Primera Plana Salud

Día Mundial de la Risa: el motivo detrás del humor en ciertas situaciones

8663710287.png
Estas hormonas son un excelente antídoto para el veneno de los pensamientos negativos y la queja.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La risa se asemeja al buen humor. Según el neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco Viktor Frankl, “es un modo de situarnos en el mundo”, una actitud de vida que marca una gran diferencia en cómo vivimos.

Gabriela González Alemán, doctora en Genética del Comportamiento (MN 33343), exdirectora del departamento de Psicología de la Universidad Católica Argentina (UCA) y fundadora de Brainpoints, explicó a Infobae: “La sonrisa, un gesto simple y que a veces se subestima, puede ser una herramienta poderosa para contrarrestar los efectos negativos de la queja. Al sonreír, no solo transmitimos una imagen positiva a los demás, sino que activamos áreas cerebrales específicas que se asocian con la felicidad y el bienestar”.

Cada primer domingo de mayo se celebra el Día Mundial de la Risa, una práctica que promueve la salud, el bienestar y la felicidad personal y social.

Y agregó: “La sonrisa libera endorfinas y dopamina, dos neurotransmisores que se relacionan con el placer y con la sensación de bienestar. Estas hormonas son un excelente antídoto para el veneno de los pensamientos negativos y la queja. Una vez que activamos su liberación mediante la risa, empezamos a generar un círculo virtuoso que nos lleva, poco a poco, hacia una mentalidad más positiva”.

Por su parte, la magister Florencia Casabella, psicóloga (M.N. 57.008), escritora y presidenta de Fundación Potenciar Argentina, una organización dedicada a la educación, explicó a Infobae que desde el psicoanálisis la risa es una expresión de descarga que evita la acumulación de tensiones.

La risa estimula el sistema nervioso autónomo y mejora funciones respiratorias, cardiovasculares e inmunológicas, según estudios neurológicos.

“Freud dice que el inconsciente, para poder expresarse, lo hace a través de sus formaciones, y que el chiste es una formación del inconsciente más, como puede ser un sueño o un acto fallido. Es decir, es una expresión del inconsciente disfrazada”, expresó Casabella.

La psicóloga explicó que el chiste permite expresar contenidos reprimidos, especialmente aquellos que son juzgados moralmente por el sujeto, de forma disfrazada. “Aprovechando mecanismos como la condensación, el desplazamiento, el doble sentido, el chiste justamente produce mucho placer para el sujeto, y por eso la gente se ríe: porque libera energía psíquica que normalmente se usaría para mantener la represión. Y algo que es central — y Freud lo destaca mucho — es que un chiste no es un chiste hasta que el otro se ríe. O sea, para que un chiste sea considerado como tal, es necesario que un tercero lo valide como un chiste”, afirmó la psicoanalista.

Por eso, cuando alguien hace un chiste que se conoce como “de mal gusto”, o cuando alguien juzga que lo que otra persona dijo no es un chiste, tiene que ver con que no provocó la risa. “O sea, que el chiste, para ser un chiste, tiene que provocar la risa de otros”, destacó la magister.

Para Freud, un chiste se valida solo si provoca risa en otro, ya que su valor simbólico depende del efecto que genera en quien lo escucha.

La magister Casabella expresó que según Freud el humor se diferencia del chiste en que es una actitud del yo frente a la realidad. “Freud define el humor como una defensa del aparato psíquico, donde el yo, en vez de deprimirse o angustiarse frente a una situación penosa, la mira con humor y se ríe de ella. Y, de alguna manera, lo que busca con el humor es evitar el displacer que corresponde a la situación y obtener placer de eso. Para Freud, el humor es una forma del yo de enfrentarse a la realidad, sin negarla”, señaló.

Y completó: “Freud plantea que es una forma de rebelión del alma ante la adversidad, porque la risa permite tramitar el dolor, sortear el sufrimiento y sostenerse frente a lo insoportable de vivir. Por eso puede entenderse como un recurso de supervivencia psíquica. El sujeto, en lugar de quebrarse, en lugar de romperse, de sufrir, se eleva sobre esa situación y puede, de alguna manera, reírse de ella”, sostuvo.

La risa es un proceso liberador de hormonas y neurotransmisores, entre los cuales se hallan las endorfinas.

El doctor Roberto Schieffelbein (MN 7349), médico del Servicio de Neurología Clínica del Hospital Alemán, explicó a Infobae que se denomina risa, entre muchas definiciones, a “un acto en el cual se manifiesta de manera abrupta y de corta duración una emoción positiva de alegría, destacándose por un movimiento en el rostro con predominio en los labios, pero que involucra todos los músculos de la cara, acompañada por un sonido característico. Se produce también una expulsión súbita y fuerte de aire por la boca, y presenta un periodo de recuperación posterior en el cual el sujeto experimenta cierta necesidad de recuperar aire y una sensación característica en el tórax. Debemos determinar su diferencia con otras situaciones emparentadas. La más frecuente es la sonrisa, que es expresión de un estado de ánimo, un sentimiento más duradero y menos expresivo que la risa”.

