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La administración Trump, así como el sector algodonero y textil estadounidense, ha manifestado su disposición a respaldar las manufacturas textiles de las zonas francas de República Dominicana y de otros países del hemisferio, privilegiando el apoyo mutuo en vez de la competencia.
Esto coincide con declaraciones recientes del presidente Donald Trump, donde afirma que el interés de Estados Unidos no es competir con el tipo de manufacturas que producen las zonas francas dominicanas y otros países de la región.
“Para ser franco, Estados Unidos no busca fabricar camisetas ni calcetines”, declaró Trump.
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Por su parte, las principales empresas que representan la industria textil estadounidense, así como la cadena de cultivo y producción de algodón, enviaron una carta al presidente Trump el 25 de abril, en la que le solicitan que restablezca el trato libre de impuestos para productos textiles y prendas de vestir que cumplan con las reglas del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-Cafta).
“Todos los segmentos de nuestras industrias, desde los agricultores hasta los fabricantes textiles, apoyan firmemente el comercio calificado libre de impuestos para productos textiles y prendas de vestir bajo el Cafta-DR, un mercado de exportación crítico para nuestras industrias, que respalda los empleos estadounidenses y nuestras comunidades”, expresa la carta.
Explica que los fabricantes textiles estadounidenses exportan componentes textiles de alta calidad por miles de millones de dólares en forma de fibras, hilos y telas a la región del Cafta-DR, para su ensamblaje en prendas de vestir y artículos textiles para el hogar, que posteriormente se reexportan a Estados Unidos para su consumo final.
“Esta cadena integrada de coproducción de textiles y prendas de vestir generó 11,300 millones de dólares en comercio bilateral en 2024 y contribuye a los casi 500,000 trabajadores estadounidenses empleados directamente por el sector textil nacional”, añade.
Además, plantea que el régimen de franquicia arancelaria para las exportaciones de algodón y textiles estadounidenses a la región del Cafta-DR y las importaciones de productos textiles y prendas de vestir terminados procedentes de los países del Cafta-DR, ha impulsado el desarrollo y el crecimiento de ese valioso mercado, tanto para los productores de algodón como para fabricantes textiles estadounidenses durante los últimos 20 años.
Advierte que el arancel recíproco del 10 % a las importaciones de los países del Cafta-DR amenaza a nuestra industria textil estadounidense, a los agricultores estadounidenses y a los millones de empleos que sostienen la plataforma de producción textil y de confección del hemisferio occidental.
Esta intención del sector privado de sumar, no interferir en la producción textil de las zonas francas dominicanas y la postura del presidente Trump de que Estados Unidos no busca fabricar lo que se hace en nuestras zonas francas constituyen buenos augurios sobre el trato que recibirá el país en las negociaciones en curso.
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