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María Isabel Cáceres Menéndez: Bajo la sombra de Trump

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Estados Unidos ha retrocedido, dando un gran salto atrás y mostrando piruetas de acróbata.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Estados Unidos ha retrocedido, dando un gran salto atrás y mostrando piruetas de acróbata. El año 2025 ha resultado ser nefasto para nuestro vecino del norte, y para el mundo entero. Donald Trump ha vuelto a la Casa Blanca y, con él, la política estadounidense ha entrado oficialmente en su segunda era de desinstitucionalización. Lo que fue una amenaza latente en su primer mandato, ahora se ha transformado en una maquinaria más pulida, más agresiva y, por supuesto, más peligrosa.

¿Por qué hoy todo se ha vuelto más arriesgado? Porque Trump opera con la precisión de quien ya conoce las fisuras del sistema y sabe cómo explotarlas.

La economía:

En lo económico, la retórica del “America First” ha derivado en una economía cerrada, proteccionista y profundamente desigual. La amenaza de subir aranceles ha convertido todo en una nueva guerra: la guerra comercial. Europa y México, además de China, han encarecido productos esenciales, y mientras los multimillonarios reciben exenciones fiscales, los trabajadores se enfrentan a una inflación galopante y salarios estancados.

El dólar ha perdido parte de su fortaleza internacional, y la amenaza de una recesión global vuelve a tener acento estadounidense. Aunque él mismo está tejiendo fino y tupido, peligrosos picos para la economía de sus conciudadanos. Y tal como son ellos, las protestas multitudinarias no se han hecho esperar.

Baja aceptación:

Se ha convertido en el presidente con la mínima aceptación ciudadana de todos los tiempos, en los primeros 100 días de su mandato.

En lo social, los Estados Unidos de América se encuentran en una situación alarmante, de fractura abierta, expuesta. La reactivación de políticas anti-inmigrantes, el ataque a los derechos reproductivos de las mujeres y la vigilancia reforzada contra activistas han generado un clima de miedo y represión. Trump gobierna no para unir, sino para castigar a quienes no comulgan con su visión de una América blanca, cristiana y obediente.

Las ciudades santuario han sido intervenidas, y los gobernadores disidentes se enfrentan a amenazas de recortes federales. No es un gobierno, es un chantaje nacional, e internacional.

En lo cultural, la censura ha regresado con nuevas vestimentas: libros prohibidos en escuelas, vigilancia ideológica sobre profesores universitarios, museos presionados para exhibir “patriotismo” en lugar de historia crítica. El revisionismo histórico es ahora política de Estado: se edulcora el pasado, se demoniza la diversidad y se glorifica la ignorancia como virtud nacional. Todo lo que huele a pensamiento crítico es etiquetado como “antiamericano”.

Pero quizás lo más peligroso del nuevo mandato de Trump no reside en sus políticas, sino en el precedente que establece: que un líder abiertamente autoritario pueda volver al poder con el respaldo de instituciones que alguna vez se creyeron incorruptibles.

Escándalo:

La expulsión de los inmigrantes ha sido aplicada de una manera que solo merece el calificativo de escandalosa y denigrante.

La Corte Suprema, los medios cooptados, un Congreso fragmentado y una ciudadanía agotada han allanado el camino para que Trump gobierne esta vez sin frenos ni contrapesos. Y el mundo observa su ruta con horror y franco temor.

Lo que Estados Unidos vive hoy no es una crisis temporal. Es una reconfiguración profunda de su democracia. El asombro nos mantiene en vilo y, por momentos, el pánico se extiende a las bolsas de valores del mundo.

¿En qué momento el país que solía ser un referente de libertad se ha convertido en un laboratorio de autoritarismo electoral? Creo que el ataque al Capitolio instigado por el propio Trump al finalizar su primer mandato abrió el camino para lo que está sucediendo hoy.

Odio:

Él alimentó durante estos años en los que había perdido la presidencia, el odio, el resentimiento y la ira de los americanos que carecían de los medios necesarios durante la economía manejada con Biden.

Y su constante proselitismo, recorriendo el país entero para soliviantarlo, dio resultado. Ganó por abrumadora mayoría. Presidencia y Congreso, adueñándose “limpiamente” del país. Demócratas y republicanos se rindieron a sus pies.

La historia recordará esta época no solo por lo que Trump está haciendo, sino por lo que sus propios ciudadanos dejaron de hacer para detenerlo.

¿Qué nos depara el futuro? Aún no sabemos, pero podemos percibir a lo lejos, los oscuros nubarrones que nos rodean, amenazando con un nuevo diluvio universal al mundo entero. Dios nos asista. — Mérida, Yucatán.

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