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Si bien no puede compararse con la de países de la región como México, Argentina y Brasil, con una larga historia de desarrollo y que concentran más del 80% de la producción cinematográfica regional, la industria del cine dominicana ya se ha hecho notar en sus primeros pasos.
Informes del sector señalan que solo en el año 2023 la inversión en producciones cinematográficas superó los 12 mil millones, habiéndose rodado en ese año más de 120 producciones, 45 de ellas extranjeras.
Pero lo más importante es que la industria ha generado más de 25,000 empleos, de los cuales el 55% son ocupados por mujeres y 45% hombres, a través de proveedores de servicios que en un 88% corresponden a pequeñas y medianas empresas.
Así, esta industria ha impulsado la creación de más de 375 nuevas empresas de servicios y productoras.
A pesar de su reciente trayectoria, ya tiene méritos que exhibir.
República Dominicana se convirtió en el único país de Latinoamérica con una película nacional en el top 10 más taquillero, según la lista de los diez filmes líderes en venta de taquillas exhibidos en cines dominicanos durante el año 2023, incluidos en el ranking mundial del Observatorio Audiovisual Europeo. La película que recibió el mérito es Malos Padres, dirigida y producida por José Ramón Alama.
El desarrollo de la industria cinematográfica en el país ha sido impulsado por incentivos fiscales y el desarrollo de infraestructura, lo que ha atraído a inversionistas extranjeros que buscan mercados donde reducir costos y aumentar la rentabilidad.
Las empresas que invierten en la industria cinematográfica en el país pueden beneficiarse de exenciones del ITBIS y del Impuesto sobre la Renta, y se ofrece un crédito fiscal transferible equivalente al 25% de los gastos realizados en la producción de películas, sujeto a ciertos requisitos.
Pero el escenario acaba de oscurecerse con una amenaza que podría perjudicar a la industria: la intención del expresidente Donald Trump de imponer un arancel del 100% a la entrada de películas extranjeras a Estados Unidos, lo cual podría desincentivar las inversiones extranjeras, especialmente las estadounidenses, en la industria cinematográfica local.
Aunque el exmandatario estadounidense dijo que autorizó al Departamento de Comercio y a la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. para que implementen de inmediato dicho arancel, todavía estamos frente a una intención y antes de que se convierta en realidad el país debe hacerse sentir, a través de las negociaciones bilaterales sobre aranceles ya iniciadas con Estados Unidos, para que la inversión extranjera, incluida la estadounidense, siga considerando a República Dominicana como un destino atractivo para el desarrollo de la industria del cine.
Hemos pasado de ser simples observadores a productores de cine y debemos eliminar todos los obstáculos que se presenten para que el país siga trabajando bien el guion que despierte la visión del aficionado, cambie su forma de ver las cosas y lo haga aprender hasta del dolor.
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