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CHINCOTEAGUE, Virginia — Cuando Azania Lane-Majestic llegó a la playa con su familia, su inicial entusiasmo se transformó en preocupación. No había salvavidas a la vista, a pesar del fuerte oleaje.
Tomó a su hija de 8 años de la mano cada vez que entraban al agua. Y, por si acaso, buscó en internet cómo detectar y escapar de corrientes peligrosas que pueden arrastrar rápidamente a los nadadores a mar abierto.
“La presencia de los salvavidas brinda un nivel extra de seguridad”, dijo Lane-Majestic, quien vive en Pittsburgh. “Ellos son un par de ojos adicionales muy importantes”.
Justo en los días en que multitudes de turistas visitan los parques nacionales para disfrutar del verano, algunas playas del National Park Service (el Servicio Nacional de Parques) están reduciendo los horarios de guardia de salvavidas.
Algunas todavía están tratando de contratar personal. Y al menos en algunas de las más concurridas dentro de los parques federales, está permitido nadar, aunque no haya ningún salvavidas.
El motivo: salta a la vista que la administración Trump recortó puestos de trabajo, ofreció indemnizaciones a los empleados y congeló las contrataciones en el National Park Service. Legisladores estatales y locales, y grupos de defensa, afirman que estas medidas han generado situaciones de riesgo.
El National Park Service se negó a responder preguntas específicas sobre esta situación con el argumento de que se trata de un tema administrativo interno, relacionado con su política de recursos humanos.
Hacia finales de mayo, menos de la mitad de los 7.700 puestos de trabajo temporales de los parques federales, como los de salvavidas, habían sido cubiertos, según informó Bill Wade, director ejecutivo de la Association of National Park Rangers (ANPR), una organización sin fines de lucro que agrupa a guardaparques, técnicos y otros trabajadores de estos parques. La ANPR ha hecho esfuerzos para que los empleados despedidos sean reincorporados.
Algunas de las playas más populares del país son administradas por el National Park Service, que en febrero perdió alrededor de 1.000 empleados a causa de los despidos ejecutados por el Department of Government Efficiency (DOGE), una entidad creada por una orden ejecutiva del presidente Trump que fue supervisada hasta mayo por el multimillonario Elon Musk.
Se calcula que unos 2.500 empleados permanentes del servicio de parques — aproximadamente el 13% de su fuerza laboral total — también aceptaron las indemnizaciones o las jubilaciones anticipadas ofrecidas por la administración en su propósito de reducir el tamaño del gobierno federal.
El congelamiento de los contratos temporales también retrasó la contratación de salvavidas, explicó Wade.
Pero el National Park Service no está brindando ningún tipo de información sobre el impacto que tiene la reducción del empleo y la falta de personal en los servicios de salvavidas.
“Les ordenaron no dar ningún tipo de información a nadie, porque lo consideran un asunto laboral interno”, dijo Wade, de la ANPR. “Podemos suponer que en algunos lugares y en ciertas zonas habrá escasez de salvavidas, sobre todo porque hay muchos parques nacionales con agua”.
Una de las playas afectadas es Great Kills Park, en Staten Island, Nueva York, que tendrá un equipo de salvavidas, pero solo los sábados y domingos. En años anteriores, el servicio estaba disponible de jueves a domingo, según informa la página oficial de National Park Service.
El representante Frank Pallone (demócrata por Nueva Jersey), advirtió que también podría estar en riesgo la seguridad de los bañistas en Sandy Hook, una península costera de 6 millas de longitud que actúa como barrera natural, ubicada en el Área Recreativa Nacional Gateway, en Nueva Jersey.
Pallone envió una carta el 9 de junio al secretario del Departamento del Interior, Doug Burgum, exigiendo respuestas. El área se negó a comentar la carta, pero dijo que la escasez de salvavidas es un problema nacional, incluso fuera de los parques públicos.
“En el National Park Service esperamos que el número de nuestro personal de salvavidas aumente a medida que avance el verano”, dijo la vocera del departamento, J. Elizabeth Peace. “Agradecemos la comprensión y la colaboración del público mientras trabajamos para garantizar una experiencia segura y agradable para todos”.
