendrá más de 65 años.
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Algo similar ocurre en toda Europa, pues más del 21% de la población de la UE tiene 65 años o más y se estima que para 2050 una de cada tres personas en Europa superará los 65 años. El crecimiento del grupo de mayores de 80 años se produce a una velocidad que genera mayor preocupación: pasará del 6% actual al 14% en 2100.
Esto está provocando tanto en España como en toda Europa un aumento de la demanda laboral en agricultura, construcción, hostelería, transporte, tecnología e ingeniería y sanidad, además del trabajo doméstico y de cuidado a personas mayores.
Se prevé que solo España necesitará entre 5 y 7 millones de trabajadores adicionales hasta 2050, según estudios del Banco de España, BBVA Research, y organismos como la OCDE y la CEOE.
Para enfrentar esta realidad, España se está preparando, y una muestra de esto es que acaba de aprobar una reforma del Reglamento de Extranjería, en vigor desde el 20 de mayo de 2025, que introduce cambios significativos que impactarán el flujo migratorio, incluido el procedente de la República Dominicana.
Los cambios incluyen la reducción del tiempo para el arraigo (el período mínimo de residencia en España para acceder a permisos por arraigo se ha reducido de tres a dos años, lo que facilita la regularización de personas en situación irregular) y el establecimiento de nuevas modalidades de arraigo para facilitar por diversas vías la regularización, adaptándose a diferentes situaciones personales y laborales. Los cambios también incluyen facilidades para estudiantes extranjeros, incluidos los dominicanos, para que puedan trabajar hasta 30 horas semanales durante su formación y agilizar el proceso para obtener una autorización de trabajo al finalizar los estudios, facilitando su integración en el mercado laboral español.
Pero a la vez que los cambios ofrecen oportunidades para la regularización y la integración de los inmigrantes, también se han implementado controles más estrictos en los procesos de solicitud de visados, lo que requiere una mayor solvencia económica y se han reforzado los controles de documentación, lo que podría afectar a solicitantes con recursos limitados.
Estos cambios no solo auguran un aumento de la población de inmigrantes dominicanos en España, y también en toda Europa, sino que una cada vez mayor proporción de talentos dominicanos formará parte de esa fuga.
Para el país, esto representa el desafío de retener sus talentos y evitar la desigualdad estructural que se genera cuando un país más rico “importa” talento formado en un país más pobre, aumentando las desigualdades globales, la pérdida de inversión en educación, salud y formación profesional que se produce vía la salida del trabajador y la descapitalización de sectores claves como salud, educación y tecnología.
El reto no es fácil de asumir porque no somos compensados por el recurso humano que sale y debemos crear las condiciones en nuestro país para disuadir a nuestro capital humano de la tentación a emigrar, logrando que nuestros compatriotas sientan satisfacción de vivir y ejercer su vida laboral y profesional en su patria.
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