Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Jesús Amores (Madrid, 1971) es un hombre experimentado en el mundo de las grandes consultoras, pero carece de ese discurso prefabricado sobre innovación que delata … a algunos directivos de su perfil. A este ingeniero de minas le apasiona de verdad la tecnología y se nota. Es difícil explicar muchas de las cosas que hacen en el Centro de Innovación de Vodafone, pero él consigue hacerlas entendibles y transmitir la utilidad social. Hace cinco años, a Amores le nombraron director de un centro que aún no existía: le dieron “una hoja en blanco y cuatro cifras”. Hoy tiene 500 empleados a su cargo y disfruta el momento dulce del proyecto pionero que ha liderado. En esta entrevista desmenuza las principales investigaciones que impulsa este ‘hub’ de I+D y destaca el “excepcional” talento que ha conseguido reunir y el “modelo de colaboración único” que ha desarrollado con la UMA.
-Está al frente de uno de los bastiones de la Málaga tecnológica: el centro de innovación de Vodafone. ¿Cómo llegó hasta aquí?
-Yo estuve 22 años trabajando en Accenture. Durante muchos años me especialicé en el sector de la seguridad pública: por ejemplo, estuve modernizando los sistemas informáticos de la Guardia Civil. Gracias a esa labor incluso fui reconocido con una Medalla al Mérito Civil. Ayudé a crear también un centro de excelencia de gestión policial, lo cual me dio la oportunidad de viajar por todo el mundo y descubrir que en España estamos más avanzados de lo que nos imaginamos. Mucho más, incluso, que el FBI. Después asumí la responsabilidad de todo el sector público y sanidad y más tarde de lo que se llama ‘consumer goods’. Era un negocio de casi 500 millones de euros, con empleados y proyectos por todo el mundo. Muy exigente, suponía mucha presión. En 2018 mi familia y yo decidimos hacer un cambio de vida y nos mudamos de Madrid a Málaga. Sólo lo sabía mi secretaria, yo seguía con el mismo trabajo.
-¿Por qué eligió Málaga? ¿Tiene familia aquí o simplemente le gustó la ciudad?
-Había un motivo. Mi mujer es gaditana. Ella se vino conmigo a Madrid hace 25 años a Madrid y ésta era una forma de devolverle la apuesta personal que hizo por mí. Fue Málaga y no Cádiz porque desde aquí podía seguir trabajando gracias al AVE. Después, en 2020, en mitad de la pandemia, salí de Accenture y empecé a hacer todas las cosas que no pude hacer durante esos 22 años. Monté una startup, ayudé a personas de mi antiguo equipo con sus propios proyectos, hice alguna colaboración como ‘interim’… Total, que al final tenía cuatro proyectos en paralelo y trabajaba más que cuando estaba trabajando en Accenture, con lo cual algo no estaba funcionando en esta ecuación.
-¿Fue entonces cuando fichó por Vodafone?
-Uno de los principios básicos de mi vida es ayudar sin pedir nada a cambio. Y estas cosas, al final, vuelven. Yo tenía firmado un preacuerdo para incorporarme a una empresa multinacional el 1 de julio de 2021: era volver a mi vida de antes, a ir y venir de Madrid. Un mes antes, un excompañero mío de Accenture me llamó para decirme que Vodafone iba a montar un centro de innovación en Málaga y que buscaba a una persona para liderarlo. O sea: trabajar para una multinacional, pero en Málaga. Y además, era empezar desde cero, un proyecto completamente limpio. Presenté mi candidatura y aquí estoy.
-El proyecto de Vodafone empezó con una declaración de intenciones muy ambiciosa: 600 empleados y 225 millones de inversión a completar en cinco años. Han pasado cuatro, ¿cómo va la consecución de esos hitos?
-A mí me dieron una hoja en blanco y cuatro cifras. Y a partir de ahí, me dijeron: sigues tú. Cuatro años después, esa hojita es una sábana así de grande [separa las manos todo lo que puede]. Cuando se tomó esta decisión se buscaba centralizar las capacidades de innovación y desarrollo de nuevas plataformas y productos en un único lugar de Europa. Se buscó un sitio atractivo, donde fuera relativamente sencillo captar talento a un coste competitivo. A partir de ahí, todo lo que hemos ido creando en Málaga lo hemos ido diseñando sobre la marcha. Hemos creado incluso el modelo de relación que tenemos con la Universidad de Málaga, que es un acuerdo estratégico que yo creo que no existe otro parecido en España.
-¿Por qué? ¿Qué tiene de diferente?
-Nosotros no solamente subvencionamos innovación, sino que trabajamos codo con codo con los equipos de investigación para ayudarles a aprovechar su conocimiento y su experiencia y que ellos nos ayuden a desarrollar la nueva generación de productos. Ellos son la punta de lanza de nuestros productos. A mí lo que me interesa es que realmente se produzcan transferencia de conocimiento desde la Universidad a la empresa y que la empresa sea capaz de generar los mejores productos para ser más competitivos, para generar más ingresos y poder reinvertir en nueva innovación, y que todo esto se realimente. Yo creo que gran parte del éxito de este centro de innovación reside en este nuevo modelo de colaboración.
