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El Día de la Madre conlleva una visita imprescindible de sus familiares a los cementerios

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Santo Domingo.- Como es costumbre, el Día de las Madres transforma los cementerios en lugares obligados para congregar a las familias que perdieron a su “matriarca”, y no dejan de honrarlas aún en su ausencia física.

Desde el día previo a la celebración, cónyuges, hijos, nietos, hermanos(as) y demás parientes llegan a los camposantos a visitar sus últimas moradas en las diferentes áreas del Gran Santo Domingo, así como en el interior del país.

Es que el agradecimiento y afecto hacia ese ser tan amado que da origen a las familias, perdura por siempre en los corazones de quienes aprendieron a valorar su entrega.

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El mejor ejemplo de estas muestras de cariño se puede corroborar en los cementerios Cristo Redentor, el de la Máximo Gómez, Cristo Rey, Cristo Salvador en Santo Domingo Este, y otros privados como Puerta del Cielo, Jardín Memorial en el municipio Santo Domingo Norte, entre otros.

Flores y oraciones

Como es tradición, los familiares van a orar, a ponerles flores y a limpiar los nichos donde descansan, además de pintar y desmalezar sus alrededores.

Una gran cantidad de quienes acuden a estos lugares sagrados, evocan sus vivencias, con nostalgia y gran emoción, donde no dejan de conectar con sus pasados.

Desde los caminos que llevan a los cementerios se observaban filas de vehículos de personas que se dirigían a rendir tributo a las madres fallecidas; también se veían vendedoras de flores y floreros, así como velas y velones. Los ramos de rosas, margaritas y otras variedades de flores tenían un costo de RD$250 pesos, mientras que los floreros de 200 hasta 500 pesos y los velones de 100 a 200.

Testimonios

Nancy Chala, residente en Los Alcarrizos, dijo visitar a su madre desde que falleció hace 25 años. “Vengo, porque mis hermanas, algunas son cristianas, y ellas no creen en eso, pero yo sí; a mi madre y a mi esposo, siempre los visitamos, todos los años, también en otras épocas del año”, narró Chalas que iba con su nieta en brazos porque no tenía con quién dejarla para ir al Cementerio Cristo Redentor.

De igual forma Kirsy Rosario, vino de Santiago porque decidieron enterrar a su madre con su papá, quien murió hace cuarenta y tantos años y dijo venir siempre a su tumba, antes lo hacía mensualmente.

“Realmente, este mes es muy duro para mí, muy duro porque mi mamá vivía conmigo. Casi nunca me separé de ella, falleció hace dos años a los 75 años, no quería dejar de fumar y le dio una neumonía”, contó con tristeza Kirsy Rosario.

Juan Adalberto Paulino, residente en la urbanización Máximo Gómez de Villa Mella, y lleva 47 años seguidos visitando primero a su padre y desde el 2022 a su madre Emilia Dolores Paulino, se sumó a una gran cantidad de hombres que en circunstancias parecidas fueron a rendir homenaje a sus madres en el Cementerio Cristo Redentor, ubicado en Los Girasoles.

Historias semejantes se repetían en las diferentes escenas, al igual que las de muchos limpiadores de tumbas, que aprovechaban la ocasión para obtener unos “chelitos”, cobrando desde 500 pesos, y a veces gratis cuando los deudos no tenían.

El buen sentimiento de los dominicanos se manifiesta en estas fechas conmemorativas, en las que la gente no escatima esfuerzos para reencontrarse con sus seres queridos, a quienes además les solicitan favores de diferentes tipos.

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