Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
En los últimos días, al amanecer como de costumbre, revisaba los principales medios digitales del país y navegaba en las turbulentas redes, me impactó un cartel cuyo contenido es para lastimar la conciencia de cualquier persona con empatía. El mismo decía: “LA PRINCIPAL CAUSA DE MUERTE INFANTIL EN EL MUNDO ES ISRAEL”, lo que además de conmocionar mi conciencia, me impulsó a investigar.
Inmediatamente, busqué las estadísticas de la mayor tragedia del siglo, la pandemia del COVID 19, declarada oficialmente el 30 de enero de 2020 y finalizada el 5 de mayo de 2023, que dejó 4.4 millones de fallecidos en todo el mundo en tres años, tres meses y seis días, equivalente a 39 meses y seis días.
De esa cifra, 17,400 (0.004%), unas cuatro décimas de un uno por ciento, eran menores de 0 a 18 años, de los cuales 8,178 (47%) no superaban los nueve años.
Esos 8,178 niños murieron durante la pandemia a un ritmo de 2,736 niños por año, 210 por mes, 48 por semana y 7 por día, algo que ofende la sensibilidad.
Sin embargo, en un año y siete meses, los sionistas israelíes han asesinado a 61,709 palestinos, de los cuales 17,492 (28%) son niños, sin contar los más de 8,663 heridos y mutilados, y los 14,222 desaparecidos por los bombardeos sistemáticos de sus tropas militares contra la población civil de esa zona de Palestina.
Si hacemos la misma ecuación, obtenemos la cifra escalofriante de 1,368 muertos por mes, 326 por semana y 46 por día, sin contar heridos, mutilados y desaparecidos; una verdadera tragedia.
A eso debemos añadir otros elementos que complican la vida de la infancia en la franja de Gaza, como que el 87% de las escuelas y todas las universidades fueron dañadas o destruidas y el 84% de los centros de salud corrieron la misma suerte.
Como se puede comprobar, en menos de la mitad del tiempo que duró la pandemia, el sionismo israelí ha asesinado, en un solo lugar, más del doble de niños que fallecieron en ella, bajo el silencio cómplice de la mayoría de la comunidad internacional.
Por eso, calificar a Israel como la mayor causa de muerte infantil en el mundo resulta poco, ante la barbarie y exterminio de la niñez palestina.
Estoy convencido de que no hay ni habrá Dios que perdone tal barbarie.
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