Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Desde una perspectiva de estudio, los economistas frecuentemente investigan una explicación más objetiva sobre los cimientos de la economía en el marco del pensamiento económico, lo que lleva a remitirse a los grandes filósofos de la antigua Grecia, ya que a los griegos se les atribuye ser los primeros que intentaron desentrañar los secretos del funcionamiento económico. Aunque Aristóteles no es considerado un economista, fue el primero en reconocer durante mucho tiempo que en la actividad económica existía una complejidad notable para comprender cómo organizar la sociedad, tanto en lo político como en lo económico, entendiendo que la dirección del Estado no debe concebirse con un gobernante que no comprendiera el funcionamiento de la economía.
Y es que Aristóteles es reconocido como el pensador griego más completo de su época, filósofo y discípulo aventajado de Platón, quien vivió en tiempos turbulentos y del surgimiento de grandes ideas que han influido en el mundo. Tuvo la virtud de definir la economía como la ciencia de la riqueza, ya que en esa fase lo económico se relacionaba con lo doméstico. A este gran pensador de la antigua Grecia se le atribuye haber sido el primero en lograr una explicación objetiva y convincente de la teoría del valor y del precio, hablando del valor de cambio y del valor de uso de una mercancía, estableciendo que el primero es la capacidad de ser comercializada por otra, y el segundo es la de satisfacer una necesidad a través del consumo.
En este contexto, el pensamiento económico fue influenciado por la visión aristotélica, de la Biblia y del derecho romano, pero a su vez, la Iglesia católica tuvo gran preponderancia en el desarrollo social y en la concepción del mundo de la diferencia, por lo que el pensamiento y los enfoques, incluido el económico, tenían carácter teológico y canónico, ya que se utilizaron las ideas económicas del mundo antiguo, las adaptaron y las ampliaron a su época, y esa es la razón fundamental por la cual se reconoce que la Iglesia era la única dedicada al pensamiento y al fomento de las grandes ideas del momento. Esto explica por qué Santo Tomás de Aquino,1225-1274, se consagró como el ideólogo más ilustre de la Edad Media, cuyo pensamiento combatía las ideas de las sectas heréticas, defendía el derecho a la propiedad privada, el orden en la vida económica y el mercado.
Sin embargo, este conjunto de doctrinas incidió en la construcción del pensamiento económico durante los siglos XVI y XVII, conocido como el pensamiento mercantilista, que durante el siglo XVIII fue ampliado por los pensadores franceses conocidos como los fisiócratas, cuya doctrina se basaba en el “laissez faire, laissez passer”, es decir, dejar hacer, dejar pasar. Estos criterios doctrinarios encontraron posteriormente su mayor defensor en el economista Adam Smith, quien forjó sus ideas en su obra cumbre “La riqueza de las naciones”, donde sustentó la idea de la no intervención del Estado en la actividad económica, en defensa del libre mercado.
En este contexto, surge el análisis microeconómico cuando en dicha obra Smith utilizó los conceptos de oferta y demanda, basados en las explicaciones de los economistas Antoine Augustin Cournot y Giovanni Ceva, quienes fueron los primeros en desarrollar un modelo matemático aplicado a la economía. A partir de entonces, la microeconomía alcanza su apogeo al enfocarse en analizar la interacción entre la oferta y la demanda, así como la reacción de los consumidores ante una variación de los precios y de los impuestos, por lo que se hacen predicciones utilizando el supuesto del ceteris paribus, es decir, que, si todo lo demás se mantiene constante, solo es dinámica la variable que se analiza.
Agregar Comentario