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La insuficiencia cardíaca es una enfermedad con una prevalencia elevada, estimándose actualmente en un 2% de la población mundial, llegando hasta un 10% en mayores de 75 años. Se considera una pandemia debido a su alta morbimortalidad y es la principal causa de hospitalización en pacientes mayores de 65 años. Además de la sobrecarga del sistema sanitario, también tiene un impacto económico de alto costo, siendo una enfermedad más común en la clase media y baja.
Esta patología se caracteriza por la aparición de un conjunto de signos y síntomas, como dificultad para respirar, palpitaciones, fatiga y edema (hinchazón) en los pies, que inicialmente pueden manifestarse durante grandes esfuerzos, llegando en etapas más avanzadas a presentarse en reposo. La falla cardíaca, como también se le conoce, se produce por la pérdida de la capacidad del corazón para bombear sangre con la eficacia necesaria para suplir las necesidades de los demás órganos.
Múltiples factores influyen en la aparición y desarrollo de la insuficiencia cardíaca, y existen evidencias claras de que actuar sobre ellos puede disminuir la incidencia de esta afección cardiovascular. Por lo tanto, es crucial entender que, sí, la falla cardíaca puede prevenirse, y lo fundamental para lograrlo es el control de los factores de riesgo, adoptar un estilo de vida cardiosaludable y buscar atención médica temprana cuando sea necesario.
La enfermedad de las arterias coronarias, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, las enfermedades de las válvulas cardíacas, las miocardiopatías, los defectos cardíacos congénitos, las arritmias o trastornos del ritmo cardíaco, las infecciones del corazón, ciertos tipos de enfermedades pulmonares, la exposición excesiva y continua a agentes tóxicos como drogas ilícitas o alcohol, y tratamientos oncológicos, sobre todo la quimioterapia, se encuentran entre las causas de la insuficiencia cardíaca.
En los últimos siete años, el tratamiento de la insuficiencia cardíaca ha experimentado un crecimiento exponencial, mostrando una disminución significativa de la tasa de mortalidad y hospitalización, así como una mejora en la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, es evidente que lo ideal sería evitar el desarrollo de esta enfermedad mediante la implementación de estrategias claras de prevención, como las siguientes:
Mantener una alimentación saludable y equilibrada, evitando el consumo excesivo de grasas saturadas y priorizando una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres.
Limitar el consumo de sal y/o sodio, sin exceder los 5 gramos diarios (equivalente a una cucharadita), incluyendo la cantidad presente en los alimentos y la sal agregada durante la preparación, así como no abusar de azúcares y/o carbohidratos.
Evitar el consumo excesivo de alcohol, dejar de fumar, realizar ejercicio diario de forma moderada (caminar, nadar o montar bicicleta) durante 30-40 minutos, y no consumir sustancias ni drogas ilícitas.
Mantener un peso corporal saludable y estable, controlar las patologías de base como hipertensión arterial, diabetes mellitus e hipercolesterolemia.
Dormir adecuadamente, evaluar y conocer los números, siendo importante conocer los niveles de presión arterial y frecuencia cardíaca para detectar alteraciones, y por último, solicitar evaluación médica ante la aparición de síntomas.
¿Qué señales pueden alertarnos de una falla cardíaca?
Pueden pasar desapercibidas al principio, pero generalmente se caracterizan por falta de aire, fatiga, hinchazón en las piernas y palpitaciones, entre otros.
¿Puede una persona joven sufrir insuficiencia cardíaca?
Puede ocurrir a cualquier edad, incluso en jóvenes, aunque es más común en adultos mayores. En jóvenes, puede deberse a factores genéticos, daño isquémico del músculo cardíaco, miocarditis o el consumo de sustancias como drogas y alcohol.
¿Se puede hacer ejercicio si se padece?
Una vez estabilizado el paciente, es recomendable, bajo supervisión médica, realizar terapias de rehabilitación cardíaca, en las cuales se trabaja con medicina física para mejorar la calidad de vida.
¿Es curable la falla cardíaca?
En casos específicos, si hay otra enfermedad que la causa, tratarla puede mejorar significativamente y, en algunos casos, podría haber una recuperación total, como en la miocarditis.
Prevalencia
Proporción de casos existentes de una enfermedad en una población.
Insuficiencia
Incapacidad parcial o total para desempeñar una función.
Mortalidad
Proporción de muertes causadas por una enfermedad.
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