Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Rememorar el legado de María Altagracia Pérez Pintado, viuda de Marranzini o simplemente “Mary”, (como se le conocía), es evocar una vida ligada a la vocación de servicio y la ayuda desinteresada a los más necesitados, impulsada por su propia experiencia cuando una enfermedad tocó a su puerta.
El que su hijo mayor, Celso Marranzini, contrajera poliomielitis a los cuatro años y presentara dificultades para caminar, la confrontó con una realidad: la falta de especialización en rehabilitación en el país.
Tener que ir al extranjero para que su hijo recibiera los cuidados necesarios, la motivó a crear la Asociación Dominicana de Rehabilitación Inc. (ADR), en 1963, institución que hoy cuenta con 61 años de servicio y más de 22 millones de asistencias a pacientes, y de la cual fue presidenta desde su fundación hasta el pasado jueves, día en que falleció a los 98 años.
Todo comenzó a través de “Niños lisiados” del Club Rotario, hasta que en 1963 una epidemia de polio en el país que afectó a más de 300 niños, fue el detonante para la organización de los servicios de rehabilitación en un local del Partido Dominicano en la avenida Duarte y con la cooperación de terapistas que se encontraban en el país, el gobierno y la comunidad.
Luego incorporó con el tiempo más servicios como el de educación especial para niños con discapacidad intelectual.
“Aunque soy yo la que más suena como persona que ha dado impulso a la rehabilitación, son muchas las personas de buena voluntad conscientes de servir a sus semejantes y al país que trabajan a mi lado, mis intenciones pueden haber sido las más nobles, pero sin el apoyo de tantas personas, la rehabilitación no hubiese sido posible”, confesó en una entrevista para El Nacional en 1996.
Doña Mary estaba convencida de que las discapacidades físicas, no eran un impedimento “para progresar, ser eficiente y servir”, sino más bien un estímulo para brindar un buen servicio a quienes lo necesitaran, según declaró en entrevista para El Día, en 2018.
Se graduó de secretaria ejecutiva en 1945 en el Instituto Greg, una profesión que ejerció por solo 18 meses y de la cual nació su vocación voluntaria mística de servicio y entrega hacia los demás.
La caracterizaba su hablar pausado y la paz y tranquilidad que la envolvía. Una mujer afable de trato cercano con sus colaboradores, a quienes siempre saludaba con besos, abrazos y una sonrisa cálida.
Nació en Santo Domingo, República Dominicana, el 20 de septiembre de 1926, fruto del matrimonio entre Celso Pérez y Carmen Pintado.
Se casó con Constantino Marranzini, procreando una familia de cuatro hijos Celso José, Constantino, Alfredo y Andrés, abuela de 14 nietos y bisabuela de 28.
Méritos
Fue galardonada “Jefe del Año 1988”, por la Asociación Dominicana de Secretarias (Asodec).
En junio de 2014 la Alcaldía del Distrito Nacional rotuló un tramo de la calle San Francisco, en el sector Miraflores con su nombre, medida aprobada por el Senado de la República, mediante la ley 154-13.
En noviembre de 2014, el Senado le entregó un reconocimiento con motivo del 50 aniversario de la ADR, por sus aportes en favor de los más necesitados en el área de la rehabilitación, así como a personas con discapacidad física y mental, pergamino entregado por la entonces presidenta de la cámara alta, Cristina Lizardo.
Asimismo, fue reconocida con el Premio Pepín Corripio a la trayectoria en 2016.
Igualmente, en su trayectoria recibió múltiples distinciones y reconocimientos por el Gobierno dominicano, entidades locales e internacionales.
Entre estas se pueden contar “Orden San Silvestre Papa”, otorgada por Juan Pablo II; “Medalla al Mérito Militense”, otorgada por la Orden Soberana y Militar de Malta; “Orden Duarte, Sánchez y Mella”, otorgada por el Poder Ejecutivo de la República Dominicana; premio “Paul Harris” , Rotary International; “Munícipe Distinguida de la ciudad de Santo Domingo, Primada de América” ; “Ciudadana Honoraria de Dallas, Texas”; “Doctor of Humanities Honoris Causa” de la Universidad de Puerto Rico y Doctorado “Honoris Causa” de la Universidad Mundial Dominicana.
Agregar Comentario