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El circo, en tres grandes espectáculos clásicos

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La historia de un hombre que tiene una gran ambición en su vida y no descansa hasta cumplirla.

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El circo deleita a todo el mundo y su impacto ha sido una fuente de inspiración para grandes películas a lo largo de muchos años, como los clásicos “El circo” (1928), “Trapecio” (1956) y “El rostro” (1958).

El circo es una forma de entretenimiento con raíces antiguas que durante cientos de años ha divertido al público con actos de acrobacia, malabarismo, equilibrio, contorsionismo, ilusionismo, entre otras habilidades extraordinarias.

La fascinación del público hacia estas atracciones se basa en la posibilidad de ver un espectáculo deslumbrante que lleva las capacidades humanas al límite, ya sea a través de proezas físicas impresionantes o actos de magia aparentemente inexplicables.

Sin embargo, el circo también cautivó a las personas alimentando su curiosidad por ciertas peculiaridades y tabúes de la sociedad.

Con el tiempo, el circo se fue adaptando a la modernidad, dejando atrás algunos de sus espectáculos más controvertidos. La presencia en estos días de Symphony Circus con su show “Imagination”, en el Malecón de Santo Domingo, es una muestra.

No obstante, sigue siendo disfrutado por todo tipo de público y su influencia ha sido una fuente de inspiración para grandes obras cinematográficas a lo largo de muchos años.

Ganadora de un Óscar en su año de publicación, “El Circo” es un clásico del cine mudo que sigue las desventuras del vagabundo Charlot, el personaje más recurrente de Charles Chaplin (quien también la dirigió), quien de manera completamente accidental se convierte en la atracción principal de un circo local.

Esta jocosa comedia utiliza los recursos típicos de la filmografía del director, como el slapstick, las composiciones musicales que enfatizan la acción y la increíble interpretación de Chaplin, para lograr ser una película memorable que supera la prueba del tiempo.

Mediante los payasos, la trapecista, el equilibrista, el maestro de ceremonias y otros artistas circenses, la película humaniza a estos intérpretes al mostrar sus conflictos fuera del escenario y la presión que su trabajo ejerce en ellos, todo esto acompañado de un amor imposible.

La historia, escrita por Chaplin y Joseph Plunkett, fue protagonizada por Charles Chaplin, Merna Kennedy, Betty Morrisey, Harry Crocker, Allan Garcia, Henry Bergman, Stanley Stanford y George Davis.

“Trapecio” es la esencia del circo a tecnicolor. La historia de un hombre que tiene una gran ambición en su vida y no descansa hasta cumplirla. Se trata de realizar un triple salto en el trapecio, una hazaña que en ese tiempo muy pocos habían logrado y que había ocasionado una lesión permanente en un antiguo trapecista que se convertiría luego en el mentor de este aspirante circense.

“Trapecio” es una obra en la que nos metemos en la piel de los artistas, acompañándolos en cada logro y en cada caída.

A través de la pasión, amistad, amor y traición a la que se enfrentan los personajes, el espectador logra vivir lo que es el circo desde la perspectiva de ellos, siendo capaz de apreciar la destreza y dedicación necesaria para los actos, así como el caos que puede desenvolverse en estos ambientes.

Al final, la película muestra cómo detrás de cada proeza inigualable hay años de práctica, sangre, sudor, lágrimas y mucha fe.

La película estadounidense fue dirigida por Carol Reed, con Burt Lancaster, Tony Curtis y Gina Lollobrigida como parte del elenco.

La historia está basada en la novela “The Killing Frost”, del dramaturgo y novelista inglés Max Catto, escrita en 1950.

También conocida como “Ansiktet” en sueco original, esta película de Ignmar Bergman saca a los artistas de la carpa tradicional y los hace deambular por las calles de Estocolmo en una travesía para huir de las autoridades.

Cuestionados por escépticos científicos, la cuadrilla de artistas circenses debe hospedarse en un lugar desconocido mientras se enfrentan a pruebas y humillaciones, a la vez que tratan de mantener ocultas sus verdaderas identidades.

“El rostro” combina los personajes típicos del circo con el ambiente de una película gótica, desde la iluminación sombría y la tensión musical hasta la caracterización de su protagonista, el Dr. Vogler, quien comparte ciertas cualidades, como sus dotes de hipnosis y su naturaleza seductora, con Drácula, uno de los referentes más importantes de la ficción gótica.

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