Peace también destacó que es importante que el público aprenda a reconocer peligros como las corrientes y que comprendan que nadar en el océano no es igual que hacerlo en una piscina o en un lago.
Pallone dijo que la falta de información sobre la situación de los salvavidas está impidiendo al Congreso supervise si se puede visitar Sandy Hook con seguridad.
“Esto es una cuestión de vida o muerte”, dijo Pallone en una entrevista. “La gente se baña de todos modos, aunque no haya salvavidas. Hay corrientes peligrosas. Hay falta de transparencia. El objetivo de la carta es averiguar qué está ocurriendo”.
Cada año, alrededor de 4.000 personas mueren ahogadas en Estados Unidos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). La muerte por ahogamiento es la segunda causa de muerte por lesiones accidentales en niños de entre 5 y 14 años.
Entre el 50% y el 75% de los ahogamientos ocurren en aguas abiertas como océanos, lagos y ríos. Algunas estimaciones indican que la probabilidad de ahogarse en una playa con salvavidas es inferior a 1 en 18 millones, según los CDC.
El impacto de las medidas del gobierno sobre los salvavidas de los parques nacionales preocupa a la United States Life Saving Association, una organización sin fines de lucro que agrupa a socorristas de playa y rescatistas en aguas abiertas, según ha declarado B. Chris Brewster, presidente del comité nacional de certificación de la organización.
“La falta de salvavidas indudablemente causará muertes y lesiones que de otro modo podrían prevenirse”, expresó en un correo electrónico.
Los recortes en el National Park Service se producen en medio de una escasez generalizada de salvavidas a nivel nacional, lo que representa un riesgo para quienes se bañan en playas y piscinas. Aproximadamente un tercio de las 309.000 piscinas públicas de todo el país permanecieron cerradas o abrieron esporádicamente el año pasado debido a la falta de personal, según la American Lifeguard Association.
La falta de equipos de salvavidas también está afectando a la popular playa de Chincoteague, justo cuando comienza la temporada alta. La playa es famosa por sus caballos salvajes que pueden verse vagando libremente por Assateague Island National Seashore, una isla de barrera de más de 37 millas frente a las costas de Maryland y Virginia.
La entrada sur de Assateague, que está en Virginia, forma parte de un refugio nacional de vida silvestre. La entrada norte está en Maryland. El National Park Service administra la mayor parte del distrito de Maryland y la playa recreativa dentro del refugio de Chincoteague.
Recientemente, no había salvavidas de guardia en ninguna de las playas de Assateague Island.
El año pasado, los salvavidas garantizaron decenas de rescates. En cambio, este año, dicen el alcalde de Chincoteague y publicaciones de grupos locales en Facebook, el 10 de junio un niño de 4 años fue rescatado entre el fuerte oleaje por un bañista.
La alcaldesa de Chincoteague, Denise Bowden, dijo que le han dado diversas razones para justificar la falta de salvavidas, entre ellas la falta de recursos para contratarlos y el congelamiento del presupuesto federal. Le preocupa que los servicios de emergencia locales se vean desbordados por tener que responder ante situaciones con bañistas, que normalmente serían resueltas por los salvavidas.
“Es un juego político, y están jugando con la vida de las personas. No lo puedo tolerar”, manifestó Bowden.
La falta de salvavidas también podría significar un golpe económico para la zona si los visitantes dejan de ir, especialmente las familias con niños pequeños.
En el camino a la playa del lado de Virginia, un cartel electrónico advertía sobre la ausencia de salvavidas, al igual que varios anuncios colocados en la arena. Varios visitantes dijeron que no se habían enterado de la situación hasta que llegaron a la playa.
Lizzie Dattilio, de Hagerstown, Maryland, lleva años viniendo a la zona y valora mucho la presencia de salvavidas, que han protegido a sus cuatro hijos, de 10, 7, 5 y 3 años, según contó. Le sorprendió que las grandes torres blancas donde suelen estar sentados los salvavidas hayan desaparecido.
“No sabíamos que no había salvavidas”, comentó mientras observaba a sus hijos correr hacia el mar. “Es una locura”.
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