La risa activa regiones cerebrales asociadas al bienestar, y puede contrarrestar los efectos negativos de la queja y del malestar emocional.

El neurólogo destacó que la risa es un proceso liberador de hormonas y neurotransmisores, entre los cuales se hallan las endorfinas, que son analgésicas y producen una fuerte sensación de bienestar.

“También la risa estimula el sistema nervioso autónomo a través del eje hipotálamo-hipofisiario, con efectos benéficos sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio. Hay trabajos que apoyan la idea de ser reforzadora del sistema inmune”, expresó el doctor.

Y continuó: “De hecho, en los años de Woodstock hubo en el campo algunos gurúes que estimulaban a la multitud a reírse lo más posible. Dicha idea puede sonar extravagante, pero las neurociencias dan hoy la razón a estos personajes”, señaló Schieffelbein.

En la vida moderna, marcada por el estrés y la competitividad, la risa se reduce y afecta negativamente la salud mental y emocional de las personas.

En la vida actual, tan ajetreada y llena de preocupaciones y exigencia, la calidad de vida tiende a deteriorarse, lo que repercute de manera directa en nuestro bienestar psicológico. Este entorno de alta presión contribuye al aumento del estrés, la ansiedad y otros trastornos vinculados a la salud mental. Frente a este panorama, la risa es un regalo que surge como un recurso accesible, eficaz y saludable para mitigar las tensiones cotidianas. Sin embargo, parece que no estamos haciendo tanto uso de ella como hace algunos años.

El doctor Schieffelbein explicó que “si bien toda generalización tiene sus errores, podemos decir que la vida moderna atenta contra la risa. Incluso me atrevo a decir que atenta contra la felicidad y la satisfacción del ser humano. Una sociedad altamente individualista, con fallas en su solidaridad social, altamente competitiva desde la infancia, produce efectos como hipertensión, ansiedad, trastornos generalizados de angustia, ataques de pánico, problemas cardiovasculares, hipocondría, etc.

Y completó: “Es de notar que no son las poblaciones más “exitosas” dentro de los parámetros actuales donde los índices de satisfacción y felicidad son mayores. Siendo la risa en general una expresión de bienestar, no es de extrañar que cada vez veamos menos sonrisas, como expresión de un estado de ánimo estable y duradero, y su hermana, la risa. Viendo el mundo actual, no es sorprendente que siga vigente el éxito de tiras como Mafalda, que utilizan el sarcasmo y la ironía para lograr cierta hilaridad”.

Reír libera dopamina y endorfinas, claves para reducir el estrés y mejorar el bienestar.

En coincidencia, Casabella afirmó que se está perdiendo el humor. “Freud entendía el humor como una forma de enfrentar o de defenderse del sufrimiento. Y en ciertos tiempos de incertidumbre o de hipercorrección social, donde muchas de las cosas que decimos y las palabras que utilizamos tienen que ser medidas o extremadamente cuidadas — porque, si no, caemos rápidamente bajo la censura — , el humor muchas veces puede verse limitado por esa intensificación de la censura”.

Y agregó: “Estamos todo el tiempo ante la mirada de los demás, ante una mirada juiciosa, digamos, y cada vez son más las categorías que entran dentro de aquello de lo que hay que cuidarse, de lo que no se puede decir o de lo que provoca cierta sensibilidad. Entonces, yo creo que, de alguna manera, estamos perdiendo el sentido del humor. Tenemos que buscar la forma de recuperar esa capacidad que tenemos, naturalmente, de poder decir ciertas cosas de manera disfrazada y provocar la risa”.

La experta señaló que lo que está pasando es que está cambiando la forma. “Lo que antes liberaba al sujeto cuando era dicho, ahora ofende, y por lo tanto eso genera que, tal vez, un chiste que antes era tomado como tal, ya no lo sea. Sin embargo, yo creo que el humor como función psíquica — como defensa frente a la realidad — es algo que persiste. Individualmente, hay muchas personas que siguen tomándose cosas que pueden ser trágicas o dramáticas con humor”.

La risa no solo alivia el cuerpo, también fortalece el aparato psíquico y genera bienestar frente a situaciones difíciles o traumáticas.

La transgresión, la incongruencia, lo inesperado, ¿qué nos produce una buena carcajada?

Lo que provoca la risa es muy diverso, dijo el doctor Schieffelbein: “Depende de factores culturales, sociales, momentos históricos, personalidad del individuo, el estado de ánimo, etc. Incluso no es difícil encontrar personas que, ante situaciones de estrés intenso, tienen verdaderos ataques de risa”.

También afirmó que algunos antropólogos ven en la risa un factor de cohesión de grupo. “La burla es el lado oscuro de nuestra

TRA Digital

GRATIS
VER