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El exsenador demócrata Bob Menéndez, de Nueva Jersey, se prepara para entrar este martes en una prisión federal, donde cumplirá una pena de 11 años por aceptar sobornos en oro y efectivo, además de actuar como agente de Egipto.
El apodo de “Gold Bar Bob” ha perseguido al político incluso en los tribunales, donde su propio abogado reconoció que la condena lo ha convertido en “el hazmerreír nacional”, según informó la Associated Press.
La Institución Correccional Federal Schuylkill, ubicada a unos 190 kilómetros (118 millas) al oeste de la ciudad de Nueva York, será el destino de Menéndez, de acuerdo con documentos judiciales. Este centro penitenciario alberga a aproximadamente 1.200 reclusos y cuenta con una prisión de mediana seguridad y un campamento de mínima seguridad.
Los abogados del exsenador indicaron que, debido a la naturaleza de “cuello blanco” de sus delitos, es probable que Menéndez permanezca en el campamento de mínima seguridad.
La semana pasada, un tribunal federal de apelaciones rechazó su último intento de permanecer en libertad bajo fianza mientras busca anular su condena: “un panel de tres jueces del Segundo Circuito de Apelaciones de EE. UU. denegó su solicitud de libertad bajo fianza”. Esta decisión obliga al exsenador a ingresar en prisión mientras continúa su batalla legal.
Durante la audiencia de sentencia en enero, Menéndez se dirigió al juez con palabras que reflejaron tanto autocrítica como un intento de destacar su trayectoria pública: “Estoy lejos de ser un hombre perfecto. He cometido muchos errores y he tomado malas decisiones. He hecho mucho más bien que mal”. En ese momento, el político también solicitó clemencia, aunque el tribunal no accedió a su petición.
En el ámbito político, Menéndez ha buscado acercarse al expresidente Donald Trump, alineándose con las críticas del republicano hacia el sistema judicial, especialmente en la ciudad de Nueva York.
Tras su sentencia, declaró a la prensa: “Este proceso es político y está corrompido hasta la médula. Espero que el presidente Trump sane este pozo negro y restaure la integridad del sistema”. El exsenador ha manifestado su esperanza de obtener un indulto presidencial, en sintonía con la retórica de Trump sobre la supuesta politización de la justicia.
El martes, Menéndez publicó mensajes en la red social X, que luego borró, en los que criticó a los fiscales por actuar con motivaciones políticas y oponerse a sus posturas en política exterior. Además, elogió a Trump por “estar por encima de la ley”. Estas declaraciones reflejan la estrategia del exsenador de presentarse como víctima de una persecución política, en un contexto de creciente polarización en el país.
La caída de Menéndez se precipitó el año pasado, cuando fue hallado culpable de vender su influencia a cambio de sobornos.
Agentes del FBI encontraron en su domicilio 480.000 dólares en efectivo, parte de ellos escondidos en botas y bolsillos de chaquetas, junto con lingotes de oro valorados en 150.000 dólares y un automóvil descapotable de lujo en el garaje.
Los fiscales argumentaron que, a cambio de estos pagos, Menéndez realizó favores corruptos a empresarios de Nueva Jersey, como protegerlos de investigaciones criminales, facilitar acuerdos comerciales con potencias extranjeras y reunirse con funcionarios de inteligencia egipcios antes de ayudar a Egipto a acceder a 300 millones de dólares en ayuda militar estadounidense.
El papel de Menéndez como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado le otorgó una posición clave en la política exterior de Estados Unidos. Tras su condena, renunció a su escaño en el Senado un mes después, poniendo fin a una carrera que comenzó en 2006 y que incluyó décadas de servicio público.
Junto a él, dos empresarios también fueron sentenciados el año pasado por su participación en la trama de sobornos. La esposa del exsenador, Nadine Menéndez, fue hallada culpable en abril de colaborar con su esposo para aceptar sobornos de los empresarios. Su sentencia está programada para el 11 de septiembre.El FBI halló en su domicilio 480.000 dólares en efectivo, parte de ellos escondidos en botas y bolsillos de chaquetas, junto con lingotes de oro valorados en 150.000 dólares y un automóvil descapotable de lujo en el garaje. REUTERS/Elizabeth Frantz
Durante el proceso judicial, los abogados de Menéndez intentaron destacar el origen humilde del exsenador, hijo de inmigrantes cubanos que, según describieron, “emergió de la pobreza para convertirse en ‘el epítome del sueño americano'”, pasando de alcalde de Union City, Nueva Jersey, a ocupar un escaño en el Congreso durante décadas.
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