Entretenimiento

Manipulación mediática

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El impacto de la usurpación periodística va más allá de la simple distorsión de hechos.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La usurpación de roles en el periodismo dominicano constituye una seria amenaza a la libertad de prensa y a la veracidad de la información, y al parecer, a nadie le importa.

Todo indica que a nadie le preocupa tampoco que cuando individuos sin formación, ética ni las credenciales apropiadas se involucran en tareas periodísticas, se comprometen la veracidad, la responsabilidad y la protección de los derechos de la ciudadanía.

Este fenómeno, que puede ocurrir a través de “influencers”, “comunicadores”, “pica pica”, figuras públicas sin experiencia o incluso actores políticos que asumen roles periodísticos sin respaldo profesional, desfigura la realidad y promueve la desinformación. Pero esa plaga no parece inquietar a nadie.

La falta de ética y rigor en estos casos puede generar noticias falsas, manipulación y confusión en la población, socavando la confianza en los medios tradicionales y en la información verificada.

Pero el festejo continúa. El impacto de la usurpación periodística va más allá de la simple distorsión de hechos. Nos encontramos ante una industria del chantaje periodístico que ha creado y sigue creando “monstruos sagrados” en radio y televisión y todo marcha sobre ruedas.

Al invadir funciones que requieren formación y ética, se vulnera la labor de los periodistas profesionales, quienes dedican años de estudio y experiencia para asegurar una información veraz y responsable.

Esto también perjudica la protección de los derechos humanos, ya que la información manipulada puede ser utilizada para fines políticos, económicos o ideológicos que dañen a la sociedad.

Asimismo, la usurpación puede poner en peligro la seguridad de los propios periodistas, al generar un ambiente donde la responsabilidad y la ética no están claras, facilitando la propagación de noticias falsas y la desinformación.

La confusión entre quienes ejercen el periodismo profesionalmente y quienes no, también dificulta la fiscalización y el control de la calidad informativa.

Para abordar este problema, es crucial fortalecer las instituciones que regulan el ejercicio periodístico, fomentar la formación ética y técnica y concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de consumir información verificada.

En resumen, la usurpación en el ejercicio periodístico en RD no solo degrada la profesión, sino que también pone en riesgo la democracia y el derecho de la ciudadanía a acceder a información veraz.

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