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Moody’s reduce la calificación crediticia de EE.UU., perdiendo su última triple A de renombre

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La principal economía mundial ha perdido la máxima calificación crediticia por parte de las tres principales agencias especializadas: Standard & Poor's, Fitch y, desde este viernes, Moody's.

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Estados Unidos ya no es ejemplo de solidez financiera. La principal economía mundial ha perdido la máxima calificación crediticia por parte de las tres principales agencias especializadas: Standard & Poor’s, Fitch y, desde este viernes, Moody’s. El alto déficit público y la trayectoria insostenible de la deuda penalizan la nota de la deuda del Tesoro estadounidense en un modelo en que su papel como refugio seguro también ha sido puesto en duda por la caótica política económica y comercial de su presidente, Donald Trump.

Moody’s ha rebajado la calificación de emisor a largo plazo y la calificación senior no garantizada del Gobierno de Estados Unidos de Aaa a Aa1 y ha cambiado la perspectiva de negativa a estable. “Esta rebaja de un escalón en nuestra escala de 21 niveles refleja el aumento, durante más de una década, de la deuda pública y los ratios de pago de intereses hasta niveles significativamente superiores a los de otros soberanos con calificaciones similares”, indica la agencia en un comunicado difundido este viernes.

Una menor calificación crediticia provoca que los inversores exijan tipos de interés más altos por la deuda. La pérdida por primera vez de la máxima calificación crediticia afectó a los mercados, pero habrá que ver cuál es la respuesta en esta ocasión, pues los problemas fiscales estadounidenses son de sobra conocidos.

Los analistas de la agencia señalan que las sucesivas administraciones y el Congreso de Estados Unidos no han logrado ponerse de acuerdo sobre medidas para invertir la tendencia de los grandes déficits fiscales anuales y el aumento de los costes de los intereses.

“No creemos que las propuestas fiscales que se están estudiando actualmente den lugar a reducciones significativas del gasto obligatorio y los déficits durante varios años. Durante la próxima década, esperamos déficits más elevados, ya que el gasto en prestaciones sociales aumentará, mientras que los ingresos públicos se mantendrán prácticamente estables. A su vez, los déficits fiscales elevados y persistentes aumentarán la deuda y la carga de los intereses del Gobierno. Es probable que los resultados fiscales de Estados Unidos se deterioren en relación con su propio historial y en comparación con otros soberanos con alta calificación”, explica el comunicado.

La decisión se produce el mismo día en que una comisión de la Cámara de Representantes ha bloqueado la tramitación de una ley fiscal impulsada por Donald Trump que supondría rebajas de impuestos a costa de un fuerte aumento del déficit público. Congresistas del ala dura republicana han votado en contra del proyecto precisamente por su preocupación sobre las cuentas públicas.

Según Moody’s, la perspectiva estable que concede a la nueva calificación refleja los riesgos equilibrados. “Estados Unidos mantiene fortalezas crediticias excepcionales, como el tamaño, la resiliencia y el dinamismo de su economía y el papel del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial. Además, aunque los últimos meses se han caracterizado por un cierto grado de incertidumbre política, esperamos que Estados Unidos continúe con su larga trayectoria de política monetaria muy eficaz dirigida por una Reserva Federal independiente”, indica. Trump ha puesto en cuestión la independencia del banco central y sus presiones para una rebaja de tipos han resultado contraproducentes. La incertidumbre sobre la política económica estadounidense también es responsabilidad del presidente, que heredó de Joe Biden una economía que era la envidia del mundo.

Sin decirlo explícitamente, Moody’s confía en que el sistema de controles y contrapesos de la democracia estadounidense resista la deriva autoritaria de Trump. “La perspectiva estable también tiene en cuenta las características institucionales, incluida la separación constitucional de poderes entre las tres ramas del Gobierno, que contribuye a la eficacia de las políticas a lo largo del tiempo y es relativamente insensible a los acontecimientos a corto plazo. Aunque estos mecanismos institucionales pueden ponerse a prueba en ocasiones, esperamos que sigan siendo sólidos y resistentes”, argumenta.

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