-Si tuviera que explicarle a un ciudadano de a pie qué hacen aquí, ¿qué le diría?
-Lo que hacemos aquí es desarrollar productos, plataformas y soluciones para empresas: desde pymes a multinacionales. Todo lo que Vodafone Business [la división de Vodafone dedicada al desarrollo de soluciones enfocadas a empresas] vende nace o pasa por aquí. Nuestra misión es acelerar el ‘time to market’, es decir, el tiempo que tarda un producto en llegar al mercado. Desde que empezamos a montar este centro, el ‘time to market’ se ha reducido un 30% en Vodafone. Y estoy convencido de que el año que viene estaremos en un 40 o un 50%.
-¿Puede detallarme cuáles son los principales proyectos en los que trabajan?
-Entre las tecnologías que trabajamos hay algunas que ya están comercializándose, como las del ámbito de la ciberseguridad o las que tienen que ver con la nube soberana: soluciones que garantizan que los datos sensibles que maneja una empresa permanecen dentro de las fronteras nacionales. También somos el mayor proveedor mundial de soluciones basadas en Internet de las Cosas y tenemos casi 100 personas trabajando en la mejora continua de estos productos. Ya avanzando hacia el futuro, pero un futuro próximo, trabajamos con una tecnología que está por explotar y que tiene ya algunos casos de uso reales, que son las Mobile Private Networks: se trata de crear una burbuja de comunicación en un entorno concreto, con todas las capacidades de 5G y bajísima latencia, que es independiente de la red comercial. El caso de uso más claro es una fábrica que necesita conectar múltiples dispositivos: ordenadores, robots, vehículos… Pero si le echas imaginación, también puedes llevártelo a un festival en medio de un desierto o a un puerto que necesita mover mercancías con vehículos autónomos. Otra cosa que estamos creando desde aquí y está a punto de llegar al mercado es STEP: Safer Transport for Europe Platform, una plataforma basada en ‘edge computing’ cuyo objetivo es mejorar la seguridad vial con el envío automático de mensajes de información y alertas entre los diferentes usuarios de la vía pública. Por ejemplo, un coche podría saber que a la vuelta de una curva hay un grupo de ciclistas y los ciclistas sabrían que viene un coche. De hecho, uno de los proyectos que estamos haciendo con la UMA busca recopilar datos anonimizados de usuarios de la vía en el campus de Teatinos, con el fin de poder conectar personas con personas, vehículos con vehículos, pero también bicicletas, patinetes, semáforos… y que empecemos a generar un gemelo digital que permita no sólo entender el movimiento de las personas, sino crear un sistema de seguridad dinámica. Y si nos vamos ya a las tecnologías más futuristas, tenemos dos proyectos clave que además han sido noticia recientemente porque nos han concedido dos incentivos importantes: el de arquitectura chip abierta [que ha recibido casi 15 millones del PERTE Chip] y el de servicios integrados de banda ancha móvil terrestre y basada en satélites de órbita [con 2,6 millones del CDTI dentro del Programa Tecnológico Espacial].
-¿Qué ha aportado este centro al ecosistema tecnológico malagueño?
-Uno de nuestros objetivos estratégicos era generar impacto en la ciudad, en la sociedad malagueña. ¿Cómo? Dando oportunidades a los malagueños de trabajar en un proyecto de escala global. Ofrecemos a nuestros empleados un proyecto profesional de larga duración, donde van a tener un impacto: yo les digo a los chavales cuando entran que van a ser las personas que definan las tecnologías del futuro. Hemos ido montando equipos y hemos demostrado que el talento que somos capaces de acumular aquí es extraordinario.
-El famoso objetivo de los 600 empleados, ¿se ha alcanzado ya?
-El objetivo era, efectivamente, ser capaces de contratar a 600 personas en cinco años. Tres años después somos 500 personas trabajando en el ‘hub’ de innovación de Málaga. Es importante explicar que cuando empezamos las operaciones aquí creamos una entidad legal nueva, Vodafone Intelligent Solutions España. Y hace nueve meses Vodafone Group, nuestra matriz, vendió Vodafone España. A raíz de eso, 500 personas que trabajaban en España para Vodafone Group se han transferido a nuestra sociedad. Así que en esta sociedad, Vodafone Intelligent Solutions España, somos 1.043 personas. Pero si hablamos específicamente del centro de innovación de Málaga, somos 500.
-¿Va ampliarse esa cifra en un futuro?
-Ahora mismo se está definiendo en Vodafone lo que se ha llamado Estrategia 2030, y dentro de ella está la estrategia de localización de recursos. La buena noticia es que todo apunta a que, dado el éxito interno y externo del centro de innovación, se va a doblar la apuesta por Málaga. No quiero decir duplicar esa cifra, pero sí se va a potenciar, de tal forma que incorporemos otro tipo de perfiles más ligados a lo que es más la estrategia de producto, que
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